Una presidencia del Parlament independentista terminará con la investidura del candidato Illa
ERC sopesa devolver el favor a Junts y cederle la Presidencia del Parlament para asegurarse la investidura de Pere Aragonés.
El próximo 12 de marzo es la fecha límite para la conformación del nuevo Parlament y el candidato del PSC, Salvador Illa, va a por todas anunciando su intención de presentarse a la investidura para formar Govern. Sin embargo, su investidura dependerá del nuevo presidente del Parlament.
Ante esto y según ha podido saber Economía Digital, ERC valora atar los apoyos cuantos antes para intentar ganarle la partida al socialista y presentarse antes. ERC sopesa devolver el favor a Junts y cederle la Presidencia del Parlament para asegurarse la investidura de Pere Aragonés. En Moncloa asumen que intentar formar gobierno en Cataluña «es difícil» ante la entente de ERC y JxCat.
En el plazo de hasta 20 días hábiles desde que se celebraran las elecciones, el president de la Generalitat en funciones debe convocar el pleno con el que arranque la legislatura. Ante la inhabilitación de Torra, le corresponderá a Pere Aragonés dar el pistoletazo de salida al proceso.
Los plazos están recogidos en la Ley de Presidencia de la Generalitat y el Govern, que da al presidente de la Generalitat 20 días hábiles desde la fecha de las elecciones para convocar la sesión constitutiva de la Cámara.
En esta sesión, se elige a los integrantes de la Mesa de la Cámara. Se trata del primer paso imprescindible para que el Parlament pueda empezar a andar y precede, por ejemplo, a la formación de los grupos parlamentarios y la constitución de las comisiones. Es aquí donde se procede a la elección del presidente del Parlament. Una figura imprescindible, que entre otras cosas decide quién se presentará a la investidura.
Los expertos consultados apuntan a que la clave de la investidura reside, precisamente, en que la última vez Junts ganó las elecciones y cedió la Presidencia a ERC (Roger Torrent).
La jugada para facilitar un Gobierno ERC-Junts con otro partido que les facilite esos tres escaños que les faltan para conformar la mayoría (68) sería la de devolverles el favor y elegir a Junts para presidir la Mesa del Parlament.
De esta manera, el president de Junts podría ser una persona de confianza en ERC que pudiera dar luz verde a una investidura de Pere Aragonés.
Las fuentes consultadas ven viable este ‘favoritismo’ si éstos se apoyan en un informe que se realizó con la salida de Torra, tras su inhabilitación, donde no se podría cuestionar la neutralidad del Parlament, ni la idoneidad de elegir a un candidato frente a otro.
Si uno de los dos candidatos carece de suficientes apoyos o no tiene tantas posibilidades de ser investido como el otro, en este caso, Aragonés con el apoyo de las fuerzas independentistas, frente a un Salvador Illa que todavía debe de pensar en quién quiere apoyarse o qué apoyos tendría asegurados para acreditar al presidente del Parlament su investidura.
Los republicanos verían vía libre para conformar un Govern independentista con ayuda de Junts y el apoyo externo de la CUP. Se trata de una de las posibles combinaciones que ya se barajan. De todas las maneras en el PSOE animan a Illa a presentarse, aunque consideran «muy difícil» la formación de Gobierno en Cataluña.
Moncloa asume un Govern independentista
La Ejecutiva del PSOE dio el visto bueno este lunes a que Illa dé valor a su victoria presentándose a la investidura. A pesar de no saber todavía con qué acuerdos contará, los socialistas pretenden estirar su victoria, por unos votos más frente al mismo número de escaños que los independentistas (ERC).
El triunfo de Pedro Sánchez consiste en que los socialistas han recuperado el voto perdido y se posicionan, por unos pocos votos, al frente del resto de partidos. Sin embargo y en privado, reconocen que «es muy difícil» que pueda salir adelante con la entente de ERC y JxCat.
En Moncloa asumen un Govern independentista tras descartar formar un ejecutivo con partidos que tengan la independencia como meta. El tripartito de izquierdas, por el cordón sanitario fijado por ERC durante la campaña, lo han descartado unos y otros.
Los socialistas se muestran más tranquilos porque esta vez es ERC quien tiene la llave de la gobernabilidad y no Junts. Los republicanos se han comportado, hasta el momento, como aliados cuando Sánchez ha necesitado ser investido o sacar adelante las prórrogas del estado de alarma ante la pandemia del coronavirus, por ejemplo. Otro éxito que cuentan en Moncloa es la mesa de diálogo. Fue con ERC con quién se pactó y en el Gobierno central apuestan por volver a reeditarla en cuanto se conozca la nueva composición del Govern.
Los republicanos ya pusieron sus cartas sobre la mesa la misma noche electoral lanzando el siguiente mensaje: «Es la hora de sentarse y ver cómo resolvemos esto votando en un referéndum». Cabe destacar que los indultos a los presos del procés también están pendientes y podrían servir como moneda de cambio, incluso a la hora de conformar el Govern.
La investidura podrá fijarse hasta el 26 de marzo
Una vez celebrado el pleno de constitución del Parlament, como muy tarde se puede celebrar hasta el 12 de marzo, en los siguientes 10 días hábiles, el recién elegido president del Parlament deberá proponer a la Cámara un candidato a la investidura después de haberse reunido con todos los partidos con representación parlamentaria. El plazo máximo es hasta el 26 de marzo.
En este pleno, el candidato designado expone su programa de Gobierno y somete su elección a la Cámara, donde necesita el voto de la mayoría absoluta de los diputados (68). Si no lo consigue, dos días después se repite el proceso.
En este caso, al aspirante solo le hace falta obtener el apoyo de la mayoría simple de los escaños (más síes que noes). En caso de que tampoco lo logre, todo el proceso vuelve a empezar: ronda de consultas y celebración del primer y el segundo pleno.
Las normas contemplan que puede darse una repetición electoral por la falta de acuerdos. Esto ocurriría si pasados dos meses desde la primera votación de investidura nadie hubiera cosechado el consenso necesario. En este supuesto, los comicios se celebrarían entre los 40 y 60 días después de la convocatoria.