China y Rusia espían el iPhone personal de Donald Trump
Trump mantiene conversaciones con amigos y aliados desde su iPhone personal, y China escucha atentamente para influir en un revés de la guerra comercial
Donald Trump usa un iPhone personal e inseguro para llamar a sus amigos y socios, y China y Rusia sacan provecho. Al tener Vladimir Putin una relación «saludable» con el presidente estadounidense, son los espías chinos los que más información intentan obtener de las llamadas de Trump, en aras de mitigar los efectos de la guerra comercial que EEUU mantiene con la república asiática.
Los asistentes de Trump en la Casa Blanca han advertido no pocas veces del peligro que representa que tenga conversaciones con sus aliados por medio de su iPhone personal, pero el mandatario estadounidense hace caso omiso. Numerosos informes de la inteligencia de EEUU también indican que los espías de China usualmente escuchan las comunicaciones de los altos cargos de la nación norteamericana.
Según las fuentes consultadas en un reportaje de The New York Times, Trump tiene dos iPhones oficiales que fueron modificados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) para limitar sus capacidades y vulnerabilidades, y un tercer «smartphone» personal que no se diferencia en mucho de los millones de móviles en uso en todo el mundo.
El presidente estadounidense aceptó, al llegar a la Casa Blanca, dejar de usar su móvil Android porque los «smartphones» de Apple son más seguros. Uno de los dos iPhones oficiales lo usa para Twitter y otras apps, y el otro para realizar llamadas. No obstante, cuando no quiere que quede registro de alguna de sus llamadas, usa el tercer móvil, el que causa mayor preocupación entre sus ayudantes.
Trump hace un «Hillary Clinton» con su iPhone personal
Como estila en casi todo lo que hace, la gestión de las comunicaciones de Trump está llena de contradicciones. Esta es la misma persona que exigía que encarcelaran a su rival, Hillary Clinton, por utilizar un correo electrónico no seguro cuando fue secretaria de Estado. También reveló su paranoia sobre el espionaje de llamadas telefónicas desde que estaba en campaña electoral.
Su predecesor, Barack Obama, no utilizó un móvil hasta su segundo mandato. Era un iPhone que no podía hacer llamadas ni recibir correos electrónicos que no fueran enviados a una dirección especial que solo tenían sus asistentes y familiares cercanos. El «smartphone» de Obama tenía deshabilitada la cámara y el micrófono, y no podía usarse para bajar aplicaciones.
Los oficiales de seguridad de la Casa Blanca están ante un escenario totalmente diferente ahora, con un presidente que hace sus comunicados vía Twitter y que, según cuentas las fuentes, gasta varias horas al día hablando con amigos y aliados de medios como Fox News. Los asistentes tienen la esperanza de que no esté compartiendo información confidencial, especialmente porque cuando la tiene cerca no le otorga mucha atención.
Sin embargo, creen que los espías chinos están muy atentos a sus llamadas. Quieren saber qué le gusta, qué le preocupa y qué piensa, para buscar una forma de cambiar la percepción de su círculo más cercano y generar un revés en la guerra económica. «En lo que equivale a un matrimonio de lobbying y espionaje, los chinos han reunido una lista de las personas con las que Trump habla regularmente con la esperanza de usarlas para influir en el presidente», dice el Times.