El reciclaje del Galaxy Note 7 impulsa una industria millonaria
Samsung relanza el malogrado Galaxy Note 7 y abre la puerta a la industria del reciclaje de móviles, que puede generar un volumen de 1.000 millones de euros
Las baterías incendiarias del Samsung Galaxy Note 7 estuvieron cerca de crear un agujero negro en las finanzas de la tecnológica. La empresa perdió 4.670 millones de euros por el proceso de devolución de las terminales y el coste de tener que reintegrar el dinero de 1,5 millones de unidades vendidas.
En total la empresa surcoreana fabricó 4,3 millones del Note 7. Pero para sobreponerse al impacto económico del fallido móvil ha lanzado este viernes el Galaxy Note FE (Fan Edition), que es prácticamente el mismo aparato pero con una nueva batería. Precisamente, las prisas por fabricar el dispositivo llevó a que los subcontratistas chinos de Samsung produzcan un modelo de batería de 3.400 miliamperios/hora, que tenían un problema de conexión, se recalentaban y entraban en combustión. La nueva batería es de 3.200 miliamperios/hora, que es más estable y segura.
Si el 95% de los móviles se reciclaran se generaría un volumen económico de 1.000 millones de euros, según la CE
En un primer momento, Samsung venderá 400.000 unidades en Corea, y según la marcha de las ventas, se lanzará en otras partes del mundo. Su precio es de 535 euros, bastante menos que los 830 euros con que se lanzó el año pasado.
Samsung no precisa cuánto dinero piensa recuperar con la venta de los Note 7 reciclados, pero su relanzamiento también evita un importante gasto de destrucción de los terminales retirados del mercado, y esquiva un fuerte impacto ecológico.
Según un cálculo de Greenpeace, los 4,3 millones de Note 7 inutilizados pesarían 726,7 toneladas, tanto como 122 elefantes africanos. Si se apilaran prolijamente, se necesitarían grandes 28 contenedores para guardarlos. Y si un obsesivo quisiera colocarlos en fila, formarían una hilera de 660 kilómetros de largo, poco más que la distancia entre Madrid y Barcelona.
Cada móvil tiene valiosos metales que no se reciclan adecuadamente
Más que el peso o el volumen, lo preocupante es qué se haría con sus componentes. Todos estos móviles desperdiciados acumulan 20 toneladas de cobalto, una tonelada de tungsteno, 60 kilos de paladium, 100 kilos de oro y una tonelada de plata. El problema no está en que destruidos estos minerales no se puede reciclar, sino en el coste que implicó su extracción. Para esa cantidad de cobalto se requiere excavar 1.000 toneladas de roca (gran parte proviene de las minas clandestinas e inhumanas de la República Democrática del Congo), y para obtener esa cantidad de oro se requiere remover 100.000 toneladas.
Y eso sin contar con el coste energético para fabricar esos millones de unidades. Samsung no precisa de cuánto fue, pero Greenpeace calcula que no estaría muy lejos de lo que se ha utilizado para fabricar el iPhone 6s Plus: más de 400.000 toneladas métricas de CO2, tanto como las emisiones de 85.000 coches en un año.
Si los móviles se reciclaran costarían un 35% menos
Pero la iniciativa de Samsung de reciclar sus terminales abre la puerta a un cambio de conciencia en la industria del móvil, que puede frenar el problema de la basura que generan estos dispositivos. Un estudio encarado por científicos de las universidades de L’Aquila, Sheffield y Milán calcula que el reciclaje de móviles puede generar unos ingresos de 746 millones de euros anuales, ya que contiene metales apreciados como oro, plata, platino y cobre. La Comisión Europea va un poco más allá y estima que si el 95% de los móviles pudieran reciclarse el sector generaría un volumen de 1.000 millones de euros.
Pero los beneficios no irían sólo a los fabricantes y recicladores: los usuarios pagarían un 35% menos por un móvil de alta gama: los 700 euros que cuesta un móvil de gama alta podrían reducirse a 450.
El objetivo, precisa la organización ecologista, es promover la economía circular y que los móviles no tengan que ser arrojados a un cajón a los dos años porque ya no soportan las nuevas actualizaciones. Por ahora los fabricantes complican la tarea, pero el reciclaje podría crecer si los móviles se pudieran desmontar fácilmente, si no tuvieran tantas piezas fijas, y a su vez, que haya disponibilidad de piezas de repuesto y manuales de reparación.