Las carreteras “asfaltadas” con paneles solares fracasan
Después de varias pruebas piloto los resultados confirman que la idea de poner paneles solares en carriles y carreteras no es práctica, por ahora
En 2014 Scott y Julie Brusaw lanzaron una campaña de financiación colectiva con la que recaudaron más de dos millones de dólares para desarrollar su idea, bautizada como solar roadways y que consistía en ‘baldosas solares’ para enlosar suelos, incluyendo aceras y carretera, que producían electricidad aprovechando la luz del sol.
Los paneles de Solar Roadways además de producir electricidad de la luz del sol utilizan esa energía para iluminar la superficie de la vía y mantener libre de hielo y nueve en invierno. Para asegurar la resistencia y el agarre los paneles se sitúan bajo una superficie de vidrio rugoso de alta resistencia.
Además los coches eléctricos podrían utilizar la electricidad producida por las carreteras para cargarse con energía limpia.
El problema ya entonces era que básicamente Solar Roadways debía desarrollar un «tipo de vidrio que no existe», según la publicación Scientific American. El vidrio necesario «debe ser templado, autolimpiante y capaz de transmitir la luz al panel solar que hay debajo en condiciones difíciles, entre otras características.»
Precisamente la necesidad de usar vidrio templado de gran grosor y superficie rugosa reduce la radiación solar que llega hasta el panel solar situado debajo.
A la vez que este se desarrollaron otros proyectos similares. En 2015 Ámsterdam estrenó una de las primeras vías solares, 70 metros de carril bici que producía de promedio 3000 kWh, apenas la suficiente potencia como para suministrar electricidad a una vivienda. El coste fue de tres millones de dólares y ya entonces The Guardian adelantaba que el carril bici producía un 30 por ciento menos de energía en comparación con un panel solar de tejado.
Los inconvenientes de las ‘carreteras solares’
Además de los inconveniente evidentes, como la necesidad de que la superficie de vidrio se mantenga libre de suciedad y polvo para que los paneles solares sean eficientes, colocar paneles solares horizontales en el suelo (en comparación con colocarlos en vertical o en tejados) tiene otras desventajas.
La posición horizontal, sin ningún tipo de inclinación con respecto al sol, se traduce en que esos paneles producen menos energía y quedan antes en sombra, «lo que es un problema ya que la sombra en sólo el 5 por ciento de la superficie de un panel puede reducir la generación de energía en un 50 por ciento,» dicen en The Conversation.
Además, explican, al estar incrustados en el suelo apenas circulan el aire a su alrededor, «por lo que es inevitable que estos paneles se calienten más que un panel solar vertical, y por cada 1° por encima de la temperatura óptima se pierde el 0,5 por ciento de eficiencia energética.»
Por su parte David Biello cuestionaba en Scientific American la utilidad general de las losetas solares de los Brusaw en tanto el funcionamiento de la iluminación led y el sistema térmico para deshelar la carretera dependen ambos de la energía producida por la propia carretera. «La iluminación led y el sistema térmico para deshelar la carretera requieren por sí solos más energía de la que puede suministrar cada panel fotovoltaico.»
Las cifras que ratifican el fracaso
Según The Conversation las cifras conocidas de diversos los proyectos piloto desarrollados hasta ahora indican que esta idea «puede servir como fuente de energía de nicho pero nunca será el camino hacía un futuro suministro de energía.»
Un ejemplo que se menciona es la ‘carretera solar’ instalada en Tourouvre-au-Perche, en Fanrcia, que fue una de las primeras (en 2015) y que debía generar 800 kWh cada día. Sin embargo «los datos publicados recientemente indican un rendimiento más próximo a los 409 kWh al día. Para tener una idea de cuánto es esto el hogar promedio en el Reino Unido consume alrededor de 10 kWh al día.»
En este caso el coste por kilovatio instalado es de unos 12.000 euros, mientras que en comparación con la planta solar de Cestas, cerca de Burdeos, que cuenta con «paneles solares cuidadosamente orientados hacia el sol» el coste es de 1.200 euros por kW instalado. Una décima parte y genera tres veces más energía.»