Ni la GSMA ni la Fira saben quién pagará el fallido Mobile
John Hoffman, presidente de la GSMA, asegura que se ejecutarán las cláusulas de "fuerza mayor" para resolver el contrato con los expositores
«No es un tema de dinero público, es un tema de salud». «Todavía es demasiado pronto para saberlo». Este fue el tono tanto de la GSMA, organización responsable del Mobile World Congress, como de las administraciones cada vez que fueron cuestionadas por las posibles indemnizaciones surgidas de la cancelación del mayo congreso mundial de móviles que iba a celebrarse del 24 al 27 de febrero en Barcelona.
El presidente de la organización, John Hoffman, explicó este jueves en una rueda de prensa de urgencia que las posibles indemnizaciones surgidas de la suspensión por el miedo al coronavirus se analizarán bajo las cláusulas de «fuerza mayor» existentes en los contratos firmados con los expositores. Se negó, eso sí, a dar cifras sobre el golpe económico que puede suponer para una entidad que se considera sin ánimo de lucro: «Todos los beneficios se reinvierten», destacó.
Desde la GSMA trataron de incidir en que la base de la cancelación fue la seguridad de los asistentes. “Debíamos tener la certeza de que no iba a pasar nada; nos jugábamos nuestra reputación”. Los ejecutivos descartaron teorías conspiratorias para justificar el adiós de las marcas, pues sí se mantienen el ISE de Ámsterdam y el Ginebra Motor Show. El efecto contagio generado en la capital catalana tras la primera renuncia de LG no se dio en los otros eventos.
«No es nada contra Barcelona y España, es una emergencia mundial», lamentan desde la GSMA
A tenor de la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, «no existía ninguna razón de salud pública» que pusiera en riesgo la celebración del MWC. La ministra se expresó así en una entrevista concedida esta mañana a Cope. En la misma línea lo hizo Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, y los diferentes consellers que salieron a la palestra a lo largo de la semana.
Sin embargo, desde la organización ya comenzaron a tejer su argumentario de cara a las empresas de forma pública. Ante la aparente tranquilidad expresada tanto por el Gobierno como por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, Hoffman no buscó el enfrentamiento.
Una alerta sanitaria local –como la emitida por el Reino Unido— hubiera supuesto un salvavidas para la GSMA a la hora de suspender el Mobile sin consecuencias económicas. No la hubo, pero Max Granryd, director de la entidad, decidió apuntar más arriba: “No es nada contra Barcelona o España; es una emergencia mundial de coronavirus, la gente está muriendo”. “Queríamos evitar el riesgo a toda costa; hemos seguido las recomendaciones de las organizaciones de salud”.
¿Y el dinero público del Mobile?
Pero los contratos entre la GSMA y los diferentes participantes no son los únicos que deben resolverse en el MWC. Para empezar, falta por saber qué pasará con los acuerdos firmados entre la entidad y la Fira de Barcelona. Y como avanzó este miércoles Economía Digital, desde el recinto se encargan por respetar la decisión de Hoffman sin pedir contraprestaciones económicas.
El consejo de administración de Fira de Barcelona se reunió el martes en un almuerzo. Sus miembros ya eran conscientes de que el Mobile estaba al borde del abismo por el goteo constante de empresas que se daban de baja. Ante esta situación, decidieron esperar a la decisión que adoptase la GSMA y ponerse al servicio de los organizadores: “Lo que diga (John) Hoffman«, se asumió.
No se espera que se pidan indemnizaciones, pero sí queda por ver como afectará a sus balances. Fira de Barcelona dejará de ingresar unos 70 millones de euros en el ejercicio 2020, una situación que pone en alerta a sus contables. «Fira de Barcelona no entrará en pérdidas, se ha hecho un excelente trabajo de diversificación de riesgos», destacó Pau Relat, presidente de la Fira de Barcelona.
«Es demasiado pronto para decirlo», despejan desde la Generalitat ante las preguntas económicas
Mayor incertidumbre existe alrededor de los 15 millones que cada año donan las diferentes administraciones a la Mobile World Capital. «Es demasiado pronto para decirlo», despejó el conseller de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puigneró.
Para Barcelona, el impacto económico previsto era de 492 millones de euros durante los cuatro días que debía durar. La cifra sumaba lo gastado por las empresas expositoras y asistentes: desde hoteles, restaurantes, taxis y otros medios de transporte y ocio. Por ello, el sector hotelero fue de los primeros en alertar de cancelaciones. En función de las condiciones de las reservas, muchos hoteles podrán facturar parte de lo que preveían, pero el resto de servicios a penas verán un euro, por lo que estos cerca de 500 millones se volatilizarán casi al completo.
Además, se calculaba que se iban a contratar hasta 14.100 personas para cubrir la alta demanda de servicios generada por el congreso. En su mayoría, eso sí, se traba de contratos temporales.