Barcelona puja por el superordenador que asusta a EE UU y China

El Barcelona Supercomputing Center presenta su candidatura ante la Comisión Europea para albergar uno de los 10 superordenadores más potentes del mundo

El superordenador actual del Barcelona Supercomputing Center (Centro Nacional de SupercomputaciĂłn). Foto: BSC

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El Barcelona Supercomputing Center –Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS)– presentó su candidatura ante la Comisión Europea (CE) para albergar uno de los dos superordenadores más potentes de Europa, que estará entre los 10 más potentes del mundo y que costará unos 200 millones de euros.

Así lo han anunciado el director asociado del BSC-CNS, Josep Maria Martorell, y el director del departamento de operaciones del BSC-CNS, Sergi Girona, que han subrayado que es la primera vez que la Comisión Europea financia la adquisición de estas infraestructuras.

El concurso público, convocado por EuroHPC, un ente público creado por la CE, anunciará el fallo el 7 de junio de este año y el superdordenador podría ponerse en marcha el 1 de enero de 2021.

Si el BSC-CNS fuera una de las candidaturas seleccionadas –las bases de la convocatoria contemplan que como mínimo se financiarán dos máquinas–, el superordenador que se instalaría en Barcelona sería 15 veces más potente que el que tiene actualmente el BSC, el MareNostrum4.

Un superordenador para competir con EE UU y China

El nuevo MareNostrum5 formaría parte de una red de supercomputadores europeos que se prevé que pueda de competir con la tecnología de los tres países punteros en supercomputación: Estados Unidos, China y Japón.

Un ámbito que, según Girona, cada vez está cobrando más importancia: «hoy la supercomputación es una herramienta extremadamente relevante para una gran cantidad de áreas científicas, y por ello está creciendo tanto y es tan estratégica», subrayó.

«Tanto la UE como sus estados miembros se dieron cuenta de que era muy difícil competir si no hay un gran nivel de inversión, y difícilmente ningún miembro por sí solo puede hacerlo», señaló Martorell, que ha explicado que la CE se comprometió, junto con los países miembros, a invertir 1.000 millones de euros en supercomputación hasta 2020.

Dentro de este presupuesto, se destinará una partida 250 millones para cofinanciar hasta el 50% de estos superordenadores, la otra parte deberá ser asumida por la propia institución y sus patronos, que en el caso del BSC-CNS son el Gobierno de España, la Generalitat y la UPC, además del gobierno portugués que apoya y se ha comprometido en el proyecto.

Según los cálculos de los responsables, el coste total de la infraestructura, sumando la inversión para comprar la máquina más el mantenimiento, rondaría los 200 millones de euros.

Si Barcelona gana el concurso, la aportación total que debería hacer cada gobierno aún no está clara, pues tras la selección, otros países aún tendrán margen para sumarse a los proyectos ganadores.

El superordenador más potente de Europa

«Presentamos la candidatura porque es el paso siguiente natural, creemos que tenemos las capacidades científicas y técnicas para poder hacerlo y los apoyos políticos y económicos de nuestros patronos y gobiernos», dijo Martorell.

El director del BSC destacó la «naturalidad» de esta decisión porque el calendario de la CE para la puesta en marcha de estos superordenadores coincide con su hoja de ruta para sustituir el Marenostrum4.

Instalado en 2017, la cuarta edición del MareNostrum alcanza los 13,7 petaflops por segundo y llegó a ser el segundo superordenador más potente de Europa y el decimotercero del mundo, mientras actualmente es el quinto a nivel europeo y el vigesimoquinto mundial.

Los futuros supercomputadores cofinanciados por la CE serán los más potentes de Europa y estarán entre los diez primeros del mundo, tendrán como mínimo una capacidad pico de 200 petaflops por segundo lo que significa que podrán hacer 200.000 billones de operaciones aritméticas básicas por segundo.

En este sentido, Martorell subrayó la mejora cualitativa que significaría hospedar una máquina de este tipo: «sería un salto de magnitud en todo, capacidad de la máquina, espacio necesario, capacidad energética, necesidad de financiación, etc».

Las dimensiones del nuevo supercomputador requerirán un espacio mínimo de 700 metros cuadrados, por lo que la capilla donde se encuentra el actual, que tiene 160 metros cuadrados útiles, quedará pequeña y gran parte de éste debería instalarse en el nuevo edificio corporativo del BSC-CNS que se está acabando de construir en el mismo recinto.

Aunque el plazo para presentar las candidaturas aún no se ha cerrado –expira el 4 de abril–, los directivos del BSC ya saben cuáles son algunos de sus «competidores», pues en una charla informativa en el Parlamento Europeo, el supercomputador italiano CINECA y el CSC de Finlandia anunciaron que también optarían a este concurso.

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