Cómo disminuir la difusión de bulos
El aumento del consumo de internet junto con la sensación de seguridad que produce estar en casa aumenta el riesgo de ser víctima de un ciberdelito
Europol ha informado de que las medidas adoptadas para luchar contra la pandemia pueden aumentar el ciberdelito. Han detectado aumentos en estafas informáticas, ciberataques, ataques a plataformas de teleconferencia e intentos de captura de datos personales y bancarios. Los ataques contra los hospitales para bloquear los sistemas y conseguir datos médicos son otro ejemplo.
Otro ejemplo son las cadenas de bulos y noticias falsas por los sistemas de mensajería que en algunos casos piden dinero, datos o dando algún tipo de supuesta información de una fuente anónima.
Estos bulos se caracterizan por no venir firmados por nadie, se pide que se difunda, la utilización de mayúsculas o iconos junto a un enlace son características de este tipo mensajes.
La cuarentena ha tenido como efecto un mayor consumo de internet, ya sea por dispositivos móviles o por ordenador. Este factor, añadido a la sensación de seguridad que produce estar en nuestra casa, aumenta el riesgo de sufrir un ciberdelito.
Qué nos enseña la ciberdelincuencia
La ciberdelincuencia se caracteriza por seis elementos:
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escala
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accesibilidad
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anonimato
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portabilidad y transferencia
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alcance mundial
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ausencia de guardianes
Estás características se utilizan tanto en las redes sociales como en las de mensajería para conseguir el objetivo del bulo.
Internet permite que se llegue a mucha más gente y de forma mucho más rápida que en el mundo físico. Nos permite contactar con personas de otros países con una interacción mucho más grande que el teléfono. Esto hace que aumente la escala de agresores y víctimas. Los delincuentes no se ven limitados por las fronteras.
Al mismo tiempo, los dispositivos móviles facilitan el acceso a internet. El Instituto Nacional de Estadística señala que el 90,7 % de la población española tiene acceso a internet. En la franja entre 16 y 24 años, el 99 % lo utiliza.
Un elemento clave que facilita la red es el anonimato. Esto es un aliciente para los delincuentes, ya que les es más fácil ocultarse gracias a identidades falsas, correos electrónicos anónimos, IP falsas y servidores interpuestos. Un caso reciente ha sido unas declaraciones atribuidas al juez Emilio Calatayud, que se han extendido como la pólvora. Pero seguro que si mira en sus grupos de amigos en el móvil encuentra más ejemplos.
La portabilidad y transferencia permite copiar gran cantidad de datos en un espacio reducido, permite replicar información de forma casi automática y la utilización de la nube facilita acceder a nuestros datos sin que nos percatemos.
La vigilancia en la red es muy complicada. La policía tiene dificultades para perseguir el delito en la red debido al anonimato y la dificultad de encontrar pruebas por la facilidad con que se pueden borrar.
¿Cómo evitar ser víctimas de bulos?
Los ciudadanos pueden influir en varias de las seis variables de las que hablábamos arriba.
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El acceso está facilitado por el reenvío de mensajes en los grupos de amigos, pero se evita si cortamos ese flujo. ¿Quién no ha recibido un mensaje de una promoción o de alguna buena causa en su WhatsApp y lo ha mandado a sus amigos? ¿Quién no ha participado en esas cadenas? Romper con la propagación es una forma de proteger al resto.
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El factor del anonimato se puede combatir contrastando la información. Si nos llega un mensaje sospechoso podemos ver en internet si quien lo envía es realmente la persona que dice ser. Esa comprobación antes de reenviar es un gran freno a la extensión.
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Evitar transmitir la información es importante. La transferencia de los bulos es realmente sencilla y nunca se sabe dónde puede acabar. Aunque para nosotros no sea un riesgo grande, el receptor de nuestro mensaje sí puede verse afectado.
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Facilitar información a la policía de posibles amenazas para facilitar su trabajo. Las cuentas en las redes sociales de las fuerzas y cuerpos de seguridad permiten informar de forma rápida de una posible amenaza.
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Educar a las personas con menos conocimientos en materia de prevención es una buena actividad que se puede realizar en estos días en casa. No vamos a renunciar a nuestros dispositivos móviles pero sí podemos hacer que la red sea más segura.
— Javier Valls Prieto, prof. en Derecho Penal especializado en regulación ética y jurídica de la inteligencia artificial y la robótica, Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.