Apple siete años después de la muerte de Steve Jobs
Steve Jobs murió el 5 de octubre de 2011. Siete años después Apple es la compañía más valiosa del mundo
El 5 de octubre de 2011 a las 14:00 horas, Steve Jobs falleció en su casa de California. Tenía 56 años de los que siete los pasó luchando contra un cáncer de páncreas que terminó con su vida. Siete años después del adiós de su líder ejecutivo (y emocional) Apple está en la cima del mundo. Justo esta semana, la tecnológica se ratificó como la compañía más valiosa del planeta, por encima de Google y Amazon, con un valor de marca de 214.000 millones de dólares (186.000 millones de euros) asignado por el índice Interbrand.
La empresa que Jobs ayudó a fundar –desde la que gestó algunas de las innovaciones tecnológicas que mayores transformaciones han causado en la sociedad– se convirtió este año en la primera compañía americana en superar el valor bursátil del billón de dólares y la segunda en el mundo, aunque la primera fue una firma china que no duró mucho con el título. En cambio, este viernes, la capitalización del mercado de Apple sigue en máximos (1,1 billones de dólares, cerca de 960.000 millones de euros), mientras Amazon le sigue de cerca con 931.000 millones de dólares.
La revolución que Jobs orquestó en Apple con la seguidilla de innovaciones que dirigió al frente de la empresa (desde los ordenadores hasta las tablets, pasando por el iPhone y el iPod) consolidó definitivamente las cuentas de la tecnológica.
Cuando Jobs asumió la presidencia ejecutiva, en 1997, el valor de Apple era de apenas 3.000 millones de dólares, y cuando la dejó la cifra ya estaba sobre los 350.000 millones. Con el ideal de Jobs cimentado profundamente en la filosofía de Apple, la multinacional estadounidense no ha hecho más que crecer hasta casi que triplicar su valor en los siete años de su ausencia.
Del Apple II al iPhone: la visión de Steve Jobs
La lucidez futurista de Jobs empezó a echar raíces hace más de 40 años. Entre 1976 y 1977, él y su amigo Steve Wozniak fundaron Apple, aunque Wozniak se retiraría a mediados de los años 80 para no regresar jamás. Al ingeniero informático (todavía con vida) se le acredita la creación del Apple II, el primer ordenador personal que se popularizó en el mercado. Su amigo se encargó de todo el diseño, pero Jobs sabía perfectamente cómo promocionar el primer producto de consumo de Apple. El líder creía que los ordenadores tenían futuro más allá de las oficinas de las corporaciones. Pensaba que en el futuro podrían ser productos indispensables.
El Apple II abrió el paso para la primera era de Apple, moderada pero con exitosos experimentos informáticos. Pero Jobs también se marchó en 1985, tras innumerables desencuentros con la junta de directores. Inauguró su propia tecnológicae invirtió en el estudio de animaciones de cine Pixar, hoy uno de los activos más valiosos de Disney. Esos años fuera de Apple vieron un desarrollo en ese imaginario de Jobs con respecto a un futuro en el que los ordenadores y las máquinas serían más importantes de lo que sus coetáneos estaban dispuestos a admitir. No obstante su ausencia coincidió con el declive de Apple, que estuvo a punto de cerrar puertas en los 90.
El regreso a Apple en 1996
En 1996 la tecnológica hizo a Jobs una oferta que no pudo rechazar: compró la empresa de ordenadores que había fundado tras su salida y le contrató como asesor. Un año después, Jobs ya era el consejero delegado de Apple. En 1998, en una mezcla entre su apuesta por los ordenadores y una epifanía sobre el futuro de la Internet (que apenas tomaba fuerza en aquellos años), el visionario presentó el iMac, un ordenador de escritorio que agrupaba todas sus características en el monitor, el teclado y el mouse, sin necesidad de una torre.
Jobs quería que este dispositivo impulsara la innovación y la inspiración, y en vista de que sigue siendo un producto obligatorio en la mayoría de oficinas de trabajo creativo parece que cumplió su propósito. El iMac es, sin duda, uno de los productos tecnológicos más populares del siglo XXI. El ordenador fue también una de las mayores contribuciones de Jobs para sacar a Apple de la quiebra en la que casi se entró antes de su regreso a la compañía. Pero todavía faltaba la piedra grande de su revolución: el impulso de los dispositivos. Primero fue el iPod, que llegó en 2001 para cambiar la historia en un abrir y cerrar de ojos.
El iPhone lo cambió todo
Aquel dispositivo era capaz de almacenar miles de canciones en una época en la que la vieja moda de los discos compactos se enfrentaba a la amenaza del trasiego de archivos en Internet. Su éxito obligó a Apple a crear iTunes, una tienda de música y entretenimiento que es considerada un pilar de la economía digital. Pero podría decirse que el iPod era apenas una probada de lo que vendría después. ¿Qué tal si tomamos todas las herramientas de este dispositivo y lo convertimos también en un móvil para hacer llamadas, enviar mensajes y hasta navegar la web? El primer iPhone salió a la venta a mediados de 2007, y poco se puede decir que no se haya dicho ya.
Jobs más o menos sabía que el futuro involucraba la comunicación instantánea, la conexión constante a Internet y la fabricación de gadgets con todo tipo de herramientas. En lugar de tener una cámara de fotos, un iPod y un móvil analógico, ¿por qué no tenerlo todo en un mismo dispositivo? Pero, aunque su visión era privilegiada, ni él mismo entendió las consecuencias totales del invento. Un año después del iPhone abrió la App Store, la tienda de aplicaciones en la que Jobs no creía mucho, hasta que vio a miles de desarrolladores abriéndose paso para crear apps para el iPhone. Una economía totalmente nueva había nacido, sin querer.
Por si fuera poco un año antes de despedirse el fundador y consejero delegado de Apple dejó otra invención: el iPad, una tablet presentada en 2010 y que se convirtió en otro éxito para la tecnológica. Después de su muerte, la tecnológica ha dado seguimiento a su legado con una serie de colecciones del iPhone, el iPad y los ordenadores. También ha presentado productos nuevos, como el Apple Watch. Siete años después, la compañía que Jobs primero fundó –y a la que luego salvó– domina una economía global que él mismo ayudó a transformar.