Un dron de Òmnium cuestiona de antemano la sentencia del 1-O
El aparato difunde el lema de la campaña de Òmnium inspirado en los alegatos finales de Jordi Cuixart en el Tribunal Supremo
Un dron gigante contratado por Òmnium Cultural ha comenzado a sobrevolar las playas catalanas este sábado con una pancarta gigante con el lema «Ho tornarem a fer» (Lo volveremos a hacer).
Según ha informado la entidad cultural en un comunicado, el dron sobrevolará este verano el litoral catalán con la pancarta gigante con el lema de la campaña que Òmnium Cultural ha impulsado a partir de los alegatos finales que hizo ante el Tribunal Supremo (TS) su presidente, Jordi Cuixart, en prisión preventiva desde el 16 de octubre de 2017.
La pancarta ha comenzado a sobrevolar las costas catalanas este sábado y lo hará cada fin de semana, por la mañana y tarde hasta el 18 de agosto, en los tramos de litoral que van desde Blanes (Girona) hasta Premià de Mar (Barcelona) y desde Cunit (Tarragona) hasta Roda de Barà (Tarragona).
Òmnium y la sentencia del TS
El jucio del procés terminó el pasado miércoles tras cuatro meses de sesiones y la celebración de elecciones generales, europeas, autonómicas y locales en un inensísimo segundo trimestre de 2019. Tras el verano el alto tribunal deberá comunicar la sentencia, previsiblemente antes de fin de año.
Las declaraciones de Zapatero sobre la sentencia del juicio al «procés» fueron tema de conversación esta semana en ‘La Plaza’:
Jordi Cuixart ya anunció que no está seguro de que la sentencia política que pedía el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sea posible. Su tesis apuntaba en la dirección contraria. El presidente de Òmnium Cultural expresó que las sentencias del juez del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, serán «duras» y avisó al independentismo que «dolerán».
Después de que Zapatero se alinease con los presos, pidiendo una sentencia que permita «recuperar la convivencia» y una resolución encajada con «racionalidad» para «no comprometer el diálogo», Cuixart contrarresta esta posición asegurando que el Estado, en realidad, quiere ver a los soberanistas «desanimados y rendidos».