Cómo hackear el cerebro para ganar en concentración
Con un par de trucos sencillos es posible entrenar al cerebro para tener una mayor capacidad de concentración y memorización
En época de exámenes, pero también al momento de necesitar concentración, el cerebro recibe tanta información que es muy difícil enfocarse en la tarea. El procesamiento de los estímulos no puede ser infinito, por ello los recuerdos no desaparecen por completo, sino que son desplazados por otros más nuevos.
Quien pretenda memorizar una batería de conceptos y que le queden ‘guardados’ de un día para el otro tendrá una misión casi imposible. Las neuronas no se pueden expandir más, y su capacidad de procesamiento, aunque altísima, es limitada.
Para asimilar conceptos nuevos, lo sugerido es estudiarlos durante una sesión diaria y dejar que el cerebro ‘descanse’ de esa información hasta el otro día. El ejercicio se vuelve a repetir, y así durante varios días (si es posible, repitiendo en el mismo horario). Es el principio del número de teléfono: si se marca cada día, en un corto plazo se memoriza sin problemas.
El truco de los disparadores
El cerebro necesita de algunos disparadores para recordar algún suceso. Lo mismo se puede aplicar con los conceptos. Cuando se estudia, es costumbre que se resalte en el texto las frases más importantes. Al costado, se sugiere colocar un par de palabras clave que puedan resumir el concepto, de manera que al dar un golpe de vista a la página se vean tres o cuatro términos asociados a las ideas, y al recordar la palabra el cerebro ‘capturará’ el concepto global.
Al momento de estudiar se debe realizar un mapa de ideas, que por un efecto visual, conviene desplegar de izquierda a derecha, y en forma de arco. Cada uno de los apartados tiene que presentarse en diferentes categorías (como un título y un texto breve), de manera que con una mirada se pueda tener un ‘pantallazo’ del tema. Si se usan post-it, se puede realizar fácilmente en cualquier mesa o pared.
Un truco efectivo es la memoria asociativa. Por ejemplo, si se estudia un tema mientras se mastica un chicle de fresa, cada día, al momento de volver a probarlo el cerebro traerá el recuerdo de los conceptos que se leían en aquel momento. Lo mismo sucede con otros disparadores, como los aromas.
Descansar y comer bien es esencial
El cerebro funciona mejor si se siguen algunas pautas de descanso y alimentación, que permitan combinar las horas de estudio intensiva con los momentos de desconexión.
El cerebro está acostumbrado a rescatar recuerdos gracias a disparadores visuales u olfativos
Un error muy habitual es pasar toda la noche estudiando y luego rendir un examen sin dormir. El cansancio juega en contra y el cerebro no podrá trabajar como corresponde.
Lo sugerido es acostarse temprano, pero no sólo la noche anterior, sino al menos la semana previa. Hacia las 22.00 horas ya se debería estar en la cama, para dormir por lo menos ocho horas y comenzar el día sin somnolencia. De esta manera el cerebro se acostumbra a este ritmo de relajación, y puede tener un rendimiento mayor durante el día.
No forzar al cerebro con sesiones interminables
Las sesiones maratónicas de estudio tampoco ayudan: al cabo de una hora, el cerebro comienza a pedir una pausa y es cuando comienzan las desconcentraciones. Por supuesto que el móvil tiene que estar bien lejos, y si se trabaja con ordenador, que no esté conectado con Internet. Pero para evitar las distracciones, se sugiere que cada hora y media se realice una pausa de 10 minutos, y se aproveche para escuchar música o ponerse al día con los correos electrónicos.
Para estudiar es importante desarrollar técnicas de meditación, o al menos aprender a respirar y concentrarse
Para ganar en concentración y evitar los estímulos externos se recomienda desarrollar algunas de las técnicas que se aplican en los cursos de meditación. No se trata de inscribirse en un curso de yoga, sino en aprender a respirar, a concentrarse con los ojos cerrados y en ambientes silenciosos, y de a poco ir aplicando estímulos: un poco más de luz, agregar algo de música ambient o clásica, etcétera. Así se aprenderá a concentrarse sin que moleste la información exterior.
La clave del ejercicio
Estar mucho tiempo en una posición fija tampoco ayuda al cerebro. Cuando se hace la pausa programada, se sugiere salir a caminar durante unos minutos, y mover los brazos en movimientos circulares. La mejora de la circulación ayuda a eliminar la tensión y la ansiedad.
Al término de la jornada, si se tiene espíritu deportivo, es bueno salir a correr, andar en bicicleta o realizar una caminata más larga. Eso sirve para que el cerebro descanse tras la absorción de tantos conocimientos, y el cansancio mental se reemplaza por el físico, que permitirá dormir con menos tensiones.
La dieta durante la época de estudios también es importante: alimentos como el plátano, el chocolate, el aguacate, el café, el té verde, la sandía y otros estimulan la tirosina, que potencia la dopamina (neurotransmisor ligado con el placer pero también con la memoria). Se sugiere comer en horarios fijos, evitar el picoteo (fomenta la distracción) y no caer en atracones, producto muchas veces de la ansiedad.