Los coches clásicos renacen como vehículos eléctricos
La tendencia de convertir coches convencionales en coches eléctricos convierte estos vehículos en eficientes deportivos
El Electric Samba Project es una proyecto del youtuber Rehu que documenta la conversión de una vieja furgoneta Volkswagen de 1957 en un vehículo eléctrico propulsado con la misma tecnología que utilizan los coches de Tesla.
Rehu se anticipa así a la propia Volkswagen, que a finales del año pasado anunció formalmente que el icónico ‘VW Bus’ volverá en 2022 en forma de vehículo eléctrico.
Si el primer VW Bus que llegó a los EE UU tenía un motor de combustión de 50 CV el nuevo modelo alcanzará los 369 CV de potencia gracias a su par de motores eléctricos —uno por cada eje— y tendrá unos 500 km de autonomía. «En la era eléctrica el vehículo más icónico tiene que ser un Volkswagen», decía en la presentación Dr. Herbert Diess, CEO de la compañía.
Para cuando llegue el de Volkswagen personas como Rehu llevan años convirtiendo vehículos clásicos en vehículos eléctricos, sustituyendo los viejos motores de combustión y las transmisiones por baterías y motores eléctricos. Otras marcas también participan de esta tendencia.
«Acelera mejor que un deportivo, pero con un coste de un céntimo por kilómetro recorrido»
El año pasado Jaguar presentó el Concept Zero, un coche eléctrico basado en el Jaguar E-Type Roadster Serie 1.5 de 1968 pero capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,5 segundos. Este vehículo se utilizó en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle el pasado mes de mayo. Cuando el E-Type salió al mercado el propio Enzo Ferrari dijo de él que era “el vehículo más bello que se ha fabricado.”
Nunca sabremos lo que opinaría Enzo de un Ferrari eléctrico, pero sí se sabe que para Sergio Marchionne, el actual jefe de Ferrari, «un Ferrari eléctrico es un concepto obsceno». Esa afirmación no evitó que un par de amigos californianos conviertan en eléctrico un Ferrari 308 GT de 1978.
El resultado: la versión eléctrica más que duplica la potencia del modelo original, alcanzando los 465 CV. Este aumento de potencia (desde los 200 CV que daba el motor de combustión de 2,9 litros, V8) hizo necesario reforzar elementos mecánicos y de la transmisión del Ferrari para digerir la potencia eléctrica y soportar el aumento de peso debido a las baterías.
El eterno rival de Ferrari, Porsche, también ha visto como su modelos clásicos prescindían de su característicos motores en favor de la electricidad. Este Porsche 910 de 1966, convertido a eléctrico por la compañía Kreisel Electric, acelera de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 300 km/h. Sobre el papel este Porsche «910e» tiene unos 350 km de autonomía, aunque depende de cuánto se pise el acelerador.
El Zombie 222 no está hecho para viajar, sino para correr. Este Ford Mustang ‘fastback’ que nació en 1968 apenas tiene 80 km de autonomía, pero su concepción está más próxima a la de un vehículo de carreras que de carretera. Su aceleración desde parado es de motocicleta: apenas tres segundos para alcanzar los 100 km/h.
Además de las conversiones artesanales diversas compañías comercializan «kits de conversión» para distintos modelos. Un ejemplo es Wilderness Electric Vehicles cuyos kits logran que un Volkwagen ‘Escarabajo’ de 1975 alcance los 100 km/h en poco más de dos segundos. «Acelera mejor que un deportivo, pero con un coste de un céntimo por kilómetro recorrido.» El precio de estos kits suele rondar por los 2.000 dólares y los más mañosos los pueden instalar por sí mismos.