Torrent activa la cuenta atrás para la no-investidura de Sànchez
Roger Torrent vuelve a solicitar a Llarena que permita a Jordi Sànchez asistir el viernes al pleno de investidura, ahora invocando a la ONU
Roger Torrent convirtió este lunes la semana en una nueva, la enésima, cuenta atrás, una manera como otra de que la tensión narrativa no decaiga. Lo hizo poniendo fecha a un nuevo pleno de investidura, convocado para el viernes, y esta vez, para ungir a Jordi Sánchez. Es la cuarta vez que lo hace desde que asumió el rol de presidente del Parlament, pese a que hasta la fecha, solo se ha llegado a celebrar una sesión, aquella a la que Jordi Turull acudió como presidenciable pero sabiendo que no tenía nada que rascar, el día antes de volver a ingresar en prisión provisional.
La convocatoria ha ido acompañada de una nueva petición al juez Pablo Llarena para que permita la asistencia al pleno de Sànchez. Torrent ya le pidió lo mismo lo hizo hace un mes, y el no fue tan rotundo que Sànchez anunció a los pocos días que renunciaba a su acta y a la política activa. La renuncia, claro está, no pasó de provisional. O de declaración de intenciones. Como tantas cosas relacionadas con el procés.
El plan no es Sànchez, es dejar en evidencia al Estado, esta vez, dirán, por ignorar a la ONU
La principal diferencia entre este intento y aquel es el documento con el que el Comité de Derechos Humanos de la ONU constató que había recibido la petición de amparo presentada por los abogados de Sànchez, un papel que insta al gobierno español a tomar «las medidas necesarias» para preservar los derechos políticos del ex presidente de la ANC. Ni el acuse de recibo obliga a nada ni el Tribunal Supremo forma parte del ejecutivo, pero el independentismo juega la carta no porque albergue esperanzas de investir a Sànchez, sino precisamente para apuntalar su relato. El plan no es Sànchez, es dejar en evidencia al Estado, esta vez, dirán, por ignorar a la ONU.
De hecho, casi mejor, para los promotores de la resucitada vía Sànchez, que este no obtenga el plácet de Llarena. Si lo hiciera, habría un nuevo lío que resolver in extremis, porque por ahora, las cuentas siguen sin salir. Para que lo hagan, hace falta que la Mesa del Parlament , como ya hizo con el de Puigdemont, valide el voto delegado de Toni Comín, que sigue sin querer renunciar a su acta. Pero hasta el del ex president, autorizado el martes pasado, está en cuestión. El PP ya ha registrado la solicitud a la mesa para que se revoque, alegando que su situación ha cambiado porque ya no está en prisión.
La duda es si, superada la nueva cuenta atrás, JpC acatará el pacto con ERC de plantear un candidato viable, o seguirá estirando el chicle
Más allá del viernes, todo es niebla. Cuando a JpC se le pregunta por un plan D -o E-, si el nuevo intento con Sànchez no fructifica, insiste en que la opción A es Carles Puigdemont, pese a que a nadie se le escapa que si no es posible investir a Sànchez, menos aún a Puigdemont. Si el viernes, era Elsa Artadi la que insistía en la idea en Els matins de TV3, ayer lunes, en el mismo escenario, le tocaba turno a la ex consellera Clara Ponsatí.
La duda es si, superada la nueva cuenta atrás y ni el viernes en primera instancia ni el lunes siguiente en segunda Sànchez es investido, JpC acatará el pacto que tiene con ERC de plantear finalmente un candidato viable, o seguirá estirando el chicle, y hasta cuándo, a base de seguir especulando, esta vez con Puigdemont, candidato imposible, y también el único al que la CUP apoyaría aunque no presentara un programa de gobierno abiertamente rupturista.