Las grandes tecnológicas tropiezan en su asalto al sector financiero

Apple, Facebook o Google son algunas de las techies que tropiezan, por el momento, en su intento por ofrecer productos y servicios propios de los bancos

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En un intento por conquistar el sector financiero, Apple creó su servicio Apple PayFacebook hizo lo propio, y por partida doble, con su criptomoneda Libra, primero, y más tarde con Facebook Pay. Google incluso recibió, hace apenas un año, permiso para operar como un banco en Europa. Todas estas tecnológicas tienen algo en común: por el momento, fracasan en su diversificación para ofrecer productos propios de las entidades crediticias. 

El primer muro contra el que han chocado estas compañías es el que han levantado los reguladores de una amplia variedad de países. Incluso en el Olimpo tecnológico en el que se ha convertido Estados Unidos, las instituciones desconfían de las grandes techies. Sin ir muy lejos, el pasado julio los republicanos llevaron al Congreso un proyecto de ley denominado «Ley para mantener a las grandes tecnológicas fuera del circuito financiero» para supervisar a las empresas del sector que generen más de 25.000 millones de dólares en ingresos anuales. 

Facebook es otra de las grandes tecnológicas a las que la regulación ha detenido por el momento. En junio, la red social fundada por Mark Zuckerberg anunció la creación de la que sería su primera criptomoneda, Libra, en una asociación con otras grandes firmas. En palabras de Zuckerberg, nació para «ampliar el liderazgo financiero de Estados Unidos». Sin embargo, en octubre, el ejecutivo se vio obligado a reconocer que su compañía «no será parte del lanzamiento del sistema» hasta contar con la aprobación de los reguladores. 

Algo que aún puede tardar, ya que Facebook no es precisamente del agrado de las instituciones estadounidenses, sobre todo después del escándalo de la privacidad que llevó a Zuckerberg a tener que comparecer incluso en el Congreso. Entre tanto, la tecnológica de Silicon Valley ha lanzado Facebook Pay, un método de pago que busca agilizar las transacciones principalmente entre particulares. 

Apple, obligada a ‘abrirse’ a la competencia

Hace unos días, Alemania aprobó una ley mediante la cual obligaría a Apple a incorporar otros sistemas de pago NFC -además de Apple Pay, el propio de la compañía de la manzana- a los dispositivos móviles de la marca. La norma, que entraría en vigor a partir de 2020, compensaría a la tecnológica estadounidense con un precio «razonable». 

Apple, de momento, ha respondido que no le parece una «buena idea». En Australia también se criticó a la compañía precisamente por este motivo, a lo que Apple se defendió alegando que se trata de una manera para «garantizar la máxima confidencialidad de los datos bancarios», argumentando que ese es uno de los mayores atractivos que tiene el sistema de pago. Sin embargo, los reguladores de ambos países no parecen satisfechos con las excusas de la firma. 

Google y el otro gran problema: la privacidad

Hace apenas un año, Google anunció que consiguió una licencia en Lituania para comenzar a prestar servicios bancarios en Europa. Recientemente, la compañía informó que empezará a ofrecer cuentas corrientes. Sin embargo, otro escándalo relacionado con la privacidad ha tapado este último intento para entrar en el negocio financiero. 

A través de un acuerdo con Ascension, una red de hospitales que opera en Estados Unidos, Google accedió a principios de noviembre a millones de datos de pacientes de todo el país bajo el pretexto de «brindarles una mejor atención». Sin embargo, dos días después, el Departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidense anunció que abría una investigación sobre una posible violación de la Ley de Responsabilidad y Portabilidad del Seguro Médico para determinar cuál será el destino de la información recopilada. 

El caso de Google refleja otro de los principales inconvenientes que al que se enfrentan las tecnológicas: la desconfianza -tanto de los reguladores como de los propios usuarios- en torno a cómo tratarán los datos recogidos. 

China, un ‘mal’ espejo en el que mirarse

Siguiendo un amplio reportaje del portal especializado Abacus, muchas tecnológicas occidentales estarían tratando de imitar a sus respectivas chinas. Sin embargo, cometen un error, ya que no contemplan las peculiaridades del continente asiático. 

Según un informe del Banco Mundial, 225 millones de adultos chinos no tienen cuenta bancaria, lo que ha propiciado el auge de los sistema de pago móvil, mucho más popularizados que en Europa y, por ende, la regulación de los mismos. 

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