El ‘feísmo’ se apodera del diseño y la moda
La cultura del 'hype', las redes sociales y los estilos más llamativos invaden pasarelas y exposiciones en todo el mundo
Las modas vienen y van. El mercado mueve las tendencias y cada cierto tiempo, un estilo impone su dominio en diferentes campos, ya sea el diseño de mobiliario, de ropa, o incluso la literatura y el cine.
En 2018, el feísmo ha dejado de ser un concepto aplicado únicamente al urbanismo que ha destrozado paisajes en toda España. Ahora, lo feo es trending topic entre blogueros e influencers. Las marcas copian a sus competidores con diseños lo más estrafalarios posibles.
Milán, capital de la moda por antonomasia, ya anticipó este giro artístico en un Salón del Mueble donde florecieron cientos de esculturas feístas por toda la ciudad. El giro hacia lo extremo, no obstante, se pudo ver antes en las nuevas pasarelas del siglo 21, las redes sociales.
Diseñadores de todo el mundo han apostado por atuendos imposibles, y su dictamen se ha promocionado con modelos e instagramers con millones de seguidores. Un caso muy particular es el de la marca Balenciaga, el legado español que triunfa en todo el mundo.
Las ‘zapatillas feas’
La marca parisina, comprada a la familia del diseñador español Cristóbal Balenciaga después de que esta hubiera permanecido inactiva tras su muerte, es la reina del feísmo. Sus zapatillas modelo Triple S pusieron en el mercado un diseño propio de los años 90, y han reventado todas las expectativas.
Pese a que cada par de zapatillas Balenciaga cuesta unos 600 euros, los nuevos lanzamientos de zapatillas de la marca ha colgado el cartel de “agotado” al poco tiempo de su puesta en escena. Sus suelas desproporcionadas y sus colores llamativos han cautivado al público y han provocado que sus competidores imiten la idea.
Desde Inditex hasta Fila, Nike, o Adidas. Todos presentan nuevos modelos de zapatillas que parecen sacadas de los inicios de la serie Friends. Nadie quiere dejar pasar al carro del éxito, y una parte importante del mismo pasa por crear marca.
Porque Balenciaga no es sólo llevar unas zapatillas, es transmitir que se es parte de algo. Ya sea llevando sus camisetas-camisa de 1000€, o su nuevo modelo de Crocs, Balenciaga es cool. Los raperos más influyentes lo mencionan en sus canciones, e igual que pasara antes con el Billionaire Boys Club creado por el productor musical Pharrell, también los hay que se lanzan a vender su propio diseño.
El efecto ‘bombo y platillo’
Un ejemplo muy claro de esta tendencia son las zapatillas Yeezy, diseñadas por el polémico cantante Kanye West. El rapero, inmerso en escribir su propio libro a través de Twitter, ha triunfado con su propuesta creada para Adidas.
El factor más determinante que se desprende de esta explosión del feísmo, sin embargo, es el efecto llamada que se produce, el bombo y platillo, el hype. Las redes sociales hacen correr los últimos productos como la pólvora, y nadie quiere quedarse fuera de la ola.
El conocido efecto FOMO, el miedo a perderse algo, provoca que marcas como Supreme sean codiciadas por millones de personas en todo el mundo, pese a tener sólo un par de tiendas físicas en las que cada día se forman colas de horas. Tanta es la fiebre por sus productos, que una subasta de los mismos amasó un millón de dólares en mayo.
Pese a que la marca americana no hace del feísmo su bandera, representa un modelo de negocio codiciado por las marcas. Lo bonito y lo feo han dejado de ser algo objetivo. Es bonito lo que es tendencia. Y en estos momentos lo feo, triunfa.