Expedición al polo en un vehículo solar construido con residuos plásticos
Dos personas viajarán al polo sur conduciendo un vehículo que está impulsado por la energía del sol y fabricado con plástico reutilizado
A finales de este año Liesbeth y Edwin conducirán desde el aérodromo Campamento Glaciar Unión, en la Antártida, hasta el polo sur. En total serán 2.400 km en una viaje de ida y vuelta en uno de los entornos más secos, más fríos y más desafiantes del mundo, donde la temperatura ronda los -30° a pesar de que el sol no se pone.
El vehículo que conducirán Liesbeth y Edwin se llama Solar Voyager y está propulsado por la energía de sol. El vehículo eléctrico de emisiones cero está además fabricado como un puzzle formado por piezas de plástico reciclado.
Fotografía: Clean 2 Antartica
Cada pieza del puzzle que forma la estructura y carrocería del vehículo es un HexCore, una pieza con forma hexagonal y fabricada mediante impresión 3D con filamento compuesto por plástico desechado y fundido.
Hicieron falta cuarenta impresora 3D para imprimir los 4.000 HexCores que conforman el vehículo, cuya construcción está inspirada en un panal y que está diseñado para ser ligero y resistente.
El Solar Voyager es el resultado de «experimentar, probar, fracasar y aprender»
El vehículo de 16 metros de longitud y algo menos de 1.500 kilogramos de peso obtiene la energía a través de una decena de paneles solares de doble cara y se mueve sobre la nieve a una velocidad máxima de 8 kilómetros porahora. Solo un poco más rápido de lo que puede caminar una persona a paso ligero.
Imagen: Clean 2 Antartica
Una expedición que comenzó tirando un trozo de plástico a la basura
La idea de la expedición Clean 2 Antartica tiene mucho que ver precisamente con el plástico desechado: la pareja estaba haciendo la cena y tiró a la basura otro envoltorio de plástico. «Fue la gota que colmó el vaso» y el momento que cambió su forma de pensar «¿Por qué de repente ese plástico no vale nada?»
Ese cambio que comenzó por ir a la carnicería con su propio envase de plástico reutilizable («una situación incómoda pero también un momento de éxito que desencadenó una aventura personal») se convirtió poco después en la expedición Clean 2 Antartica, en el plan de conducir hasta el polo sur un vehículo fabricado con plástico recuperado y de emisiones cero.
«Nos dijeron que no era posible y que el coche fallaría, pero aquí estamos: listos para ser los primeros en llegar al polo sur con tecnología limpia» con el propósito de explorar un mundo de posibilidades y de inspirar a otros a que «den tu propio paso hacia un mundo mejor.»