El uso de la mascarilla obliga a Apple a rediseñar Face ID
El reconocimiento facial del iPhone no funciona con la mascarilla puesta. Apple prepara una actualización para resolver (en parte) este inconveniente
El coronavirus y la «nueva normalidad» se han llevado por delante, de momento, la tecnología de identificación y reconocimiento facial. Como es el caso de Face ID, la opción de seguridad disponible en algunos iPhone (iPhone X, XS y 11) y otros móviles.
Face ID, y la identificación facial, simplifican el acceso al móvil: sólo hay que levantarlo a la altura del rostro para desbloquearlo; o para pagar con Apple Pay, por ejemplo.
Pero Face ID no funciona si el usuario tiene la mascarilla puesta (no directamente, sí con contraseña) lo que puede suponer que muchos usuarios se retiren la mascarilla para desbloquear el móvil. Eso supone un riesgo de exposición doble, al retirar la mascarilla —por ejemplo, para pagar con Apple Pay en un establecimiento— y al tocar la cara y la mascarilla para retirarla primera y volver a colocar después.
Pero evitar esto Apple ha desarrollado un función complementaria que simplifica desbloquear el iPhone utilizando un código para evitar el reconocimiento facial y pasar directamente a teclear un código.
De este modo no es necesario retirar la mascarilla, aunque se peirde la comodidad e inmediatez del reconocimiento facial. Un problema que, por cierto, se evita con el reconocimiento de iris (del ojo) que sigue funcionando con la mascarilla, pero que «perdió» la batalla de la identificación biométrica con el reconocimiento facial.
Esta nueva función está todavía en fase de desarrollo, incluida en la versión «beta» (no final) de la nueva versión 13.5 de iOS, el sistema operativo de iPhone, por lo que todavía tardará al menos unas semanas en estar disponible para todos los usuarios.
Esta nueva versión del sistema operativo también incluye el desarrollo para la «alerta de exposición» que Apple propone junto con Google como solución para avisar al usuario si ha estado en contacto o cerca de una persona infectada con Covid-19, a la vez que permite a las autoridades sanitarias hacer un seguimiento de la pandemia, utilizando datos anónimos.