Un último mes crucial con Puigdemont (aún) a los mandos
A un mes de que se agote el plazo de la investidura antes de volver a las urnas, Puigdemont exprime sus opciones y controla la cuenta atrás desde Alemania
Instalada en un impasse forzado por Carles Puigdemont y su núcleo duro, que dilatan la decisión sobre la investidura, la política catalana resta días en una cuenta atrás que avanza arrastrando los pies y tiene como fecha límite el 22 de mayo. A falta hoy de un mes para alcanzar la deadline tras la cual o hay presidente de la Generalitat o hay nuevas elecciones, nadie está en condiciones de asegurar qué pasará.
Tras la última vuelta de tuerca significada, la negativa alemana a entregar a Puigdemont en base a la acusación de rebelión y su consecuente excarcelación, que le dio la vuelta a la situación como a un calcetín, el culebrón se ha estancado y ahora mismo, tras el segundo y fallido intento de investir a Jordi Sànchez, no hay más conejos en la chistera de Junts per Catalunya (JpC) que el propio Puigdemont.
La reforma está pendiente de un dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias solicitado por el PSC
Descartados el plan B (Sànchez) y el C (Jordi Turull), la formación vuelve a especular con la investidura del ex president, a base de forzar la aprobación de una reforma de la ley de presidencia que avale tanto su investidura telemática como el nombramiento también a distancia de los consellers del gobierno catalán.
La reforma está pendiente de un dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias solicitado por el PSC y que tiene que entregarse esta semana. Claro que no es vinculante, con lo que, pase lo que pase, los puigdemontistas pueden insistir en una reforma que quieren aprobar por el procedimiento exprés de lectura única, a falta de comisiones legislativas, que no se constituyen hasta después de la investidura.
Otro bucle
En febrero, los servicios jurídicos del Parlament ya entregaron un informe –firmado solo por el secretario general de la cámara, Xavier Muro, porque el letrado general, Antoni Bayona, se desmarcó- que avalaba la reforma pero con muchísimas reservas: la principal, que pudiera tener una finalidad instrumental, la de investir a Puigdemont, lo que podría contradecir, advertía el informe, las medidas cautelares dictadas por el Tribunal Constitucional.
Como se ve, esta vía es otro bucle, que, de tirar adelante, volvería a acabar en manos del TC. En todo caso, para llegar hasta ahí haría falta el visto bueno de ERC, que ya hace tiempo que no está por la labor de seguir haciendo girar la rueda, y exige ya un gobierno efectivo.
Las peticiones de Esquerra, compartidas por buena parte de un Pdecat sometido a la voluntad de Puigdemont, son desoídas por este
Las peticiones de Esquerra, compartidas por buena parte de un Pdecat sometido a la voluntad de Puigdemont, son desoídas por este, y ya no se descarta que se acabe volviendo a las urnas, una opción que hasta que el ex presidente fue excarcelado, no entraba en las quinielas.
Cargarse de razones
Dicen en JxC, donde el Pdecat nunca ha llevado la voz cantante, que no se trata de apurar la cuenta atrás hasta el último día, pero sí de aprovechar el tiempo para seguir denunciando ante instancias internacionales la represión ejercida por el gobierno de Mariano Rajoy y el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena.
Esa línea de actuación sí la comparte Esquerra. La discrepancia proviene de que Puigdemont entiende que insistir con otro intento frustrado de ser investido serviría para seguir reforzando esa vía, mientras que para los republicanos seguir cargándose de razones no compensa que se prolongue el periodo de aplicación del 155. Claro que tampoco ayuda a ERC que los movimientos dados la semana pasada en la senda de la denuncia por el presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, no resultaran demasiado convincentes.
Una eventual entrega del ex president a las autoridades españolas supondría un nuevo giro, y disparar las apuestas por las elecciones
Así las cosas, no está en la agenda poner el nombre de ningún nuevo presidenciable sobre la mesa hasta que la ley de presidencia se tramite en el Parlament, lo que en el Pdecat prevén que pase entre el 2 y el 7 de mayo, y el TC la fulmine.
Después, todo seguirá dependiendo de Puigdemont, y de sus circunstancias. Una eventual entrega del ex president a las autoridades españolas supondría un nuevo giro, y disparar las apuestas por las elecciones. Y ni siquiera en caso contrario, el escenario de nuevos comicios es descartable. Conviene no olvidar, eso sí, el gusto que la política catalana, y muy particularmente el independentismo, ha desarrollado en los últimos años por los giros de guión de última hora, ni menospreciar la técnica que ha afinado para salvar in extremis pelotas de partido.