La Champions seguirá en la TV en abierto (según estos antecedentes)
Aunque Mediapro se ha hecho en solitario con los derechos de la Champions League para los próximos tres años, el fútbol europeo en abierto no está descartado
En 1997 el entonces ministro Francisco Álvarez-Cascos impulsó una polémica ley según la cual ciertos eventos deportivos, como los partidos oficiales de la selección española de fútbol o la final de la Copa del Rey, habían de ser emitidos a través de un canal de televisión en abierto. La norma llegó precisamente en un momento en el que la tele de pago empezaba a abrirse paso en el país. Dos décadas después, a pesar de que el contexto ha cambiado -las plataformas de pago llegan a una audiencia cada vez más masiva-, la importancia del fútbol sigue siendo la misma, o quizás mayor, para los principales jugadores del negocio audiovisual.
Este viernes se reveló que Mediapro, la productora capitaneada por Jaume Roures, ha logrado retener los derechos de emisión de la Champions League por tres temporadas más (2018-2019, 2019-2020 y 2020-2021). La oferta ganadora, todavía no comunicada oficialmente por la Uefa, dueña de los derechos del fútbol europeo, se ha impuesto a la de rivales como el grupo Mediaset o Telefónica, a través de su filial Movistar. El precio pagado estimado supera los mil millones de euros, muy por encima de los 160 abonados por temporada en la anterior puja (2014). Entonces, el consorcio formado por la propia Mediapro, Atresmedia y el canal autonómico TV3 se llevó el gato al agua.
El carácter individual de la nueva oferta ganadora ha despertado las especulaciones sobre la posibilidad de que la Champions, por primera vez desde la implantación del actual formato de competición, no se pueda ver de manera gratuita. Hay que tener en cuenta que Mediapro ha utilizado en los últimos años un canal de pago propio (Bein Sports) para ofrecer, a través de terceros, los partidos del torneo europeo. Un modelo que ha convivido con la emisión de un encuentro semanal en abierto a través de Antena 3 -además de TV3, en Cataluña. Este papel también lo jugó durante un tiempo TVE, compartiendo los derechos en España con la extinta Canal+. ¿Qué ocurrirá entonces a partir de ahora? ¿Hay que despedirse definitivamente de ver sin pagar la primera competición de clubes del planeta?
Mediapro ha utilizado en los últimos años un canal de pago propio (Bein Sports) para ofrecer, a través de terceros, los partidos del torneo europeo
Tiempo para la negociación
Existen diversos antecedentes y condicionantes que invitan a pensar que mucho puede cambiar de aquí a septiembre de 2018, fecha de comienzo de las emisiones en disputa. Para empezar, los propios tiempos de este tipo de negociaciones. Los catorce meses que hay por delante es tiempo más que suficiente para que algún canal generalista compre al menos un partido semanal a la productora con sede en Barcelona.
El precedente más claro es el acuerdo al que llegaron, a comienzos de 2016 y ya con la competición empezada, Mediapro y Telefónica para incluir Bein Sports en la parrilla televisiva de Movistar+. La firma de este contrato llegó después de un culebrón de meses y de múltiples tiras y aflojas entre ambos grupos. El atractivo del producto, clave para el negocio de Telefónica, y la necesidad de rentabilizar un desembolso millonario por parte de Mediapro, empujaron a los dos partes a un acuerdo que incluyó también la comercialización de La Liga hasta 2019.
Mediapro como intermediario
El segundo punto a considerar es el claro papel de intermediario que hasta ahora ha jugado en el negocio del fútbol la empresa dirigida por Roures y su socio Tatxo Benet. Según fuentes directamente implicadas en la subasta, Mediapro, una vez más, ha entrado a la puja con una oferta irrechazable, muy por encima de la de sus competidores y hasta un 30% por encima de la desembolsada tres años atrás, cumpliendo así las expectativas de una Uefa que busca exprimir cada vez más y más su particular gallina de los huevos de oro.
Para cubrir tamaños costes es probable que, de nuevo, Mediapro opte por despiezar la vaca en pequeños paquetes apetecibles para grupos audiovisuales con una o varias señales en abierto. Una maniobra en la que está por ver si entrarán esta vez los operadores de pago como Telefónica, o Vodafone y Orange, que renunciaron hace varias semanas a participar en la subasta de la Uefa ante las exigencias impuestas.
La opacidad del concurso
Un tercer elemento que puede resultar clave también implica directamente a las maneras de proceder de la confederación con sede en Nyon (Suiza). La pasada semana Team Marketing, la sociedad contratada por la Uefa para explotar los derechos del fútbol europeo, rechazó todas las ofertas que le llegaron desde España, al considerarlas insuficientes. La empresa recomendó a los pujantes, además de elevar las ofertas, acudir en solitario, al eliminarse este año por primera vez la exigencia de incluir el compromiso de emitir al menos un partido de cada jornada en abierto.
Este punto del pliego, sin embargo, no implica la condición contraria: es decir, llegado el caso, Mediapro podría acabar ofreciendo partidos en abierto a través de, por ejemplo, su canal gratuito Gol TV. O, como se ha mencionado, mediante terceros que subcontraten estos derechos.
Los participantes en la puja de la Uefa por la Champions destacan la opacidad del concurso
En este sentido los participantes en el concurso destacan la ausencia de transparencia e incluso la falta de concreción sobre algunos puntos por parte del organizador de la subasta. Según las fuentes consultadas, Team Marketing establece contactos exclusivamente bilaterales con cada uno de los pujantes, evitando hacer públicas las condiciones previas de la puja ni los resultados de la misma, más allá de comunicaciones directas con los implicados. Un elemento curioso es que buena parte de estos contactos se realizan únicamente por correo electrónico, lo que dificulta la fluidez en las conversaciones, señalan las mismas voces.
Ante este escenario de opacidad y, una vez desembolsada la cantidad pactada, Mediapro se podría ver con las manos libres para gestionar, como buenamente quiera, los partidos de las próximas Champions. La pregunta ahora es cómo y bajo qué precio lo hará… ¿Se avecina una nueva batalla de la interminable y jugosa (para algunos) guerra del fútbol?