Vox cumple su amenaza y tumba la agenda legislativa de PP y Cs en Andalucía
El partido de ultraderecha facilita que la izquierda bloquee la aprobación de la Ley del Suelo, proyecto estrella del Gobierno andaluz y alimenta el fantasma del adelanto electoral a la vuelta del verano
Son tantas las veces que Vox ha amenazado a Juanma Moreno con dejar caer el Gobierno de Andalucía si no acataba sus condiciones que, a priori, había toneladas de incredulidad respecto a la materialización del enésimo amago del partido de ultraderecha. Pero así ha sido. Esta vez Vox sí ha cumplido su palabra y lo ha hecho, si nos acogemos a la razón esgrimida en su última amenaza, como castigo por la acogida de 13 menores que, del total de 200, el Gobierno de España ha repartido por todas la comunidades autónomas tras la crisis de Ceuta.
Ha sido en la sesión plenaria de este jueves en la que la formación de Santiago Abascal, mediante su abstención, se ha alineado con la enmienda a la totalidad planteada por Adelante Andalucía (la marca de Unidas Podemos en la comunidad) para tumbar el proyecto estrella de la agenda legislativa del Gobierno de Juanma Moreno: la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio en Andalucía (LISTA), la llamada Ley del Suelo, esto es, la hoja de ruta para la planificación urbanística en la comunidad. Un proyecto calificado por Adelante Andalucía como un regreso a los tiempos del “pelotazo urbanístico”.
Cuando el Gobierno andaluz remitió al Parlamento la tramitación de esta ley impulsada por la Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, en manos del PP, anunció que esta norma vendría a agilizar todos los trámites necesarios para reactivar el sector de la construcción, clave, a su juicio, para la salida de la crisis económica tras la pandemia.
Esta derrota alimenta el discurso del adelanto electoral que de manera repetitiva rechazan de plano tanto los dirigentes del Partido Popular como de Ciudadanos. Y ello porque, desde el inicio de la legislatura en enero de 2019, Vox ha sido fundamental para sacar adelante tres presupuestos, el último susceptible de ser prorrogado si en el ejercicio de 2022 decide no apoyarlo si continúa con la zancadilla puesta al Gobierno.
Con todo, en una cámara en la que el bloque de la izquierda suma 50 diputados y el de PP y Ciudadanos, 47, la operación ha dejado una imagen inédita: los 11 diputados de Vox se ha abstenido frente a la enmienda a la totalidad a este proyecto presentada Adelante Andalucía, enmienda que ya contaba con el apoyo inicial del PSOE y del grupo de no adscritos de Teresa Rodríguez.
Esta alineación de Vox con los partidos de izquierda, nunca antes vista en el Parlamento, ha propinado un importante revés a Juanma Moreno que no sólo ve cómo esta ley se devuelve al cajón sino que a partir de ahora ve peligrar cuantas iniciativas tiene programadas en su agenda legislativa de aquí a final de legislatura.
De hecho, entre otras cosas, ya por la mañana, Vox impidió la tramitación por lectura única y unanimidad de la reforma de la ley de salud pública, un cambio normativo esencial para que el Gobierno pueda restringir la movilidad para controlar la pandemia una vez que el Gobierno de España levantó el decreto del estado de alarma.
La visita de Santiago Abascal a Sevilla como antesala
Lo cierto es que esta última amenaza venía precedida por una sonora polémica derivada de uno de los temas estrella en la agenda de Vox: la inmigración irregular y la acogida de menores extranjeros no acompañados (menas) tras la crisis en la frontera de Ceuta con Marruecos de la última semana.
Hace apenas una semana, el pasado 20 de mayo, Manuel Gavira, portavoz de la formación que ha tomado el relevo a Alejandro Hernández con la vocación de promover un discurso más duro y menos contemporizador con el Gobierno de Moreno Bonilla, dio un ultimátum al Gobierno de PP y Ciudadanos en el marco de una entrevista en Canal Sur Televisión.
Concretamente, Gavira calificó la llegada masiva de personas a Ceuta de “invasión” y “avalancha” y avisó de que dejaría de apoyar al Gobierno de Andalucía en cualquier iniciativa que no llevara la firma de Vox en el pacto de investidura o en los distintos acuerdos presupuestarios. “La estabilidad del Gobierno de Andalucía no existe como tal y venimos demandando desde hace meses un adelanto electoral en virtud de esa inestabilidad”, declaró hace una semana.
En cumplimiento del reparto acordado en el Consejo Interterritorial con el ministerio de Asuntos Sociales, Andalucía anunció la acogida de 13 menores y, en respuesta, la ultraderecha elevó los decibelios de su enfado. Tanto que este pasado domingo 23 Santiago Abascal viajó a Sevilla para protagonizar una manifestación a favor de la defensa de las fronteras y en contra de la inmigración ilegal secundada de manera discreta.
Sobre el papel, los reproches formulados por Abascal iban dirigidos al Gobierno de Pedro Sánchez, pero en la práctica la escenificación de esas protestas se hizo a las puertas del Palacio de San Telmo, sede del Gobierno andaluz.
Para Vox, automáticamente todo aquel que contraríe su política migratoria se convierte en sospechoso. Y, a juicio de la formación de ultraderecha, Ciudadanos, el socio del PP “no es de fiar”, menos aún, según sus palabras, Rocío Ruiz, consejera de Igualdad y Política Sociales, que en los primeros compases de la situación vivida en Ceuta mostró empatía y mano tendida en esta crisis migratoria y a la que Vox acusó de alentar un “efecto llamada”.
Sesión plenaria “esperpéntica” en el Parlamento de Andalucía
Una situación sobrevenida o inesperada en el Parlamento de Andalucía que deja, para la crónica de esta sesión, un rosario de caras y actitudes ostensiblemente nerviosas de los diputados de PP y de Ciudadanos que evidenciaban, a ojos de todos, que nunca llegaron a creer de verdad que Vox fuera a cumplir sus amenazas. Sin embargo, ya por la mañana, Manuel Gavira invitó a la prensa a no perderse el pleno porque iba a haber, según sus propias palabras, “un espectáculo”.
Espectáculo al que se sumó Marta Bosquets, presidenta del Parlamento de Andalucía, de Ciudadanos que ante el anuncio de abstención de Vox retrasó la votación de la tramitación de esta ley sin que ningún grupo lo hubiera solicitado para propiciar un último intento de negociación de PP y Ciudadanos –frustrado a la postre- con el partido de Abascal para que se repensara el sentido de su voto.
El gesto fue calificado de “vergonzoso” e interpretado por los grupos de la izquierda como una forma de “manipulación” de la Presidencia de la cámara. Como manifestó tanto en la cámara como en las redes sociales José Fiscal, portavoz en la cámara del PSOE.
Gestos, caras de preocupaciones y actitudes que evidencian que, si bien el Gobierno de PP y Ciudadanos podría terminar la legislatura apoyándose en el actual presupuesto, la presión de Vox supondrá un importante desgaste a la estabilidad de un Ejecutivo en minoría. A la vuelta del verano, a partir de septiembre, la ley electoral ya permite la convocatoria de elecciones.