China plantea un impuesto a robots para ayudar a sus trabajadores
El gigante asiático recupera una idea que ya expuso Bill Gates para afrontar el reto de la disminución del empleo que conlleva la automatización laboral
La Academia China de las Ciencias Sociales, uno de los principales think tanks de Asia, considera que la irrupción de los robots en el mercado laboral no llevará a una destrucción del empleo «significativa». En su nueva estrategia quinquenal, que dará comienzo en 2021, la entidad sostiene que los trabajadores menos cualificados podrán ser reubicados en otros puestos. No obstante, propone un impuesto para financiar esa reestructuración de los trabajadores, por si sus previsiones no se terminan ajustando a la realidad.
No es una idea original. El fundador de Microsoft, Bill Gates, ya adelantó esta posibilidad en una entrevista con con el medio especializado Quartz. «Si el rendimiento de alquien que trabaja en una fábrica es de 50.000 dólares al año, y paga impuestos en base a esa cantidad, tal vez deberíamos pensar en gravar por una cifra similar a los robots que vienen a hacer ese mismo trabajo», explicó el magnate.
Esa tasa, según Gates, estaría destinada a ser reinvertida en formación y en el reciclaje de los trabajadores cuya formación se ha quedado obsoleta para el nuevo mercado laboral, marcado por la implementación de cada vez más nuevas tecnologías.
Eso es lo que China quiere recuperar ahora. De acuerdo a los datos de la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés), recogidos en el portal Abacus, el gigante asiático instaló más de 154.000 robots industriales en 2018, más que el conjunto de los incorporados a la producción en Europa y América.
Los efectos de la automatización en China
Un informe de Dentsu Aeugis, una firma británica especializada en marketing digital, reveló que el 65% de los ciudadanos chinos encuestados considera que tanto la inteligencia artificial como la robótica, las tecnologías sobre las que se sustenta la automatización del empleo, contribuirán a crear más puestos de trabajo en lugar de destruirlos.
Lo cierto es que la robotización de la fuerza laboral ha remodelado el mercado chino. Sobre todo, en términos de densidad ‘robótica’. Siguiendo las cifras aportadas por la IFR, en 2019 China registró 97 robots por cada 10.000 trabajadores, aunque no llega al nivel de otros países como Estados Unidos (200 unidades) o el líder del ranking, Corea del Sur, que tiene 710.
La destrucción de los puestos de trabajo debido a la automatización del empleo es ya una realidad en China. Uno de los mayores proveedores en Asia de Apple, Foxconn, recortó 60.000 empleos en su fábrica de Kunshan en 2016 al mismo tiempo que los sustituía por robots. Otro ejemplo práctico: en Dongguan, uno de los mayores centros productivos del país, ha acabado con 280.000 empleos desde 2015. En su lugar, 91.000 robots ya operan en la ciudad.
La IA, una amenaza para los trabajadores mejor pagados
Otro informe de la compañía Bookings señaló que la implementación de la inteligencia artificial afectará especialmente a los denominados ‘trabajadores de cuello blanco’, aquellos que desempeñan trabajos de oficina. El motivo: una de las tecnologías que componen la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, se está ‘preparando’ para realizar las tareas de los empleados mejor pagados.
Esto, además, afectará más a los hombres que a las mujeres. Según se apunta en el estudio, «los hombres, que están sobrerrepresentados tanto en funciones analíticas y técnicas como profesionales, trabajan en ocupaciones con puntuaciones de exposición a la IA mucho más altas».
En este sentido, la investigación apunta a que aquellos que realizan las tareas técnicas o de ingeniería están «mucho mejor preparados para afrontar estos cambios».