La OCU promociona gratis a Lidl con dudosos estudios de cremas antiarrugas

La industria cosmética carga contra los ránkings en los que, pase lo que pase, siempre ganan las cremas Lidl de tres euros

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¿Está haciendo la OCU publicidad directa a las cremas de Lidl? ¿Es posible que una crema de marca blanca de tres euros sea considerada, por tercer año consecutivo, mejor que las de L’Oreal, de más de 70 euros?  

La industria cosmética siembra dudas de un informe que no publica con detalle ni los resultados completos ni su metodología, pero que tiene una consecuencia clara: cada vez que se publica, Lidl dispara las ventas de su crema Cien Q10.  

Los supermercados alemanes no ocultan su entusiasmo por los resultados comerciales que les han generado los estudios de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La cadena agotó las existencias de su crema Cien en toda España una semana después de que la OCU publicara su nuevo informe anual en el que el producto de Lidl gana en calidad a las cremas de L’Oreal, Vichy, Eucerin, Clinique y Clarins.  

Lidl se ha visto forzada a pedir a Win Cosmetics, el fabricante alemán de las cremas de bajo coste, acelerar su producción para abastecer a sus supermercados españoles. Algunos de ellos agotaron el producto apenas 72 horas después de que la OCU publicara el informe cuestionado.  

Resultados opacos  

La organización que está dedicada a luchar por los intereses de los consumidores también aprovecha la publicación de estos informes con amplia repercusión mediática para captar socios. Si los sorprendidos usuarios quieren averiguar el ránking detallado o la metodología del estudio, deben pagar.  

La patronal de la industria ha cargado contra los informes de la OCU que animan a la compra del producto de Lidl de tres euros. La propia web de la organización no pretende convertirse en un lugar imparcial de análisis de productos. La OCU anima a los usuarios a comprar la crema de bajo coste de Lidl.  

«¿Sirven de algo las cremas antiarrugas? ¿cumplen sus promesas? Para averiguarlo hemos llevado a un laboratorio 14 cremas antiarrugas, 995 mujeres las han probado en condiciones controladas frente a una crema estándar y hemos medido sus efectos tras un mes de uso. Y la conclusión no deja lugar a dudas: no es necesario gastar mucho dinero para tener una buena crema antiarrugas, pues la mejor de nuestro estudio es también la más barata. Una auténtica Compra Maestra…y todo un acierto», explica la organización en su web.  

La Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, Estanpa, entiende que los estudios de la OCU tienen graves errores metodológicos que desmoronan las conclusiones del estudio. La OCU tiene presencia en nueve países y los resultados de los informes nunca han sido iguales en cada país donde ha sido publicado. Según la patronal, los estudios no siguen «los procedimientos habituales para el análisis de los productos cosméticos a la luz de los requisitos legales».  

Las empresas con amplia trayectoria en la industria y que quedaron detrás de Lidl en ese ránking consideran que el estudio no se lo cree nadie en la industria. Pero ninguno de los fabricantes ha opinado públicamente sobre el estudio.  

La OCU asegura que el estudio fue hecho con métodos científicos independientes. Â«OCU no tiene, en ninguno de sus análisis, acuerdo con las marcas galardonadas. Tampoco cobra por analizar una u otra marca ni acepta muestras ni ingresa comisiones por dejarlas en buen lugar», asegura la organización. 

«Algunas marcas gastan mucho en publicidad y en cautivar a sus clientes, cuidan mucho los detalles. Y claro, no nos extraña que nuestros resultados sean objeto de críticas y desconfianza. Toda esa inversión luego no se ve necesariamente reflejada en nuestra clasificación final», asegura la organización. 

Los profesionales

Además de la patronal, tanto dermatólogos como productores cosméticos dudan de los resultados obtenidos. «Es imposible que una crema de tres euros sea considerada mejor que marcas con mucha investigación detrás como Eucerin, La Roche Posay o Clinique. Tal vez estas marcas inflen los precios e incluso que cometan algunos excesos como todas las grandes compañías. Pero lo que no se le puede cuestionar son las investigaciones serias. Los resultados de esas investigaciones y la calidad y el porcentaje de los activos como el retinol no se pueden igualar con una crema de tres euros«, explica un reconocido dermatólogo que trabaja en varios hospitales y clínicas de Barcelona y que pidió mantener su nombre en el anonimato.  

Un fabricante de cosméticos de alta gama en Barcelona y que exporta productos a varios países europeos y a Estados Unidos también ha mostrado sus dudas sobre un estudio que, de entrada, no deja claros todos sus procedimientos.

«Para valorar las conclusiones, echo en falta una descripción detallada del proceso de valoración de cada producto. Y que se publiquen los criterios y los resultados en cada una de las valoraciones. Es una información que debería estar visible para todos en un estudio transparente», explica Paola Gugliotta, socia de la productora de cosméticos Sepai.  

Al margen de la polémica, Lidl ha tenido un efecto publicitario sin parangón. Sus cremas han ganado todos los informes de la OCU: tanto en la categoría de cremas antiarrugas, como en hidratantes y en protección solar. Nunca un producto tan barato había puesto en jaque como ahora a la industria cosmética.

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