El sector ‘femtech’ recibe más inversión (pero insuficiente)
La tecnología aplicada a la salud y el bienestar de la mujer es una industria históricamente ignorada que mueve miles de millones de dólares
Los inversores cada vez están más convencidos de los beneficios económicos y sociales que tiene invertir en productos y tecnologías dirigidos a la mujer: si en 2015 las ‘startups’ dedicadas al desarrollo de productos y tecnologías para mujeres recibieron poco más de 80 millones de dólares de inversión, en 2018 habrán recibido más de 400 millones.
«Para 2025 se estima que el sector ‘femtech’ alcanzará un volumen de mercado de hasta 50.000 millones de dólares, según un estudio de Frost & Sullivan. Ese número, combinado con la amplia variedad de negocios enfocados en la mujer que entran en escena, constituyen un argumento convincente de que los inversores deben abrir los ojos al gran negocio de ‘femtech'», dice la tecnológica financiera Pitch Book.
El término ‘femtech’ (‘female technology’) es relativamente nuevo: fue acuñado en 2016 por la danesa Ida Tin, cofundadora de la app Clue para el seguimiento de la menstruación. «El hecho de que ‘femtech’ no existiera como un término hasta hace poco no debería sorprender a nadie porque la historia demuestra que la salud de las mujeres ha sido un tema secundario en comparación con la de los hombres,» dicen en TNW.
El 80% del gasto sanitario lo realizan mujeres
Y en buena parte todavía es así: este año dos ‘startups’ dirigidas a la sexualidad y a la salud y cuidado de los hombres han recaudado cada una más financiación que cualquier otra empresa de nueva creación en el sector femtech.
Para Pitch Book el interés de los inversores en ‘startups’ de ‘femtech’ debería haberse despertado «hace tiempo»: el 80 por ciento del gasto sanitario del hogar lo realizan mujeres, un gasto que globalmente se calcula en unos 200.000 millones de dólares anuales en «productos para el seguimiento de la menstruación, para la aplicación de anticonceptivos, extractores de leche y juguetes sexuales conectados, aplicaciones y ‘wearables’ para monitorizar la fertilidad o alternativas a los tampones,» entre otros mencionados por Ida Tin y recogidos por Tech Crunch en 2016.
La importancia de las empresas ‘femtech’ va más allá de las cuestiones financieras debido a la discriminación que ha mantenido históricamente la industria y las instituciones médicas. «No fue hasta 1993 que la FDA aceptó la participación de todas las mujeres en estudios y pruebas de medicamentos, y todavía se recurre principalmente a los hombres para evitar complejidades como los ciclos menstruales de las mujeres. En parte y como resultado de la falta de investigación sobre el cuerpo de las mujeres se destinan muy pocos fondos a estudiar y comercializar tratamientos específicos para mujeres,» dicen en Pitch Book.