«Una Cataluña independiente no cambiaría nada en materia turística»
La directora general de la Agencia Catalana de Turisme, Marian Muro, avisa: "No pasa nada si se han perdido inversiones hoteleras en Barcelona por culpa de la moratoria"
Cuentan de ella que no hay una sola línea publicada sobre economía colaborativa que no haya pasado por sus manos. Marian Muro, la directora general de la Agencia Catalana de Turisme (ACT), acredita entre sus méritos haber regularizado 275.000 del medio millón de viviendas ilegales que existen en Cataluña. En 2016 cerrará el plan estratégico y explica sus conclusiones a 02B.
«Hemos realizado 11.000 inspecciones, más de 490 expedientes sancionadores y recaudado 2 millones de euros», presume. «Pero también hemos sido la primera institución en el mundo en sancionar a Airbnb por negarse a comercializar alojamientos legales», ilustra. Para ello, intentan desmontar el argumento de que la tecnológica es un actor pasivo. «Retienen una parte del dinero, hacen firmar un contrato a los propietarios y hace clasificaciones con los establecimientos», denuncia.
El conflicto se origina en los sectores regulados hasta la extenuación. «Europa se ha pasado el siglo XX legislando y es el momento de que los hoteleros pidan rebajar esta situación», recomienda. A la hora de controlar, hay que hacerlo con medida. «Prohibirlo no significa erradicarlo, pero se tiene que hacer una ley que se pueda cumplir; una norma que no se cumpla no sirve para nada», avisa.
Sus relaciones con las instituciones
En la lucha contra la economía colaborativa -o compartida, como ella prefiere llamarla- ha encontrado un aliado en el Ayuntamiento de Barcelona. «Su colaboración en este aspecto ha sido total, trabajando en nuestra misma línea desde el principio», celebra.
La afinidad no se ha trasladado a otros ámbitos. El último, el conflicto por la promoción de la ciudad como destino de turismo médico. «¿Sí se debe financiar con recursos públicos a instituciones privadas? Los restaurantes son empresas y no hay ningún problema a la hora de vender el turismo gastronómico», compara. Además, añade: «Se obtienen recursos que repercuten en la sanidad de la que disfrutamos todos».
También opina sobre la gran decisión en materia turística: La moratoria. «Si conoces bien el sector no hace falta frenar la concesión de licencias durante un año entero», lamenta. «Eso sí, para cometer errores es mejor hacer esta moratoria a lo bestia y tomarse este tiempo para reflexionar», asegura. La receta, para ella, ser selectivo. «Puede ser que en determinado barrio no quieras más apartamentos pero sí una cadena hotelera de prestigio; hay que tener eso en cuenta», ilustra.
Las inversiones internacionales
Muro celebra el fin del ‘cerrojazo’ porque acaba con la incertidumbre. «Barcelona tenía una enorme cantidad de proyectos que pueden haberse perdido», descubre. «También hay que decir que no pasa nada, la ciudad no puede absorber toda la demanda de inversiones que tiene», avisa.
Las sinergias entre la comunidad y la capital son inevitables. En un mundo en el que las grandes urbes tienen más protagonismo, «Cataluña se promociona siempre de la mano de Barcelona», revela. «No es un tema político, sino de marketing, pero eso sí tenemos la suerte de ser un destino de destinos».
Un país con 7 millones de habitantes que recibe cada año unos 25. «Y excepto en algunos focos, es una situación que se vive con normalidad», apunta. La solución es acabar con la estacionalidad. Por ello, el esfuerzo de la ACT se centra en promocionar el turismo de interior, los parques naturales y la gastronomía. «Cataluña tiene 60 estrellas Michelin y este año vamos a apostar por la comida con más de 200 acciones», explica. Gracias a esto, y exceptuando BCN, el ritmo de ingresos crece más rápido en la temporada baja que en la alta.
El futuro del turismo en una Cataluña independiente
Centrada en captar turistas en el mercado estadounidense, latinoamericano y del sudeste asiático, Cataluña ha logrado diversificar el origen de sus visitantes. Le ha permitido, por ejemplo, sobreponerse sin problemas a la caída del turismo ruso. En un país independiente todo seguiría igual.
«Tenemos todas las competencias en materia de turismo, por lo que en una Cataluña independiente no cambiaría nada», apunta. «No nos da ningún miedo, llevamos ya cuatro o cinco años con el debate y no ha tenido ninguna afectación», rememora. Eso sí, «lo que pase el día de mañana yo no lo puedo prever».
«Nosotros hacemos política turística, que vengan cuantos más mejor y gasten lo máximo que puedan», se desmarca. «Nunca haremos una segmentación territorial, que vengan del resto de España, de Europa y de todo el mundo», promete.