Morgan Stanley: cinco inversiones para combatir el cambio climático
Un informe del banco de inversiĂłn calcula que hay que invertir 50 billones de dĂłlares hasta 2050 para cumplir con los objetivos de la descarbonizaciĂłn
El cambio climático es una realidad que genera 53,5 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2) al año. El nivel de emisiones más alto en toda la historia de la humanidad ha propiciado que incluso el Parlamento Europeo declarara recientemente el estado de emergencia climática. Precisamente en Europa el objetivo para la denominada descarbonización de la industria tiene una fecha marcada: 2050.
Para ese año, según las directrices de la Unión Europea, los niveles de polución deberán reducirse entre un 80% y un 95% respecto a las cifras de 1990. El último informe del banco de inversión Morgan Stanley apunta a que, más allá del factor ambiental, la disminución de la contaminación tiene un importante impacto a nivel económico y humanitario.
Según sus pronósticos, con una inversión global de 50 billones de dólares -más de 45 billones de euros- se generaría un retorno libre de impuestos de entre 3 y 10 billones de dólares, es decir, una horquilla de 2,7 y 9 billones de euros. Esto reduciría la contaminación en 25 gigatoneladas de CO2 para el horizonte de 2050. «Existen oportuniades claras para reducir las emisiones, y el beneficio de elegir el camino correcto también podría significar un retorno significativo», apunta Jessica Alsford, jefa de Investigación en Sostenibilidad de Morgan Stanley, y una de las responsables del último Bluepaper.
Los países que firmaron los Acuerdos de París se comprometieron a fijar un límite en el aumento de la temperatura para este siglo de 2 grados Celsius. Esto requiere situar el nivel de emisiones de CO2 en el «cero neto» para 2050, es decir, un equilibrio en el que los gases de efecto invernadero que genera el ser humano se compense con la cantidad de dióxido de carbono eliminada de la atmósfera.
Este objetivo obliga tanto a los Estados como a los inversores a destinar el capital en empresas que desarrollen tecnologías bajas en carbono, así como en modelos de negocio sostenibles desde el punto de vista ecológico. Algo que también tendría un impacto económico, especialmente en el mercado laboral.
Según el informe Gas for Climate elaborado por Navigant, el incremento del uso de gases renovables -como se conoce a las emisiones que eliminan el CO2- generará entre 1,7 y 2,4 millones de puestos de trabajo hasta 2050, de los cuáles entre 600.000 y 850.000 serían empleos directos.
De esta forma, Morgan Stanley propone cinco apartados en los que invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías para cumplir con los objetivos de reducción de la contaminación.
Una transición hacia las energías renovables
Morgan Stanley contempla el uso de las energías renovables, especialmente la eólica y la solar, como la mayor oportunidad de inversión contra el cambio climático. «Deben entregar alrededor del 80% de la generación de la energía global para 2050», apunta Stephen Byrd, director de Investigación de Energía de Morgan Stanley.
Según el banco, la generación de energía con combustibles fósiles aún representa el 65% de la generación mundial de electricidad. Según sus cálculos, para alcanzar los objetivos de 2050, se necesitarán 14.000 millones de dólares -unos 12.700 millones de euros- para generar 12.000 gigavatios, necesarios para tener una capacidad de generación de energía renovable adicional.
Esto propiciaría que entre la energía solar y la eólica generasen entre un 35 y un 50% de la energía mundial, que podrían garantizar, según el banco, la «estabilidad energética» en los periodos de poco sol o viento.
Almacenar el carbón
Siguiendo los cálculos de Morgan Stanley, un tercio del total de la energía que se produce en el mundo proviene de centrales de carbón. El sistema Carbon Capture & Storage (CSS) posibilita almacenar ese material bajo tierra como parte del objetivo para llegar a las cero emisiones.
En la actualidad, solo 20 centrales de carbón en todo el mundo están equipadas con la tecnología CSS. Para cumplir con los pronósticos, al menos otras 1.700 tendrían que incorporarla, lo que podría generar además 200.000 megavatios aplicados a sectores como la construcción en todo el mundo. Esto requeriría una inversión de 2.500 billones de dólares, unos 2.3 billones de euros en los próximos 30 años. «Sin embargo, los gobiernos deben adoptar políticas para hacer que el CSS sea atractivo para los inversores», apunta Alsford.
Hasta la fecha, la compañía alemana Siemens es la que más avances ha hecho en este sentido, al asegurar que almacena en 1.000 toneladas de roca volcánica unos 130 megavatios por hora (MWh) de energía térmica a la semana. Según su innovador proyecto, podría elevar esa energía a 1.000 MWh para 2025.
Apuesta por los biocombustibles
La gasolina que se vende en Estados Unidos tienen un 10% de etanol. Este y otros biocombustibles serám, según el banco norteamericano, los más «favorables» para el transporte por carretera, pero también son aplicables al aéreo y al marítimo. Estos materiales están hechos de alimentos, otros combustibles desechados, madera o incluso algas.
Morgan Stanley apunta a que para 2030 el 4% de los combustibles del transporte global serán de este tipo. Para llegar al objetivo de los 2 grados Celsius, sus cálculos indican que se tendrán que invertir 2,7 billones para 2050, unos 2.4 billones de euros.
Más vehículos eléctricos
Morgan Stanley indica que el parque automovilístico mundial estará compuesto por 113 millones de vehículos eléctricos para 2030. En 2050, la cifra alcanzará 924 millones, en comparación con los algo menos de 1,3 millones de 2018.
Esto requiere una inversión principalmente en infraestructura, como estaciones de carga, desarrollo de baterías -el componente más caro de estos vehículos en la actualidad- y para investigar en cómo se puede aumentar la autonomía a través del incremento de la capacidad eléctrica. Para ello, se requerirá una inversión de 11 billones de dólares, unos 10 billones de euros.
Implementar el hidrógeno
Aunque en la actualidad la producción ed hidrógeno limpio no es especialmente positiva para la descarbonización -se requiere la producción de combustibles fósiles- hay un creciente interés en el denominado hidrógeno verde. «Si bien las perspectivas a largo plazo son emocionantes, hay una serie de desafíos a superar en el corto plazo», indica Byrd. Para implementar tecnologías que desarrollen y ‘democraticen’ el acceso al hidrógeno, la inversión que sugiere Morgan Stanley es de 20 billones de dólares, algo más de 18 billones de euros, con los que se reducirían 6 gigatoneladas de emisiones contaminantes anuales para 2050.