El plan de autosuficiencia tecnológica de Huawei «está funcionando»
Huawei lidera el mercado de las estaciones base 5G (28% en 2019) y cada vez un porcentaje mayor de ellas no incluyen ya tecnología de proveedores de EEUU
A través de su subsidiaria para la fabricación de procesadores, HiSilicon, Huawei está impulsando la fabricación de estaciones base 5G que no utilizan tecnología de origen estadounidense, como los procesadores de Intel.
HiSilicon también fabrica los procesadores cada cada vez más smartphones, wearables y otros dispositivos del gigante tecnológico chino, caso de los procesadores Kirin. También diseña y fabrica procesadores para servidores y sistemas de inteligencia artificial.
Más recientemente HiSilicon ha incrementado el desarrollo y producción de procesadores Balong 5000 para sus estaciones base 5G, en sustitución de procesadores de las norteamericanas Intel o Xilinx.
El plan de autosuficiencia de Huawei «está funcionando»
Solo en el último trimestre Huawei ha vendido más de 50.000 de sus estaciones base «libres de tecnología estadounidense» según Tim Danks, ejecutivo estadounidense de Huawei, en declaraciones recogidas por Bloomberg, señal de que «el plan de Huawei para ser autosuficiente» y no depender de tecnología extranjera «está funcionando.»
A pesar de la cifra se trata apenas del 8% del total de estaciones base que Huawei ha vendido desde febrero —más de 600.000 unidades, la mayoría de ellas fabricadas antes de que el veto se hiciera efectivo— «pero la compañía está aumentando rápidamente su secreta división HiSilicon para fabricar más de estos dispositivos libres de componentes americanos», según Danks.
En la misma entrevista para Bloomberg Danks asegura que Huawei todavía mantiene su interés por «usar tecnología de EEUU, pero cuanto más tiempo discurra sin que Huawei tenga acceso a sus proveedores estadounidenses más improbable será que pueda volver a utilizarla.»
Este cambio, sin embargo, no está exentos de inconvenientes: a diferencia de los procesadores de Intel, por ejemplo, los procesadores de Huawei son específicos para un uso concreto, lo que supone que conforme evolucione la tecnología —5G en este caso— será necesario reemplazarlos, «una desventaja en un momento en que esta nueva tecnología está en su infancia y todavía sujeta a grandes cambios.»
Las tecnológicas estadounidenses, las más perjudicadas
Sin embargo por ahora el veto parece estar perjudicando más a las compañías estadounidenses que a Huawei: el gigante chino gastaba cada año más de 10.000 millones de dólares en proveedores de EEUU.
Esto ha supuesto pérdidas millonarias para compañías como Xilinx, Micron, Broadcom o Qualcomm, que han tenido que renunciar a vender productos, tecnología y licencias a Huawei, y la creación de facto de un poderoso competidor para esas compañías: Huawei pasará de ser uno de los mayores compradores mundiales de procesadores a fabricarlos, lo que «reducirá potencialmente las perspectivas de crecimiento a largo plazo de las empresas tecnológicas estadounidenses», según un informe publicado el año pasado por S&P.
Según destacaba S&P en ese mismo informe, el 15% los ingresos de proveedores tecnológicos como Micron, Qorvo y Lumentum proceden de Huawei; el 10% en el caso de Qualcomm, que puede sufrir una disminución significativa de sus ingresos y a lo que hay que añadir los royalties que dejaría de recibir de Huawei por licencias para la tecnología 5G, unos 350 millones de dólares al trimestre.
Esta pérdida de ingresos supone, según los fabricantes de chips estadounidenses, una reducción en sus presupuestos para investigación y desarrollo y en su capacidad de producir nuevos chips en el futuro, según Bloomberg.
El veto comercial de Donald Trump prohibe a Huawei operar en su territorio y acceder y utilizar tecnología de EEUU —salvo que exista una licencia específica— y afecta tanto al hardware (como procesadores) como al software (como el sistema operativo Android de Google) además de licencias y know-how.
Esta prohibición se basa en la acusación todavía no probada de EEUU de que los sistemas de telecomunicaciones de Huawei tienen «puertas traseras» para dar al gobierno chino acceso a los datos y a la información transmitida, acusación de Huawei niega.