Por qué no debes comer estos helados (por salud y por calor)
En España, las ventas de helados se disparan en verano, pero además de perjudiciales para la salud, ¿realmente ayudan a refrescar el cuerpo?
Con el verano se disparan las ventas de helados. Lo confirmó en 2018 la cadena americana McDonald’s –la empresa que más helados vende en España– cuando, en plena ola de calor a inicios de agosto, la venta de este producto se disparó casi un 7% en territorio español, donde es casi incuestionable el binomio calor-helado.
Poco enterados están muchos consumidores españoles de que, para hacer frente al calor, los productos fríos (y extremadamente grasosos, como el que nos ocupa) son de los menos recomendados por los científicos, que más bien aconsejan las bebidas calientes y los alimentos picantes para refrescar el cuerpo.
Sucede que el termostato de los humanos está regulado a unos 37 grados, por lo que consumir productos fríos poco hace para alterar la sensación de calor. Más bien, en muchos casos, el proceso metabólico para regular la temperatura después de una bebida extremadamente fría, por ejemplo, termina por calentar más el cuerpo.
No es casualidad que en algunas de las zonas más calientes de la India el té hirviendo sea una de las bebidas predilectas de los locales. ¿Por qué? «Está caliente y por lo tanto te hace sudar, dando un efecto de enfriamiento al cuerpo. Nuestro sistema de enfriamiento se activa y reacciona al té caliente que consume», explica India Today.
En todo caso, hay razones de sobra para evitar el helado en verano, aunque socialmente se haya construido con tremendo éxito la percepción de que este dulce gélido es propio de la estación cálida y enemigo del invierno. Si tener más calor no una preocupación, tal vez sí lo sea lo nocivos que son algunos de estos productos para la salud.
El mito del helado poco grasoso
La primera mala noticia para los amantes de los helados es que, para ser considerados cremosos, estos productos lácteos deben tener un mínimo del 8% de grasa. Si a ello añadimos la gran cantidad de azúcar que tienen la mayoría de los helados, se puede concluir que el valor nutricional de estos es prácticamente nulo.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó al inicio del verano de este año un análisis de más de 100 helados que se venden en los supermercados españoles para determinar cuáles son más grasosos, tienen más azúcar y tiran de ingredientes perjudiciales, calificando como peores a grandes estrellas del congelador.
El que peor parado salió fue el Pulgar, un minicono de Auchan que se compone de leche y chocolate, y que tiene 16 gramos de grasa por cada 100 de producto, 31 de azúcares, manteca de cacao y grasas vegetales de palma. El Kalise Soul fue el segundo peor, con 19 gramos de grasas y 25 de azúcares por cada 100 de producto.
El helado Mini Double Chocolate de Frigo-Magnum, uno de los más grasosos
Frigo-Magnum, una de las marcas más populares, no salió ilesa del estudio. Dos de sus helados están en el top 5 de los más dañinos: el Mini Double Chocolate (con 22 gramos de grasas y 30 de azúcares por cada 100) y el After Dinner Frac (con 23 gramos de grasas y 29 de azúcares).
El Mini White de Carrefour completa la lista de los cinco peores, con 22 gramos de grasas, 15 de grasas saturadas y 29 de azúcares. Pero, si se ordenan por los que más engordan, entran otros helados famosos a escena, encabezados por el Cornetto XXL Chocolate de Frigo, que tiene 384 kilocalorías (Kcal)… ¡por unidad!
El Corneto XXL (no el de chocolate) no anda lejos, con 380 Kcal. Otros grandes acumuladores de calorías son el Negriton (331 Kcal), el Maxibon Cookie (319 Kcal), el Magnum de almendras (285 Kcal) y el Magnum Double Chocolate (283 Kcal), por mencionar algunos. Uno de los menos calóricos es el Frigo Chuches (34 Kcal), que es de agua.
Trazabilidad en los helados
Por tipos de helados, según los científicos, los más nocivos son los de crema, que contienen como mínimo un 8% de grasa y un 2,5% de proteína, ambos de origen lácteo. Los helados de leche tienen un 2,5% de grasa, mínimo, un 6% de extracto seco magro lácteo (el total de los sólidos de la leche menos la materia grasa).
Hay que tener cuidado también con la trazabilidad. Cada vez hay más helados en los supermercados que dicen ser sin gluten o aptos para veganos o vegetarianos, pero a inicios de año la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición advirtió de que hay helados con la presencia no declarada de proteínas de leche.
El helado Bon Ice Dark que se vende en comunidades como Madrid, Andalucía y Valencia, es un helado de crema de vainilla recubierto de chocolate que, aunque no declara contener proteínas de leche, sí que las tiende, algo que Sanidad considera alarmante de cara a los consumidores alérgicos o con dietas alternativas.
Sanidad también alertó de que la copa de sorbete de limón de los supermercados La Sirena tenía proteína de leche no declarada, al igual que el sorbete de horchata de la compañía, y que la copa de vainilla y chocolate de la misma cadena llevaba proteína de clara de huevo, al igual que la tarrina de panacota de frambuesa. (La empresa afirma que estos ingredientes ahora sí están recogidos en la etiqueta y asegura que el error fue una incidencia).
Los consumidores que intentan evitar el aceite de palma a toda costa (por sus demostradas cualidades perjudiciales) no deberían comprar el Cornetto clásico de Frigo, algunos productos de Ben and Jerry’s, el Caramel Biscuit Cream de Haagen Dazz o el Maxibon de Nestlé.
El helado Cornetto clásico, de Frigo
Los helados calientan más el cuerpo
Vamos, que todos sabemos que el helado es delicioso y que de vez en cuando no viene nada mal, pero convertirle en un gusto periódico puede ser muy dañino para la salud. E, insistiendo en lo contraproducente que consumirlo en el verano con el objetivo de refrescarse, os damos otro dato: India es el país que menos helados consume en el mundo.
Sus habitantes conocen la ciencia o tiran de una experiencia que no falla. Les apoya el científico de comida de la Universidad Estatal de Washington, Barry Swanson, que en 2013 dijo a la revista Time: «Las comidas que contienen más grasa, proteína y carbohidratos (como los helados) usualmente calientan más el cuerpo al digerirlas».
La pura diferencia de temperatura que genera el comer un helado «da una sensación de enfriamiento», afirmó Swanson, «pero cuando el cuerpo lo comienza a digerir, se siente cálido porque tiene que proporcionar energía para el proceso digestivo de ese producto alimenticio».
«La grasa es conocida por moverse lentamente a través del sistema digestivo, por lo que se necesita más energía para digerir la grasa del helado. Cada vez que se pone más energía en el sistema, ya sea por digestión o levantamiento de pesas, su cuerpo tiene tendencia a calentarse», concluyó.
Ahora, a comer una sopa picante para sobrevivir otra jornada de verano intenso. En serio.