Las 10 razones por las que tu móvil funciona cada vez más lento
Es común que los móviles de poco más de dos años se ralenticen, pero el problema tiene razones y soluciones
¿Tienes un móvil de más de dos años y has comenzado a notar que se ralentiza? No es cosa tuya. Explicamos por qué tu smartphone viejo funciona más lento.
Has comprado tu flamante móvil hace poco más de dos años y hasta ahora no te ha dado problemas, pero últimamente tienes la sensación de que tu móvil funciona cada vez más lento. Ya no está en garantía, y su fabricante ha dejado de actualizar el sistema operativo, aunque sigue ofreciendo parches de seguridad. ¿Eres tú, o de verdad tu teléfono funciona cada vez peor?
La situación se repite siempre de la misma forma. La última versión Android 8.0 Oreo ya no es compatible con tu teléfono. Las apps tardan más en cargar, Whatsapp se ralentiza cuando mantienes varias conversaciones a la vez, y los vídeos de Youtube van a golpes cuando más de dos apps funcionan en paralelo. Y para colmo, la batería se agota cada vez más rápido.
¿Paranoia? ¿Conspiración? ¿Obsolescencia programada? ¿Degradación natural? Lo cierto es que hay un poco de todo ello.
Vamos a echar un vistazo a las diez razones por las que tu smartphone viejo funciona cada vez más lento, y cómo podemos solucionarlo. Eso sí, los milagros están descartados…
1. Sugestión
Todos los días vemos en las webs tecnológicas anuncios de nuevos modelos de smartphones cada vez más potentes, con nuevas funciones maravillosas: reconocimiento facial, pantalla sensible al tacto, realidad aumentada, sensor de huellas ultrarrápido… Y mientras, nosotros aún tenemos que desbloquear el viejo móvil introduciendo un código de números.
Se estrena un juego o una app maravillosa, la descargas en tu viejo smartphone, y funciona a cámara lenta, o algunas funciones no están disponibles.
Sin que te des cuenta, de forma inconsciente, comienzas a asumir que tu móvil funciona más lento porque es viejo. Puede que una app nueva vaya lenta porque usa funciones del sistema operativo que tu no tienes, o porque funciona mejor con más núcleos. O a lo mejor tu router está un poco lejos, el WiFi no llega correctamente, y ralentiza el uso de las apps que funcionan en la nube. No es que tu smartphone vaya más lento que antes, pero nos sugestionamos por la presión del mercado y la publicidad, y cuando hay un problema puntual asumimos que es porque el móvil es viejo, y no por otra causa.
Pero aunque la sugestión está ahí, sí existen causas que hacen que un smartphone viejo funcione más lento.
2. La batería, tu mayor enemigo
El principal arma de la obsolescencia programada en la tecnología moderna es la batería. Por su propia naturaleza, las baterías se gastan con el tiempo. O bien se agotan más rápido o no suministran el voltaje suficiente, lo que da lugar a reinicios inesperados.
Esto es inevitable, pero a veces se usa como excusa para invitar a los usuarios a que tiren su smartphone viejo y se compren uno nuevo. Por ejemplo, utilizando baterías de baja calidad, o que no son extraibles, o poniendo un precio alto a la batería de repuesto, para que compense más comprar un móvil nuevo.
La última polémica con las baterías está protagonizada por la mismísima Apple, que ha tenido que pedir perdón por reducir la velocidad de los iPhone antiguos sin avisar a los usuarios, para esconder que las baterías viejas no suministran el voltaje suficiente y pueden reiniciar bruscamente el iPhone. En Francia ya están investigando si se trata de un caso de obsolescencia programada encubierta para animar a comprar un iPhone 8 o un iPhone X.
Es probable que las baterías de más de dos años que han sido recargadas a diario empiecen a dar síntomas de agotamiento
Si tu batería tiene más de dos años y la has recargado todos los días, es probable que pronto comience a dar síntomas de agotamiento. Comienza a rastrear ofertas… Comprueba también la ventilación. Si la funda del móvil retiene el calor el exceso de temperatura hará que el procesador funcione más lento.
Otras componentes del móvil como el procesador, la memoria o el almacenamiento, no se degradan con el tiempo. Pueden fallar y estropearse, pero no pierden rendimiento.
3. Bugs y fallos de seguridad
En ocasiones un smartphone viejo funciona cada vez más lento por culpa de los bugs o fallos de seguridadque se descubren con el tiempo. Estos agujeros del hardware se tapan con software (parches del sistema operativo o actualizaciones del firmware), lo que se traduce en una pérdida de rendimiento.
El ejemplo más reciente lo hemos visto estos días con el fiasco de los procesadores de Intel, afectados por graves fallos en el diseño que pueden ser aprovechados por los ciberdelincuentes para robar datos mediante dos técnicas conocidas con el nombre de Meltdown y Spectre.
Estos bugs se han parcheado a través del sistema operativo y los navegadores, pero producen una reducción del rendimiento entre un 5 y un 30%, según la antigüedad del chip. De momento no parece que estos agujeros de seguridad hayan afectado a los móviles, pero si han ocurrido otros que se han parcheado de forma similar.
4. Actualizaciones del sistema operativo o firmware
Una vez al año, iOS y Android reciben una gran actualización que incluye un buen número de novedades. Es una mezcla de usabilidad y marketing. Muchas de estas nuevas funciones son realmente útiles, pero otras están pensadas para justificar cierta novedad hardware de un nuevo smartphone (los animoji de Apple por ejemplo), o para animar a la gente a que renueve el móvil.
Muchas de estas nuevas funciones añaden más tareas en segundo plano al sistema operativo, más carga gráfica, más uso de los sensores, más procesos en paralelo, etc., que en los móviles antiguos consigue el efecto de que, efectivamente, el smartphone funciona más lento. Algunas de estas novedades se pueden desactivar, pero otras se convierten en el funcionamiento por defecto del sistema, y no se pueden quitar.
5. La «falsa» evolución
Los fabricantes lo llaman evolución, pero también podríamos catalogarlo de oportunismo o, directamente, obsolescencia programada encubierta. Hablamos de una supuesta evolución técnica que, de repente, resulta indispensable, cuando ayer no lo era.
El ejemplo más reciente son los procesadores de 64 bits. Cuando se lanzaron al mercado hace unos años los expertos afirmaban que «solo mejoran el 10% de los cálculos, apenas se nota«. Pero de repente, en 2017 resulta que los procesadores de 64 bits son esenciales para nuestra vida diaria, hasta el punto de que Apple ha eliminado el soporte de los procesadores de 32 bits, y ha obligado a todas las apps de la App Store a incluir una versión de 64 bits, o serán expulsadas. Más de 140.000 apps que son antiguas o que sus desarrolladores no tienen dinero para crear una nueva versión, desaparecerán de la App Store. Y Android hará algo similar en breve.
Muchas personas no pueden permitirse cambiar de móvil cada dos años, pero no hay interés de mejorar algunas condiciones básicas por parte de los fabricantes y desarrolladores
Hace tres o cuatro años Apple presentó una nueva tecnología gráfica llamada Metal, para mejorar los gráficos en los juegos bajo iOS. Tecnología incompatible con procesadores anteriores. Muchos juegos nuevos comenzaron a usar Metal, así que no funcionaban en iPhone y iPad antiguos. La paradoja es que juegos sencillos eran incompatibles con un hardware antiguo pero potente, y sin embargo otros mucho más complejos gráficamente, que no usaban Metal, funcionaban a la perfección.
No se trata de ser retrógrados y estar en contra de los avances tecnológicos. Al contrario, nos encantan las innovaciones. Claro que los procesadores de 64 bits y Metal aportan mejoras importantes, pero eso no es incompatible con seguir soportando el hardware más antiguo que aún tiene potencia suficiente. Es lo que se hace en el PC, en donde ordenadores de hace 20 años pueden ejecutar programas modernos, y juegos de hace 20 años siguen funcionando en los PCs modernos.
Algo similar podría hacerse en los móviles, con más razón al tratarse de dispositivos que hoy en día son básicos, y muchas personas no pueden permitirse cambiar de móvil cada dos años. Pero no hay interés ni por parte de los fabricantes, ni por parte de los desarrolladores.
6. Apps como servicio
Tradicionalmente las aplicaciones se comercializaban, y la versión final era para siempre. Ahora la mayoría de las apps funcionan como un servicio: se lanza una versión básica y se sigue actualizando constantemente durante años. Con el paso del tiempo se añaden tantas novedades y mejoras, que una app que funcionaba a la perfección en tu móvil nuevo posiblemente se arrastre dos años después.
Un ejemplo obvio es Whatsapp. Las primeras versiones eran una sencilla app de mensajería instantánea con mensajes de texto, que funcionaba en cualquier móvil. Ahora Whatsapp permite enviar fotos y vídeos, realizar llamadas de voz IP, videoconferencias, chats en grupo, y otras funciones que requieren muchos más recursos y ponen de rodillas el hardware más viejo. No es una crítica a Whatsapp, pues en este caso se trata de una evolución natural, pero es un ejemplo de cómo las apps se vuelven más exigentes con el tiempo.
7. La entropía del software
Hay una regla no escrita en programación (bueno, sí está escrita, pero no es cuantificable), que afirma que como más modificaciones se hagan al código de un programa más complejidad se añade, más aumenta el caos, y más se reduce el rendimiento.
En el caso de las apps de los móviles las más modernas utilizan librerías, lenguajes y código diferente de las apps antiguas. Y se actualizan constantemente con todo tipo de cambios y parches para tapar fallos.
Distintas generaciones de apps tienen requisitos muy diferentes de memoria, ciclos de reloj, núcleos del procesador, etc. Y cuando funcionan varias a la vez en segundo plano, crean conflictos al sistema operativo que acaban ralentizando el smartphone, si no tiene recursos suficientes. Como más antiguo sea tu móvil más generaciones de apps utiliza sin aumentar su hardware, y es más probable que surja esta entropía del software.
8. Un wifi lento
Cada vez más apps emplean la conexión a Internet de forma constante, porque funcionan en la nube o necesitan actualizar información. Si tienes una conexión WiFi lenta, estás lejos del router o el chip wifi de tu smartphone antiguo no puede gestionar muchas transmisiones al mismo tiempo, las apps tienen que detenerse para esperar esos datos. Esto hace que el móvil funcione más lento y tienes la sensación de que las aplicaciones no responden a tus órdenes.
9. Malware y software espía
Para realizar su (sucio) trabajo, el malware necesita recursos del procesador y la memoria, tanto para esconderse como para actuar. Recursos que a veces se ocultan al sistema operativo, que tiene que realizar la misma carga de trabajo con menos hardware. Si tienes malware en tu móvil, funcionará más lento.
Más problemático es el software espía, porque muchas veces lo usa apps legítimas y muy conocidas, y no es fácil de detectar, o te toca asumirlo si quieres usar esa app. Cada vez más aplicaciones realizan un seguimiento de los hábitos del usuario funcionando en segundo plano, y eso afecta a los menores recursos de los móviles antiguos.
10. Nosotros también somos culpables
Es fácil acusar a los fabricantes y los desarrolladores, pero nosotros también tenemos parte de la culpa de quenuestro smartphone vaya más lento. ¿Cuántas veces has realizado una limpieza de tu móvil para eliminar archivos temporales? ¿Desinstalas las apps que ya no utilizas? ¿Cuántas apps están funcionando en segundo plano sin que lo necesites? ¿Mueves a una unidad externa las fotos y vídeos viejos? ¿Cuánto espacio libre tienes en tu smartphone?
Si hay muchas apps funcionando en segundo plano, toda la memoria RAM está llena, o queda poco espacio libre, el smartphone va a funcionar más lento, sea nuevo o viejo. Pero se notará más en uno antiguo con poca memoria y un procesador poco potente.
¿Qué puedo hacer para solucionarlo?
Algunos de los problemas arriba descritos son inevitables. Otras, irresolubles. Pero unas pocas tienen solución. Sigue estos consejos y tu viejo smartphone funcionará un poco más rápido:
- −Usa un buen antivirus y antitroyanos
- −Mejora el alcance y la velocidad del WiFi
- −Desinstala las apps que no uses
- −Actualiza todas las apps que lo permiten
- −Desactiva las actualizaciones automáticas
- −Desactiva el GPS y Bluetooth cuando no lo necesites
- −Reinicia el móvil al menos un par de veces al mes
- −Desactiva transparencias, transiciones y efectos gráficos de la interfaz del sistema operativo
- −Haz una copia de seguridad y borra las fotos, vídeos y otros contenidos que no uses
- −Realiza una limpieza periódica, eliminando archivos temporales, ficheros de instalación y otro contenido basura que ya no sirve
- −Haz una copia de seguridad, un reseteo de fábrica, y vuelve a instalar todas las apps y todos los datos que vas a usar
−Noticia original de Business Insider España. Autor: Juan Antonio Pascual