La utilidad inesperada de los coches compartidos
El uso de coches compartidos crece entre los japoneses, pero cada vez más los usan para dormir, comer, cargar el móvil o relajarse que para desplazarse
Los japoneses pueden alquilar desde su móvil un vehículo compartido por unos 3 euros y disponer de él media hora a través de servicios parecidos (aunque algo más caros) a los que ofrecen en España compañías como Emov o Car2Go o Zitty.
Sin embargo, según la publicación The Asahi Shimbun, los japoneses no siempre utilizan el tiempo contratado para circular con el vehículo. En cambio lo utilizan como un espacio privado en el que comer, meditar, guardar bolsas y objetos, cargar el móvil o echar una cabezada. Incluso sirve como estudio improvisado para grabar vídeos de Youtube, según The Verge.
La historia surgió cuando uno de los servicios de coche compartido del país, Orix, con 230.000 usuarios registrados, se percató el verano pasado que cada vez más clientes alquilaban coches pero no los conducían.
Coches que se alquilan pero no se mueven
«Orix examinó los registros de kilometraje después de que un medio de comunicación le preguntara sobre el tema, y encontró que un porcentaje de sus vehículos alquilados no recorrían ninguna distancia,» cuentan en The Asahi Shimbun.
Entonces la compañía de alquiler de vehículos no tenía una idea clara de cómo o para qué utilizan los usuarios esos vehículos, según explicó entonces un portavoz de Orix. «Lo único que podemos decir es que los datos muestran que algunas personas alquilan coches y no los conducen.»
Times24, otra compañía de alquiler de vehículos compartidos (por minutos o fracciones de tiempo) con más de 1,2 millones de usuarios registrados, también detectó ese uso (o «no uso») de sus vehículos. Ambas compañías realizaron entonces un estudio entre sus usuarios «con la esperanza de desentrañar el misterio.»
Un espacio privado más que un medio de transporte
La encuesta reveló que cada vez más usuarios utilizaban los coches por motivos diferentes a los de conducir. Un usuario explicaba en su repuesta que utilizaba el vehículo para dormir entre las visitas a clientes, y otro que lo utilizaba para comer «al no encontrar otro lugar donde almorzar.»
Pero también había quien decía haberlos utilizado para recargar el móvil, para guardar sus bolsas y objetos personales mientras hacían recados, «ver la televisión, disfrazarse en Halloween, practicar canto, rap y conversación en inglés… e incluso para hacer ejercicios de estiramientos faciales, para reducir el tamaño de la cara.»
Ante lo inesperado de las respuestas algunas compañías se sienten «molestas» por el uso que se hace de sus vehículos, que sirven más como «espacios privados» que como medio de transporte. Algo que como poco les supone una pérdida de ingresos al no facturar el kilometraje recorrido.