Yolanda Díaz diseña una ofensiva laboral para impulsar Sumar

La vicepresidenta del Gobierno lanza su candidatura y apela a un obrerismo 2.0 para marcar espacio y reilusionar a la izquierda

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante la presentación hoy viernes de su proyecto «Sumar» en el espacio cultural El Matadero, en Madrid. EFE / Zipi Aragón

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Yolanda Díaz sabe con qué la identifican los votantes, y precisamente ahí, en el corazón de las relaciones laborales, es donde piensa poner el foco Sumar, su nueva plataforma de escucha ciudadana, presentada hace unas horas en público tras meses de preparativos. La gran esperanza blanca de la izquierda apuesta por brillar precisamente donde más impacto puede tener en la vida de las clases medias: el trabajo. Y eso la vicepresidenta segunda lo sabe.

La también ministra de Trabajo apela así a un obrerismo 2.0 para marcar espacio y reilusionar a los electores a la izquierda del PSOE. Tanto quiere alejarse de esos planteamientos, de las marcas políticas, de los líos de listas y candidatos que han caracterizado este espacio en los últimos años, que Díaz no ha invitado a los líderes de los partidos al despegue de Sumar, y ha querido que todo el protagonismo esté en los colectivos sociales para intentar recuperar el voto que en su día logró Podemos.

Frente a más de 5.000 personas, según fuentes de la organización, Yolanda Díaz puso de largo su consulta con la sociedad civil y agentes sociales, que durará aproximadamente seis meses con una gira por toda España. La ideología de la formación aún no está consolidada, ya que llevarán a cabo un ejercicio de escucha. Pero hay dos mensajes claros, según ha podido saber Economía Digital: el mundo laboral con nuevas propuestas que la titular de Trabajo ya ha ido desvelando en los pasados meses, como dar mayor poder a los empleados frente a los directivos, y ensanchar la democracia española.

Decidirá si será candidata en 6 meses

Todo esto, claro, va de la mano con el protagonista del proyecto: la ciudadanía. Díaz siempre ha sido muy pulcra en este sentido: si da el paso de liderar una candidatura electoral será siempre y cuando -ha dejado claro- tenga el apoyo para hacerlo. Además, de manera autónoma, como explicitó durante su intervención. Repitió varias veces que esto no va de siglas, que esto va de «sumar, dialogar, tender la mano y después ser capaces de llegar a acuerdos para cambiar la vida de la gente, porque para eso vale la política».

El camino hasta aquí no ha sido fácil. El lanzamiento de este movimiento ciudadano se celebra después de varios meses aplazándolo por las complicaciones que le han ido surgiendo a la ministra de Trabajo, primero con las negociaciones de la reforma laboral y luego las derivadas de la invasión rusa de Ucrania.

Además, claro, de las relaciones políticas. Porque Díaz ha tenido que lidiar con el malestar de Podemos, que se ha sentido marginado de todo este proyecto que empezó a fraguarse después de que Pablo Iglesias la designara como su sucesora, una decisión que luego ha cuestionado en el marco del distanciamiento que marca desde hace meses las relaciones entre ambos.

Con Podemos, pero sin su marca ni sus rostros

Para Podemos, cuya marca está muy desgastada, Díaz supone una tabla de salvación y por ahora la dejan hacer y deshacer sin choques abiertos, pero no se resignan a dejar de ser una pieza clave en una eventual candidatura de la vicepresidenta, teniendo en cuenta que son la fuerza mayoritaria en Unidas Podemos.

Todo apunta a que cuando llegue ese momento no será fácil, como ocurrió con las negociaciones de la coalición Por Andalucía, en las que tanto se tensó la cuerda que Podemos quedó fuera, aunque finalmente se mantuvo el acuerdo político. Y aparte, los resultados fueron muy malos para este primer ensayo del proyecto de Díaz porque si bien la ministra de Trabajo lo desvinculó por completo de sus planes, ella se implicó hasta el fondo incluso con la designación de la candidata, Inmaculada Nieto.

Este es el contexto en el que surge este «proyecto de país» que quiere «sumar inteligencias colectivas» y no siglas para volver a conectar con la ciudadanía, ha puntualizado la Ministra. Díaz ha apostillado, además, que se trata de un momento «muy difícil» en el que se ha producido una gran desafección de la ciudadanía, haciendo hincapié en que «la política ha desconectado de la gente, la ha dejado atrás». Y que, por ello, «el reto es enorme».

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