La nueva movilidad requiere vías más inteligentes, limpias y seguras
Para lograr una movilidad más segura, eficiente y sostenible las infraestructuras de carreteras deben evolucionar al mismo ritmo que los avances tecnológicos de los vehículos
Cada año, en todo el mundo, fallecen en accidentes de tráfico unas 3.500 personas cada día. Y entre 20 millones y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales. Según la OMS, niños, peatones, ciclistas y ancianos son los usuarios más vulnerables en las vías públicas.
Además del impacto social, se calcula que los accidentes de tráfico tienen un impacto económico anual equivalente a entre el 1% y al 3% del PIB de los países, lo que supone un coste económico global de unos 500.000 millones de euros, cada año.
Como muestra, solo en España el impacto socioeconómico de los accidentes de tráfico con niños en España es de 700 millones de euros, según un estudio de la London School of Economics encargado por la Fundación Abertis.
Los altos costes humanos, materiales y económicos que suponen en todo el mundo los accidentes de tráfico, llevaron a las Naciones Unidas a proclamar el periodo 2011-2020 que ahora termina como el «Decenio de Acción para la Seguridad Vial».
El objetivo general de esta resolución es el de estabilizar primero y reducir después las cifras de víctimas mortales en accidentes de tráfico en todo el mundo fomentando acciones a escala nacional, regional, y mundial. La organización colabora también con asociados gubernamentales y no gubernamentales para prevenir los accidentes y promover la seguridad vial.
Un compromiso renovado con objetivos esperanzadores
Los avances logrados y la reducción de accidentes y de víctimas, y sobre todo la necesidad de continuar avanzando hacia el objetivo de cero víctimas mortales en carretera, llevó a la ONU a renovar recientemente este compromiso en el que participan numerosos actores: desde organismos gubernamentales y agencias a ONG, a individuos y usuarios de vías públicas, pasando por fabricantes de coches, inversores y gestores de infraestructuras.
Con este fin el pasado 31 de agosto la Asamblea General de la ONU proclamó el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021 – 2030. El nuevo objetivo global es reducir las víctimas mortales y los heridos en accidentes de tráfico en un 50% para 2030.
«La reducción del número de heridos y muertos por accidentes de tráfico mitigará el sufrimiento, desencadenará el crecimiento, y liberará recursos para una utilización más productiva,» dicen desde la organización.
Evolución de la siniestralidad en España
Aunque la ONU establece objetivos globales, los resultados y consecuciones varían entre países: «Cada país debe considerar y establecer cuidadosamente su propio objetivo para contribuir al objetivo mundial. Algunos países podrán alcanzar el 50% o más, otros no.»
En el caso de España de promedio fallecen al día 5 personas en accidente de tráfico, 1.755 personas en 2019, que supone un 3% menos que el año anterior (2018) en un total de 104.077 accidentes de tráfico con víctimas en los que, además, 139.379 resultaron heridas de diversa consideración.
Este descenso en las cifras de fallecidos hasta el «mínimo histórico», según la DGT, se produjo incluso aunque aumentaron los desplazamientos de largo recorrido un 2,5%. También aumentaron el número de conductores (1,3%) y el parque automovilístico (2,2%).
Desde una perspectiva histórica, estas cifras suponen que, en los últimos 10 años, desde 2009, la mortalidad en vías interurbanas se ha reducido en más de un 42% a pesar de que se han incrementado los desplazamientos un 7%, el parque automovilístico ha aumentado en un 12% y el censo de conductores ha crecido en un 6%.
Los cinco pilares de la seguridad vial
La mejora en la seguridad vial y la reducción de los accidentes y de las víctimas se sustenta en cinco pilares:
- Gestión de la seguridad vial a través de la acción coordinada, de estrategias a nivel nacional, y de la evaluación y auditoría continuada de las vías, entre otras propuestas.
- Vías urbanas e interurbanas más seguras fomentando la construcción de infraestructuras más innovadoras y sostenibles, que hagan uso de las nuevas tecnologías y que tengan en cuenta las necesidades de todos los usuarios y modos de transporte.
- Vehículos más seguros, adoptando tecnologías de seguridad pasiva y activa y de sistemas de información para los conductores.
- Usuarios de vías más seguros, con especial hincapié en las acciones formativas, como campañas de educación para jóvenes y de sensibilización y programas de concienciación para mejorar el comportamiento de los usuarios de las vías.
- Respuesta tras los accidentes, mejorando la capacidad de respuesta a las emergencias, la capacidad de los sistemas de salud y con mejores prácticas médicas de prevención y tratamiento de víctimas de accidentes de tráfico, entre otras acciones.
Vías más innovadoras para una movilidad medioambiental, social y económicamente viable
En línea con el «Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial» la DGT prepara su Estrategia de Seguridad Vial 2021-2030 donde los vehículos y las infraestructuras jugarán papeles decisivos como vectores de la seguridad vial, y dos sectores en los que las nuevas tecnologías son la clave para una movilidad más inteligente, segura y sostenible.
Según el estudio Road Tech: Afrontando los retos del crecimiento del tráfico elaborado por The Economist y Abertis, «los coches conectados, autónomos y eléctricos se están convirtiendo en una realidad (pero) no desplegarán su verdadero potencial si la innovación en la infraestructura de carreteras no evoluciona al mismo ritmo que los avances en la tecnología de los vehículos.»
Abertis colabora con IBM para desarrollar autopistas más innovadoras, seguras y ecológicas
Una adecuada inversión para el desarrollo de vías más innovadoras, seguras y ecológicas que aplican las nuevas tecnologías (conocido como ‘Road Tech’) ofrece la oportunidad para afrontar algunos de los retos los retos del crecimiento del tráfico global, incluyendo:
- Reducción de los accidentes y las víctimas en carretera: Según McKinsey, los vehículos autónomos tienen el potencial de reducir el número de víctimas mortales en un 90%, y los vehículos conectados mejoran la conducción eficiente y la seguridad. Pero solo serán realidad con infraestructuras inteligentes que posibiliten su despliegue.
- Disminuir el impacto socioeconómico de los atascos, que según el Foro Económico Mundial tiene un coste equivalente a 1.400 millones de dólares al año en pérdidas de productividad, además de un impacto negativo sobre la salud pública y el medioambiente: el 22% de las emisiones de CO2 en la OCDE proviene de vehículos, y se calcula que, solo en la UE, la contaminación atmosférica ha causado 450.000 muertes prematuras.
- Reducir el impacto medioambiental contribuyendo a reducir las emisiones de los vehículos, optimizar la gestión del tráfico e impulsar el uso de combustibles alternativos y de la movilidad eléctrica.
Para que el crecimiento del tráfico sea medioambiental, social y económicamente viable se requiere de la colaboración público-privada, del trabajo conjunto entre las administraciones públicas y los innovadores, para desarrollar e implementar las nuevas tecnologías que hacen posible vías más inteligentes, limpias y seguras.