Pfizer se niega a la liberar la patente de su vacuna
El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, advierte sobre los riesgos de desincentivar el mercado al acabar con al propiedad intelectual
Pfizer ha alzado la voz en contra del plan de Estados Unidos para liberar las patentes de las vacunas contra el coronavirus. La farmacéutica americana ha mostrado su rechazo a la iniciativa liderada por Joe Biden para acabar temporalmente con los derechos de propiedad intelectual de estos fármacos, lo que abrirá la puerta a que cualquier fabricante del mundo pueda copiar su prototipo y comenzar a distribuirlo.
El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, ha colgado un escrito en su perfil de Linkedin para advertir sobre los riesgos de este movimiento que teme que acabe con las ambiciones de las compañías para seguir desarrollando sus propios medicamentos. «Me preocupa que la renuncia a la protección por patente desincentivará a cualquier otra persona a correr un gran riesgo. Desplegamos 2.000 millones de dólares antes de saber si podíamos desarrollar con éxito una vacuna porque entendíamos lo que estaba en juego», ha advertido.
«¿La exención propuesta va a mejorar la situación de la oferta o a crear más problemas? Mi respuesta es categóricamente esta última», ha agregado Bourla
«No dejaremos que la política se interponga en nuestro camino»
Albert Bourla, CEO de Pfizer
A pesar de este revés la farmacéutica ha mantenido su compromiso de seguir invirtiendo dinero en la investigación sobre la Covid-19. Su última partida de 600 millones de dólares adicionales ha elevado su gasto total en I+D hasta los 10.000 millones. Sin embargo, teme las dificultades que sí que pueden condicionar a las empresas con menor presupuesto. «Los miles de pequeños innovadores biotecnológicos que dependen totalmente del acceso al capital de los inversores invierten sólo bajo la premisa de que su propiedad intelectual estará protegida«, ha subrayado.
Pfizer cree que la suspensión de patentes colapsará el mercado de materias primas
La farmacéutica ha argumentado que la suspensión temporal de la propiedad intelectual de las vacunas desencadenará un problema en el mercado internacional de materias primas, como resultado del ingreso de nuevos actores. El resultado puede ser que empresas de fabricación con menor experiencia peleen por los mismos componentes que ellos. «Desatará una lucha por los insumos críticos que requerimos para hacer una vacuna segura y eficaz», ha insistido Bourla.
Pfizer considera que actualmente la dificultad para producir un mayor volumen de dosis no se centra en la capacidad de fabricación de los laboratorios sino en la escasez de materias primas especializadas. Su prototipo requiere hasta 280 materiales diferentes producidos en 19 países diferentes, lo que obliga a una proceso logístico muy complejo. «Prácticamente todos los gramos de materia prima producidas se envían inmediatamente a nuestras instalaciones de fabricación y se convierten de forma inmediata y fiable en vacunas»
La farmacéutica lamenta que ahora la liberalización de patentes pueda poner en jaque la inversión que ha realizado para poder sacar adelante la vacuna con estas condiciones. Pfizer tuvo que crear una infraestructura de fabricación desde cero, ya que hasta ahora no había centros especializados en producir medicamentos pasados en la tecnología ARN mensajero a nivel masivo.
Pfizer culpa a los gobiernos del reparto desigual de la vacuna
La decisión de liberar las patentes se ha puesto sobre la mesa como una posibilidad para que la vacuna contra el coronavirus llegue hasta los países en vías de desarrollo que mantienen unos niveles de inmunización ínfimos, en comparación con Estados Unidos, Reino Unido, Israel e incluso la Unión Europea. Sin embargo, el CEO de Pfizer responsabiliza de esta gestión a los propios gobiernos.
Bourla asegura que durante la pandemia se puso en contacto con dirigentes de los países con menos recursos económicos para que adquiriesen su vacuna pero que la rechazaron porque decidieron confiar en otras farmacéuticas que finalmente no han acabado cumpliendo con sus compromisos. Y que fue después cuando decidieron sumarse al barco.
«Cuando desarrollamos nuestra política de precios escalonada, nos pusimos en contacto con todas las naciones pidiéndoles que realizaran pedidos para poder asignarles dosis», ha expuesto.
Pfizer ha repartido hasta la fecha suministros a 116 países del mundo, aunque su sistema no ha estado equilibrado. Países como Israel, que solo han suministrado su vacuna, han alcanzado ya la inmunidad de rebaño con más del 70% de la población inmunizada. Mientras que los porcentajes en la mayor parte de los países africanos están a años luz y no contemplan elevarse hasta entrados el 2020.
«Actualmente estamos en negociaciones avanzadas con muchos más para un total de aproximadamente 2.700 millones de dosis en 2021. Una vez finalizados todos los acuerdos, esperamos que el 40% de ellos, o más de 1.000 millones de dosis, lleguen a países de ingresos medios y bajos en 2021″, ha agregado Bourla.