Tres años de Von der Leyen: unidad ante las crisis, incertidumbre ante el reto energético

La capacidad de respuesta de la Comisión sobresale en el ecuador de un mandato atípico marcado por la pandemia, la invasión de Ucrania y el precio del gas

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. EFE.

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Cuando Ursula Von der Leyen (Bégica, 1958) tomó posesión como presidenta de la Comisión Europea el 27 de noviembre de 2019, siendo la primera mujer en ocupar este puesto, ni la pandemia de Covid llegada desde China, socio necesario y competidor a la vez para la UE, ni la invasión a Ucrania por parte de Rusia, país declarado esta misma semana por el pleno del Parlamento Europeo como estado promotor del terrorismo, entraban en las previsiones comunitarias.

No al menos en las que se manejaban de manera pública cuando, gracias a los votos a favor de las tres grandes familias políticas de Europa (socialdemócratas, conservadores y liberales) pero con un estrechísimo margen, tomó posesión como presidenta del brazo ejecutivo de la UE quien hasta entonces había sido la ministra de Defensa de la cánciller Angela Merkel.

En aquel primer discurso, la candidata del Partido Popular formuló tres ejes prioritarios para su mandato: el pacto verde, la digitalización y el refuerzo del modelo europeo tras el nefasto Brexit.

Tres años después de aquello, Economía Digital analiza desde Estrasburgo, en el marco del último pleno de la Eurocámara, con varios eurodiputados españoles el debe y el haber de una Comisión que, de la mano del Parlamento y el Consejo, ha afrontado «desde la unidad», punto en común de todos, una de las etapas más inciertas de la historia de la Unión.

Desde entonces, los retos no han cambiado pero ahora la soberanía energética y el tope del precio del gas es, en el inmediato, el desafío mayor por la deriva que causa en todos los ámbitos. Sirva de ejemplo cómo el bloqueo durante meses a la exportación de millones de toneladas de cereales en Ucrania ha anticipado lo que vendrá en 2023: tensión social en Europa y un movimiento migratorio sin precedentes desde África.

¿Obligan las circunstancias a una redimensión de los propósitos?, ¿es realista que la Comisión mantenga la misma hoja de ruta para la estrategia verde?

Coordinación, investigación y deuda mancomunada: lecciones del Covid

Menos los negacionistas, que existen y ocupan escaño en la cámara europea, es difícil encontrar voces en la delegación española que no saluden como un gran éxito la respuesta que las instituciones europeas dieron a la Covid. Aunque se reconoce que en las primeras semanas desde la declaración de la pandemia, hubo desconcierto, cierta parálisis y se temió que la UE volviera a abandonar a su suerte a los estados o, aún peor, que aplicara, como en 2008, medidas de austeridad por la recesión económica derivada del parón de la actividad, los eurodiputados subrayan la lección de coordinación que resultó de la pandemia.

La investigación mancomunada de los estados para la vacuna de la Covid19 ha sido uno de los grandes logros de la UE.

Para la socialista Lina Gálvez, vicepresidenta primera de la Comisión de Industria, una de las áreas parlamentarias que más trabajo de negociación está exigiendo por parte de los eurodiputados, «la gran lección es que nos hemos dado cuenta que pertenecer a la UE es beneficioso para los ciudadanos». Y aunque queda por delante la quimera de la unión fiscal, «el endeudamiento colectivo, que tuvo su origen tanto en la reacción de la presidenta Von der Leyen como del Parlamento Europeos, es un primer paso que define cómo hacer un traje a medida cuando es necesario».

Por su parte Dolors Montserrat, jefa de la delegación del Partido Popular en el Parlamento, «estos tres años se podrían definir como los de la superación y fortalecimiento de Europa. Cuando todavía no se había superado esta pandemia, Putin empezó una terrible guerra en Ucrania que también nos golpea económica y energéticamente a todos los europeos, la UE supo reaccionar. Ha puesto sobre la mesa en tiempo récord vacunas, impulsó unos fondos europeos históricos para ayudar a las pymes, autónomos y familias y trabaja para acabar con la dependencia energética rusa, generar energía en Europa y mejorar las conexiones entre países».

En este sentido, Adrián Vázquez, presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y jefe de la delegación de Ciudadanos en la Eurocámara tras la salida hace unos meses de Luis Garicano, y hoy uno de los nombres en la palestra para suceder a Inés Arrimadas en la refundación de un partido en la zozobra, reconoce que «la Comisión Europea ha tomado decisiones acertadas a la hora de encarar sendas crisis: la compra de vacunas, los fondos de recuperación, la unión frente a Rusia y el apoyo a Ucrania. No es fácil mover a los Estados miembros a una y en las grandes respuestas se ha conseguido«.

Redimensión de la estrategia verde

Sin embargo, para Vázquez, la Comisión adolece de dosis de realidad del nuevo contexto surgido de estas dos crisis sucesivas sobre todo en lo referente a la agenda verde de la UE: «Creo que a la Comisión le ha faltado aceptar que las crisis que hemos sufrido van a tener consecuencias de calado y que no son un paréntesis respecto a los planes con los que entraron: son un punto y a parte. La Comisión tiene que adaptar sus planes y aceptar que la realidad que enfrentamos hoy es muy distinta a la de hace dos años y a la que nadie predijo».

En esta línea, se sitúa la opinión del PP europeo, aquí formulada por Dolors Montserrat. «En el PP estamos comprometidos con la lucha contra el cambio climático, y pedimos que se haga de la mano de los sectores económicos y no contra ellos. Por eso pedimos adaptar las medidas a la realidad económica del momento. No es lo mismo exigir el cumplimiento de medidas cuando la economía crece de manera robusta y las empresas tienen cierto margen para adaptarse, como el mundo rural, que cuando tenemos una crisis energética encima que asfixia a las familias y una crisis de inflación que arruina a familias y negocios».

Flexibilidad en la agenda verde, eso piden los liberales y conservadores de la Eurocámara a la presidenta Von der Leyen, grupos que ponen el dardo en una de las estrategia clave de la agenda europea: la llamada De la granja a la mesa, que persigue transformar la forma de producir y de consumir alimentos en Europa para reducir la huella medioambiental y garantizar alimentos saludables y asequibles. Estos objetivos, loables a su juicio, deben ser en estos momentos «redimensionados». «Las medidas contra el cambio climático no pueden comprometer la competitividad de la industria europea», señala Montserrat.

Precisamente, para María Eugenia Rodríguez Palop, jefa de la delegación de Podemos y vicepresidenta primera de la Comisión de Igualdad en el en el Parlamento Europeo, el miedo es que las crisis sirvan de excusa para dejar atrás los deberes a los que se comprometió la UE. «Temo que la guerra de Ucrania nos lleve a una situación de retroceso, reaccionaria que le dé vuelos a la extrema derecha que es, en estos momentos, nuestra mayor amenaza. La soberanía alimentaria y la soberanía energética y cómo se van a hacer compatibles es lo que genera más dudas».

En este sentido, para Gálvez «necesitamos una reforma en el mercado de la electricidad que garantice un precio que lo atienda como lo que es, un bien esencial para la vida. Es decir, un marco que garantice que, frente a los beneficios de los actores políticos y económicos, nos dote de una legislación resiliente y sostenible a largo plazo, que sea sólida y dé respuesta a los ciudadanos ante las circunstancias futuras que puedan venir».

El factor humano: el ‘sofagate’ que la reveló feminista

En la lectura de los tres años de esta Comisión, no debe obviarse el factor humano. Úrsula Von der Leyen, primera mujer al frente de la institución, sucedía en el cargo al luxemburgués Jean-Claude Juncker y en no pocos análisis se ha deslizado la falta de «autoridad» o «peso político» de sus decisiones respecto a su antecesor.

Señala esta mirada machista, cargada de paternalismo, Gálvez (PSOE). «Úrsula no partía con una conciencia muy feminista, pero su propia experiencia personal –por ejemplo, con los dos sofagates vividos con el presidente del Consejo – y el trabajo en su entorno, el entorno, ha acrecentado su compromiso con la igualdad. Se le ha tratado en algunas ocasiones con más dureza por el hecho de ser mujer«.

De hecho, hay análisis que sugieren que detrás de ese compromiso con la igualdad y con el impulso de las políticas progresistas, está la mano de su vicepresidente, el socialista Frans Timmermans. No en vano, una de las directivas de más peso en este campo ha sido la aprobada esta misma semana en el Parlamento Europeo para favorecer la incorporación de las mujeres en los consejos de administración de las empresas no cotizadas. Diez años ha estado bloqueada esta normativa, sobre todo por la reticencia del Consejo, por la opinión de países, como Alemania, país de la presidenta de la Comisión, que no terminaban de conciliar sus políticas de Empleo e Igualdad.

En esta línea, se encuentra la reflexión de Rodríguez-Palop (Podemos). «Von der Leyen llegó con un programa superconservador, que no contemplaba ni el elemento verde, ni la perspectiva de género, dos aspectos que han marcado esta legislatura. Bajo la presión de grandes grupos, de S&D y los Verdes, en la segunda vuelta de su presentación modificó el programa y adquirió ciertos compromisos en estas línea que sí ha ejecutado«.

Para Vázquez (Cs)«, políticamente, «Úrsula, en tanto que representante del gobierno de la Unión, puede todavía crecer para hacerse una líder más cercana con la que la ciudadanía europea se sienta más identificada. Queda claro que tiene un buen perfil para la gestión, pero la Unión Europea es también más cosas que una buena gestión común: es una identidad, un espíritu, unos valores compartidos y un demos común. Creo que puede mejorar en encarnar todo eso de una forma más vívida que hasta la fecha».

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