Los narcos españoles del tabaco ya venden cigarrillos que ni ellos fuman
El tabaco ilegal, además de evadir impuestos, expone a sus consumidores a un mayor riesgo de salud
Ya sea con el trapicheo de varias cajas ocultas en el equipaje o por medio de sofisticadas redes internacionales, el contrabando de tabaco sigue vigente y representa casi el 10% del consumo global. Este delito se potencia porque, a diferencia del tráfico de drogas o de armas, penalmente tiene castigos mucho más leves, y socialmente es aceptado en varias comunidades, al punto de que en zonas de Galicia, Andalucía y Extremadura centenares de familias tienen en el contrabando su modus vivendi.
Para tener una idea de su magnitud, en sólo en tres operaciones, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha intervenido seis millones de cajetillas de cigarrillos valoradas en 24,5 millones de euros. La más reciente implicó la incautación de 1.560.000 cajetillas valoradas en seis millones de euros, lo que llevó a la detención de 42 personas en una operación realizada con fuerzas de seguridad de Portugal, Rumanía y Bulgaria.
En la última operación, la Guardia Civil incautó tabaco ilegal por seis millones de euros
Esta macro operación se suma a otras grandes redadas, como la Cumpai, de 2013, donde la Guardia Civil -con policías belgas y franceses- arrestaron 19 personas e intervinieron ocho contenedores con 2,7 millones de cajetillas valoradas en diez millones de euros. O la operación Spinola, de 2015, que permitió, en coordinación con Portugal, Rumanía, Bulgaria y el Reino Unido, el arresto de siete personas y la captura de 1,8 millones de cajetillas, con un valor de 8,5 millones.
Según datos de la empresa Ipsos, el tráfico ilegal de tabaco ya supone el 9,2% del consumo total. Para la UCO en España se detecta un auge del consumo de marcas blancas procedentes del exterior, sobre todo de países del Este, y que se han ido introduciendo poco a poco en el país, hasta el punto de que tienen una alta aceptación popular.
Las cajetillas de contrabando cuestan la mitad que las legales
Este incremento se justifica en el precio, ya que su venta legal rondaría los cuatro o cinco euros por cajetilla, pero si es de contrabando se puede adquirir por dos o 2,5 euros porque los traficantes evaden el alto impuesto con el que está gravado el tabaco en España y otros países comunitarios, y juegan con un margen de beneficio considerable.
Si bien el tabaco en sí mismo es nocivo, el que llega de contrabando, o por lo menos una parte muy grande, no ha pasado por ningún tipo de control sanitario. Inclusive se da la paradoja que los contrabandistas lo saben y no consumen el tabaco que ellos mismos trafican, precisa el capitán de la Guardia Civil Carlos Gallego.
El tabaco ilegal se distribuye en locutorios, tiendas y bares
Las redes son dirigidas en algunos casos desde España y cuentan con infraestructura en países como Rumanía, Bulgaria o los Emiratos Árabes, desde donde llega la mercancía. Pero hay otro modelo en auge: la UCO se ha encontrado con organizaciones que desde el exterior aportan financiación y dirección a células radicadas en España, que distribuyen la mercancía y que cuentan con «una cartera de clientes muy amplia», como locutorios, tiendas, bares u otros comercios.
Desde fábricas de países del Este el producto sale por dos vías: la legal y la ilegal. Esta última aprovecha una potente infraestructura de transporte que es alquilada incluso por otras redes.
España es también lugar de paso -aprovechado por estas organizaciones- para que el tabaco de contrabando llegue desde Gibraltar al Reino Unido. Con un reproche social mínimo, y un ‘oficio’ de contrabandista que incluso se hereda de padres a hijos, el tráfico de tabaco buscando cada día cómo esquivar las redadas y los controles.