España e Italia crean inteligencia artificial para reconocer emociones
Investigadores de Valencia y Pisa presentan un inédito modelo de identificación emocional en entornos de realidad virtual
La inteligencia artificial ha recorrido un largo camino en muy poco tiempo. Su aplicación para registrar o reconocer la apariencia física o los datos biométricos de las personas ya es cuestión de debate a nivel mundial, con China llevando la batuta con el reconocimiento biométrico en lugares públicos y estaciones de metro. Pero ningún gobierno ha anunciado un sistema para identificar las emociones, por ahora.
Sucede que la tecnología ya existe, y se creó a través de la colaboración entre España e Italia. La Universitat Politècnica de València y la Universidad de Pisa presentaron un modelo de reconocimiento emocional en entornos de realidad virtual, concebido con un noble propósito: leer o predecir las emociones que pueden provocar los cambios en el entorno, sin la necesidad de impulsar transformaciones en la realidad.
Los investigadores ponen ejemplos como la arquitectura de un parque, un hospital o una vivienda, y sus efectos emocionales en las personas. Con este sistema, será posible aprender acerca de las sensaciones que provocan los planos de nuevos proyectos inmobiliarios sin tener que construirlos, según los datos de la UPV de un trabajo publicado en Scientific Reports, del grupo Nature.
El «primer paso» para la identificación emocional
Este sistema de inteligencia artificial se puso a prueba con la creación de cuatro entornos virtuales desarrollados por los investigadores, que varían el color, la iluminación y la geometría de una sala. Utilizando cascos de realidad virtual, los participantes en el estudio fueron llevados a diferentes estados emocionales (positivos o negativos, activos o relajados) que fueron detectados por el programa con un 70% de acierto.
Los participantes también se sometieron a un electroencefalograma y un electrocardiograma, cuyos datos ayudaron a detectar los cambios emocionales. Este es un «primer paso» para crear sistemas de reconocimiento de las emociones en entornos virtuales, manifestó Javier Marín, investigador del Laboratorio de Neurotecnologías Inmersivas-I3B de la universidad valenciana.
Con esta herramienta, por ejemplo, si se va a construir un parque en el que se presentan diferentes proyectos, se puede analizar cuál de ellos produce más emociones positivas a sus usuarios antes de hacer movimientos de tierras. Lo mismo podría suceder antes de la construcción de colegios, viviendas, hospitales e industrias, donde el impacto emocional que provoca el entorno tiene un papel fundamental en el bienestar diario.
Otra de las aplicaciones es el campo del arte, y precisamente el siguiente paso del proyecto de investigación es aplicar el sistema durante la visita de un usuario a un museo virtual para intentar predecir el «recorrido emocional» que el visitante tendría en la exposición real. Esta aplicación práctica está en fase final y fue desarrollada en colaboración con el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).