Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado, ha presentado su renuncia al cargo en el que ha permanecido casi tres años. Prácticamente desde el momento en que asumió el cargo, el ahora dimitido se ha quejado en privado de que el Gobierno no ha dado a la fiscalía el trato que merece.
Los casos de Luis Bárcenas, relacionado con la financiación irregular del partido en el Gobierno y que se instruye en la Audiencia Nacional, y el del 9N y la querella contra Artur Mas y su gobierno por la pseudo consulta soberanista son los últimos y más graves conflictos que han pesado sobre la independencia de la fiscalía.
Sin novedad con el cambio
El anterior ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, era un hombre de partido, mientras que su relevo, Rafael Catalá, es un técnico. Sin embargo, el cambio en la titularidad del departamento no se ha reflejado en las relaciones y la politización de la fiscalía.
Formalmente, Torres-Dulce ha alegado motivos personales a la vez que solicitaba volver a su destino en la fiscalía del Tribunal Constitucional.
Despedida formal
Ante el anuncio del fiscal general del Estado, el Ministerio de Justicia emitió un comunicado rutinario, agradeciendo los servicios prestados. «Gobierno manifiesta su más absoluto respeto a su decisión, tomada por motivos personales. El Gobierno le agradece profundamente su eficacia y entrega en el fiel desempeño de sus funciones, en cuyo ejercicio ha velado siempre por la defensa de la legalidad y del orden constitucional, actuando con plena objetividad e independencia en el desempeño de sus cometidos.»
Tras subrayar las dificultades de estos últimos tres años, el ministerio elogia el trabajo de Torres-Dulce, que «siempre ha mantenido su autonomía, desde el rigor y con el máximo respeto a la legalidad».
«Siempre ha desempeñado sus funciones con una absoluta entrega, demostrando una gran vocación de servicio público, así como una encomiable dedicación al interés general de todos los ciudadanos».
Antecedentes
Torres-Dulce, de 64 años, conservador y muy conocido a nivel público sobre todo por su faceta cinéfila, ingresó por oposición en la Escuela Judicial en 1975 y optó por la carrera fiscal, ejerciendo en Sevilla, Guadalajara y Madrid.
Mantuvo malas relaciones con su antecesor en el cargo, Conde Pumpido, quien le apartó de su anterior cargo, una medida que fue muy criticada entonces –2005– por el Partido Popular.