El vino recupera variedades extinguidas (y patrimonio olvidado)
La búsqueda de cepas desaparecidas y su adaptación al campo recupera variedades olvidadas que aportan valor tanto al vino como al lugar de origen
El vino es parte de la cultura de cada región. Es imposible pensar en las regiones vinícolas más características sin acordarse de sus variedades de uva o planificar un viaje sin imaginar con qué bebida acompañar el plato típico, listo para ser degustado.
Ahora, además, el vino puede ayudar a recuperar y cultivar el patrimonio vinícola gracias a un proyecto a medio camino entre la arqueología y la viticultura: la recuperación de variedades extinguidas.
La quinta generación de Familia Torres, con Miguel Torres como director general y Mireia Torres como directora de I+D+i, han impulsado una recuperación de cepas desaparecidas a lo largo del tiempo para adaptarlas al campo. Unas variedades ancestrales que se creían extinguidas.
30 años de trabajo
Este proyecto cocinado en las bodegas de la Familia Torres comenzó hace más de 30 años. A día de hoy se han descubierto cerca de 50 variedades que se creían extinguidas en el siglo XIX a causa de una plaga de filoxera.
Para emprender esta aventura se basaron en la teoría del profesor Boubals, una eminencia en viticultura y profesor de la Universidad de Montpelier que esperaba encontrar cepas supervivientes al insecto viteus vitofoliae, la filoxera de la vid.
Los expertos se encargan de identificar y categorizar las cepas para estudiar su valor enológico
La familia Torres decidió dar forma a su proyecto de recuperación y comenzó a localizar cepas no identificadas. Para ello, dispuso anuncios en medios locales y comarcales que pedía ayuda en esta búsqueda a los agricultores catalanes.
En la actualidad, una vez encontradas estas cepas desconocidas, los expertos se encargan de identificarlas y categorizarlas. Una vez terminado esta clasificación, el trabajo pasa por sanear y reproducir las plantas, valorar su potencial enológico y buscar las condiciones más idóneas para que se adapten al campo.
La importancia de este proyecto
“La recuperación de variedades ancestrales es una labor de arqueología del vino para recuperar un patrimonio”, asegura Miguel Torres Maczassek. “Recuperando el pasado podemos mirar hacia el futuro y encontrar una autenticidad que da lugar a vinos únicos, irreplicables en el resto de mundo”.
Del total de 50 variedades descubiertas hasta el momento, seis han sido clasificadas como “cepas de gran interés enológico” con ayuda del Instituto Catalán de la Viña y el vid (INCAVI). Este selecto grupo ha sido autorizado por el Ministerio de Agricultura y pronto estarán listas para su venta.
España recupera patrimonio a través del vino
Estas seis variedades en concreto tienen un gran valor por su resistencia tanto a las altas temperaturas como a la sequía, lo que las hace especialmente interesantes para el cultivo de cara al cambio climático.
El futuro a corto plazo de este proceso pasa por ampliar la búsqueda de variedades desaparecidas en Rioja, Ribera del Duero, Rueda y Rias Baixas. España recupera patrimonio a través del vino, y además puede presumir de contar con vides exclusivas recuperadas del olvido.