En el futuro podrás desbloquear el móvil con la mente
La ’contraseña mental’ permite identificarse por la reacción neurológica que produce observar una fotografía, por ejemplo de Leonardo Di Caprio
Investigadores de la Universidad de Buffalo están dispuestos a terminar con el agotamiento por exceso de contraseñas, la incomodidad que supone memorizar y utilizar decenas de contraseñas cada día.
De forma parecida a como hacen los sistemas de identificación biométrica —como son la lectura de huellas dactilares o la identificación a través del iris o del rostro— la ‘huella’ que produce la actividad cerebral al observar una imagen también es única en cada individuo.
Las imágenes más adecuadas para este método implican a personajes famosos y animales
Sin embargo cuando alguno de los métodos de identificación biométrica convencionales queda comprometido —por ejemplo, si se copia la huella dactilar o si se roba una base de datos donde están almacenadas— ese método de identificación no puede resetearse: «Sencillamente no puedes cambiar las huellas dactilares, ni el iris del ojo», dicen los investigadores.
Para usar la actividad cerebral como método de identificación la ‘contraseña mental’ se produce a partir de la reacción individual que provoca en el cerebro observar una sucesión de fotografías. La reacción medida al observar de nuevo la misma sucesión de imágenes es la que se utiliza después como método para identificar al individuo.
De modo que esta contraseña tiene las mismas ventajas que las contraseñas biométricas (no requiere memorizar y teclear una contraseña) pero sin el inconveniente de que no puede resetarse. Para cambiar la contraseña mental únicamente hay que registrar otra contraseña observando una nueva sucesión de imágenes.
La fiabilidad de la contraseña mental es de más de un 95 por ciento
Según los investigadores las imágenes más adecuadas para este método contienen rostros de personajes famosos y animales porque es una combinación que estimula diversas partes del cerebro, incluyendo las áreas correspondientes a la memoria a largo plazo (animales), al reconocimiento facial (famosos) y a la compresión.
De momento el principal obstáculo de la contraseña mental es que requiere el uso de un casco con electrodos que medir la actividad cerebral, tanto al crear como al utilizar la contraseña.
A pesar de este inconveniente los investigadores creen que su sistema puede aplicarse a la seguridad bancaria o aeroportuaria, entre otras áreas.