Los consumidores ya no creen en Apple ni en Samsung
El estancamiento en la venta de teléfonos inteligentes obligará a los grandes fabricantes a jugar con otras fichas en el tablero. Menos 'smartphones' calcados y más innovación en otros dispositivos conectados
Las alarmas se han encendido en Wall Street. Por primera vez en la historia, las ventas de teléfonos inteligentes se han estancado. Tras casi una década de crecimiento desenfrenado, el primer trimestre de este año ha dejado un panorama muy similar al de 2015: 334,9 millones de smartphones vendidos, apenas un 0,2% más. Cifras que, según los expertos, hablan de un mercado saturado y harto de los ciclos de vida impuestos por los fabricantes.
El caso de Apple, por su posición de referente desde el lanzamiento del primer iPhone, en 2007, es paradigmático. El descenso en las ventas de su producto estrella (16% en su segundo trimestre fiscal) ha golpeado los beneficios de la multinacional de la manzana, que han caído un 23%. Eso sí, estos siguen estando muy por encima del resto: 10.500 millones en ganancias.
Pero hay otros síntomas. En China todavía se venden muchos móviles, pero no tantos como antes. ¿El motivo? La penetración en amplias capas de la población ya es muy alta y las marcas nacionales han virado hacia una estrategia cada vez más parecida a la que triunfa, en términos de resultados, en Occidente: subir los precios y apostar por la gama alta.
Entre 2013 y 2015 el precio medio (ASP, average selling price) de un smartphone en el país asiático aumentó en 50 dólares, según datos oficiales.
Nuevos modelos, mismas prestaciones
«El mercado ya no va a la misma velocidad que las grandes compañías», apunta Eric Viardot, de la escuela de negocios EADA. A diferencia de lo que ocurría hasta ahora, las nuevas versiones de las series de más éxito no superan en ventas a sus predecesoras. Algo que se ha evidenciado, en opinión de Viadot, con el dubitativo arranque en las tiendas del iPhone 6S.
En la misma línea, Javier Zamora, profesor del IESE, apunta otro de los factores clave que explican el estancamiento actual: la falta de innovaciones relevantes de los últimos modelos. «En los primeros smartphones el salto tecnológico era evidente», señala. Pero ahora la reposición de los aparatos de una misma familia «es más difícil de justificar» para los fabricantes. Por mucha inversión millonaria en marketing y grandes presentaciones retransmitidas a todo el mundo.
Así, poco a poco, el ciclo de vida de los teléfonos se va alargando. Y se acerca cada vez más al de otros dispositivos más o menos maduros, como las tabletas, con «tasas de renovación mucho más lentas» desde hace años, añade Zamora.
Otras voces, sin embargo, llaman a la calma y confirman que este cambio de tendencia no supone ninguna sorpresa. «Hasta ahora hemos disfrutado de una combinación perfecta de factores», apunta Franc Carreras, docente en ESADE y experto en negocios digitales. Esto es, la rápida evolución en las prestaciones de los dispositivos y el empuje de unos mercados emergentes que casi parecían insaciables.
Innovaciones disruptivas
Lo que sí parece claro es que las grandes marcas deberán, de ahora en adelante, cambiar ciertas cosas si quieren seguir siendo los reyes del negocio móvil. ¿Cómo lo harán? En opinión de Carreras, una solución podría estar más cerca de lo que parece. La altísima penetración de los smartphones como bien de consumo personal supone una oportunidad para los fabricantes para potenciar nuevos nichos. Especialmente en el «mundo del trabajo», señala.
«Llevamos en el bolsillo tecnología más puntera que la que nos llevó a la Luna. (…) Las funcionalidades para las compañías son múltiples». Y enumera desde la selección de candidatos a través del móvil a la gestión de aplicaciones CRM para la optimización de las relaciones con el cliente.
Sin embargo, la hipótesis más extendida es otra: si las ventas de teléfonos están cerca de tocar techo, el futuro está en el resto de aparatos conectados a la red móvil. Una línea que exigirá, eso sí, de nuevo grandes dosis de innovación, «algo realmente nuevo, disruptivo», que cambie la experiencia del usuario, señala Javier Zamora.
Las fuentes consultadas por este diario apuntan en la misma línea: wearables, relojes inteligentes, televisores conectados…El negocio del internet de las cosas traducido en nuevos y exitosos productos en las tiendas, sean virtuales o físicas. Aunque las dudas siguen ahí: «No sabemos qué será lo próximo», advierte Zamora.
Para Carreras las «oportunidades son muchas», sobre todo teniendo en cuenta los conocimientos y la experiencia adquirida a lo largo de los años por firmas como Apple, Samsung y compañía. Un cambio impuesto ante un mercado, el de la telefonía, ya saturado: «no es de esperar que se vuelva a los niveles de ventas que existían antes», sentencia.