El balance del MWC refuerza Barcelona como capital del móvil

Los 67.000 visitantes y los 300 millones de euros que ha dejado el congreso en cuatro días avalan la iniciativa. Quedan grandes retos, como repartir las funciones entre los implicados

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Desde enero de 2013 hasta diciembre de 2018, Barcelona será la capital mundial de la telefonía móvil, la Mobile World Capital (MWC). Un título que la ciudad luce oficialmente desde el pasado lunes, cuando se presentó en sociedad con un acto presidido por el Príncipe de Asturias. El gran reto que tienen encima de la mesa todos los implicados es dar forma a la iniciativa con acciones concretas que tengan impacto en todo el planeta.

Y el primer examen que han hecho lo han pasado con nota. La edición del congreso del sector, el Mobile World Congress, ha sido un éxito. El evento, que condiciona las finanzas de Fira de Barcelona, ha cerrado batiendo los récords de participación e impacto económico. Las más de 67.000 personas que ha atraído han dejado unos 300 millones de euros en la ciudad, unas cifras inauditas en un entorno de crisis como el actual.

La relevancia de la cita se demuestra, por ejemplo, con las presentaciones que han hecho Microsoft o Nokia. El primero, fuera del recinto de Montjuïc, presentó la versión de prueba (beta) del nuevo sistema operativo Windows 8 y el fabricante finlandés, en su estand en el pabellón de aplicaciones, dio a conocer un smartphone con una cámara de 41 megapíxiles.

Además, no ha habido ningún incidente más allá de algunos hechos anecdóticos. Como el panel que se desprendió en el estand de una importante operadora internacional (no se tuvo que lamentar ningún daño, ni personal ni material) o los atascos en los pasillos de la feria por la cantidad de gente.

Protesta

Incluso el momento de más tensión que se ha vivido en los cuatro días que ha durado el congreso se solventó sin problemas. El pasado miércoles, los Mossos d’Esquadra blindaron el entorno de Fira de Barcelona y cerraron las entradas del metro de Plaça d’Espanya para evitar que los estudiantes que protestaban por los recortes en la educación catalana llegaran a las puertas del recinto.

La organización, en manos de GSMA y la Fira, desvió la entrada y salida de la feria. Mientras, los informadores salían a la calle para señalar las alternativas de transporte público. Al frente de la operación estuvo el consejero delegado de la patronal de telefonía móvil, John Hoffman.

Retos

El primer paso que tienen que dar los cinco principales actores de la MWC –GSMA, Fira de Barcelona, el ayuntamiento de la ciudad, la Generalitat y el Estado– es firmar definitivamente la constitución de la fundación que gestionará la iniciativa.

El director general será Ginés Alarcón y, tras la rubrica, tendrá que organizar un equipo que desarrolle sus cuatro pilares: el congreso, un festival cultural, un centro de exposición y conferencias y un espacio industrial. Y para que todos los proyectos tengan fuerza a nivel internacional, la implicación de las empresa tecnológicas de todo el mundo es necesaria. Una voluntad que está presente desde el primer día que se habló del proyecto. De nuevo, sus responsables tiene que definir con exactitud qué será responsabilidad de cada player.

El mismo director territorial de Vodafone en Catalunya, Albert Buxadé, ha reconocido esta semana en un encuentro con prensa que las operadoras tiene que abandonar sus batallas y repartirse áreas de trabajo concretas para que Barcelona sea, de verdad, la capital mundial de la tecnología móvil. En juego están los 3.400 millones de euros que aproximadamente llegarán a la ciudad a lo largo de seis años.

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