Vecinos de Barcelona patrullan la ciudad por la elevada inseguridad
La inseguridad en Barcelona no para de crecer: las estadísticas muestran más delitos y más violentos. Ada Colau y Miquel Buch se lavan las manos
El auge de la criminalidad en Barcelona hace mella. La indignación entre los vecinos ha crecido hasta tal punto que se han creado patrullas de vigilancia, grupos organizados que pasean por puntos de alta concentración de robos para alertar y disuadir a los carteristas.
Según El País, se han creado grupos en las redes sociales donde se difunden delitos y fotografías en directo, se crean mapas delincuenciales y se llama a los vecinos a unirse. Incluso la cara visible del taxi en la capital catalana por el conflicto de las licencias, Tito Álvarez, ha presentado Salvalona, una iniciativa que aspira a «canalizar» el malestar de la gente en la ciudad.
Poco a poco se han ido añadiendo voluntarios que actúan como cámaras de vigilancia. Patrullan por los andenes y los vagones y cuando detectan a los ladrones tocan sus silbatos para alertar a los pasajeros y ahuyentar a los ladrones.
El 28% de los hurtos que se producen en Barcelona tienen lugar en el metro. Uno de los grupos más cuantiosos, conocido como ROAR (Residents Organization Against Robbery), pide una reforma del Código Penal que endurezca el castigo a los ladrones reincidentes. Mientras tanto, ellos se encargan de mostrarles la salida.
Barcelona, la capital de la delincuencia
La inseguridad se ha acabado convirtiendo en la mayor preocupación de los barceloneses durante los últimos meses, como así lo recogió el último barómetro municipal publicado en enero. Una inquietud que se justifica por el exponencial crecimiento de la criminalidad en Barcelona, donde los delitos se han disparado un 25% entre 2016 y 2018.
El peor año de todos fue 2018, que concluyó con 194.212 infracciones penales, un 17,2% más que 2017, según datos del Ministerio del Interior. De hecho, la seguridad ya se convirtió en uno de los temas centrales en las pasadas elecciones municipales.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha acusado durante meses de forma reiterada a la Generalitat de ser una de las principales culpables del problema, precisamente por su escasa implicación en la vigilancia de la ciudad. Por su parte, el consejero de Interior, Miquel Buch, admitió hace unas semanas que no disponen de suficientes efectivos para garantizar una ratio óptima en Barcelona ni en el resto de Cataluña.