Los wearables sacuden la definición de frecuencia cardíaca «normal»
Un estudio con smartwatches revela que la frecuencia cardiaca normal de un adulto sano en reposo puede variar hasta en 70 ppm entre individuos
Se considera que la frecuencia cardiaca ‘normal’ de un adulto sano, en reposo, está entre los 60 y los 100 latidos por minuto; aunque este valor puede variar dependiendo de diversos factores, como la genética, la edad o el índice de masa corporal.
Ahora una estudio con 92.000 voluntarios utilizando smartwatches con medición de la frecuencia cardiaca ha revelado que lo que se considera «normal» puede no ser tan normal, y que el arco de «normalidad» podría ser mucho más amplio.
De hecho, investigadores del Scripps Research Translational Institute en La Jolla, California, han expresado su sorpresa tras analizar los resultados de su estudio y comprobar «cuán diferente es el promedio de la frecuencia cardiaca en reposo para diferentes personas, y al a vez cuán estable puede ser el ritmo cardíaco en reposo de un individuo a lo largo del tiempo», dicen los investigadores en Live Science.
Esas diferencias con las que se encontraron los investigadores resultaron ser «inesperadamente amplias» al encontrase con ritmos cardíacos en reposo tan bajos como 40 ppm y tan altos como 109 ppm, «un rango inesperadamente amplio» que supone diferencias de hasta 70 pulsaciones por minuto (ppm.)
La duración del estudio —un año— reveló además pocas variaciones de ese valor individual en la frecuencia cardiaca en reposo «incluso entre aquellos con frecuencias cardíacas en reposo ‘extremas'». Los valores individuales rara vez fluctuaron más de un 10% o unas 10 ppm a lo largo del estudio.
Esta diferencia sobre lo que se venía considerando normal contrasta con otros estudios y con la creencia generalizada de que frecuencias cardíacas en reposo por debajo de 65 pm y por encima de 90 ppm se asociaban con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluso aunque para los médicos «una frecuencia cardíaca vista de forma aislada y comparada con el promedio proporciona muy poca información útil sobre la salud real de un individuo, a menos que esté muy fuera del rango esperado,» dicen en Live Science.
Así que, concluyen los investigadores, «incluso si no existe un ritmo cardíaco en reposo «normal» para todo el mundo, sí existe un ritmo cardíaco normal en reposo para cada individuo.»
Los wearables, aliados para la salud y el bienestar
Además se su creciente utilidad en estudios médicos con grandes cantidades de voluntarios —y de datos— los wearables se han convertido en aliados para la salud.
Según un informe elaborado por Global Web Index sobre las tendencias de uso de estos dispositivos, el 81% de quienes que utilizan wearables como pulseras de actividad y smartwatches los asocian a una mejora en su estado de salud y en su estilo de vida, según recoge un artículo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
El motivo está en su papel como «motivador para mejorar hábitos y rutinas», como contar los pasos caminados, las calorías quemadas o monitorizar los patrones del sueño.
Tanto es así que John Hancock, una de las empresas de seguros de vida más importantes de EEUU, ofrece seguros de vida «interactivos», con condiciones especiales para los beneficiarios que utilicen weables como pulseras y relojes que registren su actividad física.
De este modo dependiendo de qué datos registren los wearables —si se practican hábitos de vida saludable o no, por ejemplo— los asegurados tendrán unas u otras bonificaciones o coberturas.