Google está cansado de que les roben las bicicletas
Cada semana desaparecen de 100 a 250 bicicletas que la empresa entrega a sus empleados para que se movilicen por su gigantesco campus
Google puede dominar el mundo de Internet, pero no puede frenar un problema en su sede central: la desaparición de las bicicletas para su personal.
El gigante tecnológico tiene su sede en Mountain View, California, que se distribuye entre cuatro edificios que suman más de 47.000 metros cuadrados. Para que los empleados se puedan desplazar entre las oficinas en 2007 la empresa ha dispuesto una flota de 1.100 bicicletas, reconocidas por sus colores llamativos en el cuadro y el manillar, que se pueden usar gratuitamente y sin reservas previas.
Cada semana de 100 a 250 bicicletas desaparecen del campus de Google, y se encuentran en las casas o comercios cercanos
Pero los empleados de Google abusan de la confianza de sus empleadores, o tienen mucho fanatismo por la vida sana, porque cada semana unas 100 a 250 bicicletas ‘desaparecen’ del campus.
No es que se extravíen para siempre: los rodados son dejados frente a las casas, al lado de comercios, aunque algunos vándalos las han arrojado al cercano arroyo Stevens.
Algunas bicicletas de Google son arrojadas al cercano arroyo Stevens.
Medidas contra los robos
Cansada de los robos momentáneos, Google ha contratado a una cuadrilla de 30 personas que, a bordo de cinco furgonetas, recorren Mountain View y los vecindarios cercanos recogiendo las bicicletas, informa The Wall Street Journal.
En 2007 Google entregó una flota de más de 1.000 bicicletas para que sus empleados se desplacen por el campus de Mountain View
Pero para evitar la fuga de las “Gbikes”, y evitar que los empleados se las presten a familiares y amigos, Google colocará GPS para rastrear dónde se encuentran, e implementará un sistema para que las bicicletas queden bloqueadas y sólo puedan ser usadas por los trabajadores tras liberarlas con una aplicación del móvil.
El mundo ideal de Google
En el 2015 Google quiso que Silicon Valley fuera una especie de Copenhague, con miles de bicicletas cruzando por las calles y que sea el medio de transporte más popular. Para ello ha invertido cinco millones de dólares en subvencionar programas de movilidad sostenible que se puedan aplicar en esta ciudad, cuna de las tecnológicas más importantes, y luego ser desarrollado en otras urbes del mundo.
Por ello no es de extrañar que, con tanta generosidad por crear un mundo bici-amigable, los vecinos de Mountain View se apoderen de los rodados como si fueran suyos. Incluso el alcalde de la ciudad, Ken Rosenberg, reconoció que tras asistir a una conferencia en un campus de Google volvió a su trabajo en una de las Gbikes. “Si están ahí, son para ser usadas”, habrá pensado el alcalde.