¿Por qué el nuevo iPhone podría costar más de 1.000 euros?
La recarga inalámbrica de los nuevos iPhone afectará al sistema de control térmico. Para solventarlo, Apple verá incrementados los costes de producción
Apple afronta un año repleto de novedades en su producto estrella. Como ya es costumbre, en otoño la compañía presentará el nuevo iPhone (8) y dos versiones adicionales, con mejoras incorporadas, del iPhone 7 y el iPhone 7 Plus. Sin embargo, el octavo modelo de la saga habrá de resolver antes de su lanzamiento un importante desafío técnico.
Quizá la novedad más esperada para este año –y que previsiblemente se implementará en los tres nuevos dispositivos que salgan al mercado– es la opción de carga inalámbrica en los teléfonos. Además, de acuerdo a un informe de KGI Securities, todos ellos contarán también con un revestimiento de cristal, diferente al utilizado hasta ahora, de metal.
Estas dos novedades «perjudicarán el funcionamiento del sistema térmico» de los teléfonos, según el informe firmado por el analista Ming-Chi Kuo. Esto es, en ciertos casos, podría causar problemas de sobrecalentamiento en el iPhone. «El sistema térmico resulta menos eficiente con el revestimiento de cristal, comparado con el de metal», apunta el escrito.
Para paliar esta incidencia, Apple probablemente habrá de añadir una lámina de grafito aislante al nuevo iPhone 8, señala Kuo. Este añadido, junto con otras novedades técnicas, podría incrementar hasta un 50% el precio que la multinacional estadounidense paga a sus proveedores por la tecnología OLED (siglas en inglés de diodo orgánico de emisión de luz).
Este incremento de los costes, previsiblemente, subirá también el precio final del nuevo iPhone, que según diversas voces podría superar los 1.000 dólares en su precio de lanzamiento en los Estados Unidos (EEUU) y rozar los 1.000 euros en Europa. ¿Demasiado incluso para el teléfono de alta gama más deseado?