La (complicada) relación entre la nueva movilidad y el alcohol
Los servicios de movilidad bajo demanda se relacionan con cierta reducción en los accidentes de tráfico pero también con un aumento en el consumo de alcohol
La reciente resolución que prohíbe a Uber operar en la capital británica, Londres, ha vuelto a reabrir un viejo debate. Se trata de la relación entre las llamadas compañías de ride-hailing -algo así como conducción bajo demanda- y la posible reducción de los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de alcohol a la que apuntaban varios estudios.
De hecho, ese fue uno de los principales claims de Uber a la hora de presentar su producto cuando todavía se encontraba en fase de expansión. Según un informe publicado en 2017 por la Universidad de Pensilvania (Upenn), en Estados Unidos, los siniestros relacionados con el alcohol se redujeron en un 60% en Portland, la capital del estado de Oregón. Sin embargo, no sucedió lo mismo en Reno, la capital de Nevada.
«La sorpresa fue que incluso cuando hay una reduccción de los accidentes relacionados con el alcohol, no detectamos ninguna reducción en general», concluye Christopher Morrison, becario postdoctoral del Centro de Ciencias y Lesiones de la Upenn y uno de los responsables del estudio.
En sus conclusiones, Morrison considera que en los viajes compartidos «podría haber algo que compense la reducción de los accidentes por alcohol, como un aumento en los accidentes no relacionados con el alcohol». Asimismo, señala que esa disminución de los siniestros en los que se involucran conductores ebrios «es demasiado pequeña» para detectarla dentro de la tasa general de accidentes.
La ciudad, un factor determinante
Otro estudio, también realizado en la Upenn pero elaborado por la Facultad de Medicina Perelman, fue mucho más contundente en sus conclusiones. «Los servicios como Uber, donde los pasajeros presionan un botón y viajan en minutos, están ayudando a frenar la conducción en estado de ebriedad», señala
Según Douglas Wiebe, profesor de Bioestadística y uno de los autores del informe, explicó que la variabilidad de los datos «puede deberse a las diferentes condiciones» de cada ciudad. Por ejemplo, apunta Wiebe, en un centro urbano más denso, con tráfico congestionado y estacionamiento limitado es «más probable» que alguien use algunos de los servicios de trasporte compartido para desplazarse.
En otras palabras, concluye que la probabilidad de sufrir un accidente depende de la ciudad en que se produzca y no de si cuenta o no con compañías como Uber operando en sus calles.
Usar Uber aumenta el consumo de alcohol
Jacob Burgdorf, profesor de Negocios en la Universidad de Louisville, su compañero en la misma facultad, Conor Lennon, y Keith Teltser, de la Universidad de Georgia, elaboraron otro estudio que relacionaba directamente el uso de compañías como Uber o Lyft con un aumento en el consumo de alcohol. En concreto, citan varios incrementos: del 3,1% en el consumo diario; 2,8% en el mensual; 4,9% en el máximo de bebidas consumidas en una sola ocasión y un aumento del 9% en el consumo excesivo.
Sobre este último parámetro, los investigadores señalan que Uber tiene un impacto de entre el 5% y el 21,8%, y de entre un 2,4% y 2,3%, respectivamente, en la creación de empleo y en el aumento de beneficios en los locales que dispensan bebidas espirituosas.