Unió prepara la salida de Duran Lleida del partido tras la consulta interna
La dirección aprobará este martes un encaje de bolillos para preguntar a la militancia sobre la hoja de ruta soberanista
Ha llegado el momento. Unió Democràtica debe decidir su futuro. El partido ha cambiado en los últimos años, como el conjunto de la sociedad catalana. Pero las fuerzas políticas tienen sus especificidades. Las direcciones, en ocasiones, no defienden exactamente lo mismo que sus bases. Y a Josep Antoni Duran Lleida, el gran valedor de Unió, que ha logrado en las últimas décadas que el partido apareciera en igualdad de condiciones con Convergència Democràtica, le podría llegar el momento de la retirada.
El secretario general de Unió, Ramon Espadaler, ha buscado complicidades con todos los responsables territoriales del partido, para consensuar la pregunta que se someterá a la votación de la militancia el 14 de junio. El comité de gobierno aprobará este martes la pregunta, con el objetivo de que sea una especie de encaje de bolillos que sirva para que Unió pueda seguir adelante de cara a las elecciones del 27 de septiembre.
Duran, mayoría en la dirección, pero…
Y ese es el principal problema. El comité de gobierno podría aprobar la propuesta de Espadaler, pero, ¿y el partido? Fuentes democristianas sostienen que Unió, el conjunto de la militancia, apoya el proceso soberanista y la hoja de ruta que acordó Convergència Democràtica con Esquerra Republicana.
Es la dirección, explican, la que defiende otras tesis, contrarias a la independencia unilateral de Cataluña. Aunque Duran ha sido durante años el rey de los matices, esta vez se entiende que no podrá sacar adelante su propuesta, y que el partido podría facilitarle una salida «digna», como se merece.
El problema, sin embargo, será también para la propia cúpula de Unió, con Espadaler al frente. ¿Porque, qué pasará si en la consulta del 14 de junio pierde de forma clara el proyecto que plantee el comité de gobierno?
Los soberanistas, movilizados
En esa dirección, Duran tiene el apoyo de un 65% de sus miembros, según coinciden en calcular los diferentes sectores del partido. Duran Lleida, Josep Sánchez Llibre o el propio Espadaler, saben que el partido ha virado, aunque se pueda llegar, en el último instante, a algún acuerdo.
Los diferentes sectores llevan semanas movilizados. La militancia suscribe documentos, y uno de ellos está elaborado por el sector más claramente favorable al soberanismo. Con la firma de referentes de Unió, como Joan Rigol, o la actual presidenta del Parlament, Núria de Gispert, y de doce miembros del comité de gobierno, entre ellos Antoni Castellà, secretario de Universidades del Govern, el sector pide una pregunta clara: «¿Queréis que Unió se comprometa con una Cataluña independiente en el marco de la Unión Europea?».
Fuera de la carrera política
Duran ha jugado en los últimos meses con presentarse a las elecciones con la plataforma Construïm, pero ha movilizado sólo a unos pocos notables. Los precedentes de Duran indican que cuando ha tenido una oportunidad para caminar en solitario, no la ha aprovechado, como ocurrió cuando Jordi Pujol apostó por Artur Mas como candidato a la Generalitat. Ahora, las fuentes consultadas indican que si pierde la consulta interna en Unió, lo dejará. Y el sector soberanista entiende que si lo deja, debería tener una gran salida del partido.
Porque el debate que, a partir de este martes se intensificará, se centra en las propias siglas del partido. Si las tesis soberanistas son mayoritarias, sus defensores seguirán en Unió Democràtica.
El logro de Mas, todos los partidos en la cuerda floja
La gran paradoja, y Duran lo ha reflejado en los últimos meses, es que las elecciones del 27 de septiembre ya no garantizan ninguna mayoría de los partidos independentistas, y el eje político se está estableciendo entre izquierda y derecha.
Y en ese lapso, desde la Diada de 2012, que comportó el incio del proceso, podrían quedar en la cuneta la propia Unió, con ese proceso interno; Convergència, muy erosionada además por los casos de corrupción, y el PSC, diezmado, aunque aguante en el área metropolitana. Y todo ello liderado por Artur Mas.