La tecnología crea más trabajos (pero son más difíciles de cubrir)
Un estudio de Deloitte muestra que la oferta laboral crece vertiginosamente desde 2017, pese a la creencia popular de que la tecnología elimina puestos
Desde que la inteligencia artificial, el internet de las cosas y la automatización dejaron de ser musas de la ciencia ficción, las nuevas tecnologías han pasado a ser sinónimo de paro. Los pronósticos menos optimistas dicen que no falta mucho para que las máquinas retiren a los humanos de sus puestos de trabajo, pero una nueva investigación prueba lo contrario: la tecnología sí creará trabajos, solo que serán más difíciles de cubrir.
«En realidad se están creando más empleos», asegura la principal firma de servicios profesionales del mundo, Deloitte, que firma el estudio con The Manufacturing Institute. La investigación concluye que desde mediados de 2017 las ofertas de empleo han crecido a una tasa de dos dígitos, y que se acercan al máximo histórico registrado en 2001. Y advierte de que el peligro no es el paro, sino la brecha de las habilidades de los empleados.
«Los resultados parecen resaltar una brecha cada vez mayor entre los trabajos que deben llenarse y el grupo de talentos capacitados que pueden llenarlos», dice el sumario del estudio. Esta brecha, avisa Deloitte, puede dejar aproximadamente 2,4 millones de puestos vacantes antes de 2028 en EEUU, con un impacto económico potencial de 2,5 billones de dólares (unos 2,2 billones de euros… y hablamos de billones en castellano).
¿Por qué la brecha de habilidades será un problema? Porque «las posiciones relacionadas con el talento digital, la producción calificada y los gerentes operativos pueden ser tres veces más difíciles de cubrir en los próximos tres años». ¿Cómo se puede solucionar? La única salida a un paro masivo durante la próxima década es la formación digital desde las mismas empresas, afirman los investigadores.
El 50% de los trabajadores de EEUU adopta la automatización
A las empresas les toma una media de dos meses cubrir los puestos de trabajadores calificados, y cuatro meses los dirigidos a ingenieros, investigadores y científicos. Estas cifras sirven para ilustrar cómo, en este volátil episodio de transformación industrial, los trabajos de fabricación manual que empiezan a desaparecer no consiguen relevarse con trabajadores preparados para controlar las nuevas tecnologías.
El salto a la cuarta revolución industrial ya trae retos de gran envergadura. Algunos son circunstanciales, como la jubilación de la generación de los baby boomers (que, como su nombre indica, fueron resultado de una explosión de natalidad). Otros tienen que ver estrictamente con la formación, como el cambio de habilidades debido a la introducción de tecnologías avanzadas y el auge de la robótica.
Los autores del estudio creen que las habilidades digitales deben empezar a asociarse con las habilidades humanas. Cinco de cada 10 trabajadores de fábricas en EEUU dicen que ya han adoptado la automatización, por lo que las habilidades que necesitan obtener tienen que ver con el pensamiento crítico, la programación y el mundo digital.
Para evitar un 2028 en el que el paro provocado por la brecha de habilidades sea insostenible, recomiendan a los empresarios aumentar los salarios para atraer más trabajadores, ser más flexibles en los procesos de contratación, premiar el potencial más que la experiencia de sus candidatos, externalizar algunas tareas y crear más plataformas de formación digital.