El negocio de los coches voladores despega
Morgan Stanley prevé que la movilidad aérea urbana impactará un gran número de sectores y creará un mercado de 1,3 billones de euros en 2040
El año pasado varias compañías anunciaron que sus primeros modelos de coches voladores estarían disponibles en 2019. A medio camino entre un turismo particular y un dron de grandes dimensiones, los coches voladores tienen el potencial de iniciar una nueva era en la movilidad urbana una vez abandonen definitivamente las páginas de la ciencia-ficción.
Y eso es algo que está a punto de suceder, según Morgan Stanley Research, que anticipa que la aceleración en los avances tecnológicos relacionados con los coches voladores autónomos están estableciendo las bases para un mercado que moverá entre 500.000 millones y 1,3 billones de euros en 2040, «creando oportunidades para los inversores y beneficiando a un gran número de industrias por el camino.»
Fotografía: Boeing
«La intersección de diversas tecnologías, como las baterías eficientes, los sistemas autónomos y los procesos de fabricación avanzados, está generando una oleada de actividad en este espacio», dice Adam Jonas, director del equipo de investigación de automóviles y movilidad compartida de Morgan Stanley.
«Las grandes empresas del sector aeroespacial y de defensa ya han realizado inversiones, las nuevas empresas están atrayendo capital y las grandes tecnológicas se han involucrado activamente,» añade.
En busca de la confianza del público (y de los reguladores)
Entre las grandes compañías implicadas se incluyen, además de Boeing, Airbus o Alphabet (Google) la NASA, que el año pasado financió un concurso para acelerar el desarrollo de la movilidad aérea urbana y transmitir confianza al público. Precisamente el primer desafío del concurso consistía en «demostrar la seguridad de una aeronave pilotada o teledirigida capaz de transportar al menos un pasajero adulto en un entorno urbano realista».
De hecho ahora mismo las consideraciones técnicas, que van progresando con el tiempo, son las que menos limitan el desarrollo de los coches autónomos voladores. En cambio son «las cuestiones regulatorias y sociales que rodean a esa tecnología» las que tiene que «adaptarse a la propia tecnología», dice Jonas.
Dado que el objetivo último es transportar personas, «todos los aspectos relacionados con la seguridad será prioritarios en la regulación.»
El impacto de la movilidad aérea urbana
La disponibilidad comercial de los coches voladores «probablemente comenzará como un complemento de nicho a las infraestructuras actuales, similar a como operan los helicópteros hoy en día,» dice otro de los autores del estudio, Rajeev Lalwani.
Fotografía: DeLorean
Más tarde, a partir de 2040 según los analistas, los coches voladores se convertirán en un «método rentable y eficiente» para recorrer «distancias cortas o medias, conviviendo con aerolíneas y automóviles.»
Los analistas creen que inicialmente los coches voladores captarán cuota de mercado de los turismos convencionales, los aviones y al transporte público. Sin embargo, «el impacto de los coches voladores sólo está limitado por la imaginación», lo que abre todo un «nuevo mundo de negocios a través de múltiples sectores.»
La tecnología que hará posible la movilidad aérea urbana representa, igual que sucede con los coches autónomos, «oportunidades de negocio infraestructuras, gestión de flotas, software, hardware y contenidos», dice Jonas.