Torra reclama la llave de la caja para rescatar a los 260 cargos cesados
Torra quiere restituir a los caĂdos con el 155, pero muchos trabajaban en organismos liquidados, y Rajoy retiene el control de las cuentas de la Generalitat
El primer pulso de Quim Torra y Mariano Rajoy será por la llave de la caja. Rajoy no tiene intención de levantar el control sobre las cuentas de la Generalitat que lleva aplicando desde hace dos años y medio, y la falta de autonomía económica choca frontalmente con uno de los primeros objetivos que se ha fijado Torra, el de la restitución de los cesados durante la aplicación del artículo 155. Porque esa restitución no se ciñe solo a los consellers del anterior gobierno.
En una entrevista en Catalunya Ràdio, Torra explicó este martes que quiere hacer la medida extensiva a todos los cargos cesados en estos meses. Horas después, en la rueda de prensa que dio en Berlín mano a mano con su antecesor Carles Puigdemont, y en la que pidió «diálogo» a Rajoy, Torra también le reclamó la retirada de esa fiscalización a las finanzas.
Control sobre los gastos
El pacto del gobierno del PP con el PSOE para levantar el 155, como se había anunciado que se haría cuando hubiera un nuevo gobierno en Cataluña, devuelve a la Generalitat a la situación en la que estaba hasta el verano pasado. Es decir, implica también el levantamiento del control absoluto sobre las cuentas que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aplicó en septiembre, seis semanas antes de la intervención total del autogobierno.
Pero lo que sí se mantiene es el control mensual sobre los gastos que Hacienda aplica a la administración catalana desde noviembre de 2015. Así, la Generalitat volverá a cobrar mensualmente los anticipios del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), pero Montoro seguirá fiscalizando mes a mes las facturas y el endeudamiento del gobierno catalán, para evitar que se destine ni un euro a políticas destinadas a alimentar el proceso independentista.
El marcaje en corto a las cuentas complica mucho el objetivo de la restitución de todos los cargos cesados
El marcaje en corto a las cuentas complica mucho el objetivo de la restitución, que, según los términos planteados por Torra, se le ofrecería a todos los cargos cesados durante la aplicación del 155. A falta de un dato más actualizado, a mediados de marzo, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría dijo que eran 260, una cifra a la que al menos hay que sumar a la jefa de comunicación de los Mossos de Esquadra, Patricia Plaja, cesada a finales de abril por un tuit personal crítico con la sentencia del caso de la manada.
La lista, exconsellers aparte, incluye al mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, que Junts per Catalunya (JpC) ya ha dicho que quiere recolocar al frente de la policía catalana, y también a docenas de responsables de prensa o miembros de los equipos de cada departamento que podrían volver a ocupar sus puestos, u otros similares, sin problemas una vez vuelva a haber gobierno.
El grupo incluye a algunos de los principales estrategas políticos o comunicativos del govern
Ese grupo incluye a algunos de los principales estrategas políticos o comunicativos del govern, caso de Sergi Sol, hombre de confianza de Oriol Junqueras; Joan Maria Piqué, que tras ser jefe de prensa con Artur Mas asumió el encargo de difundir el proceso independentista entre la prensa internacional, o el ex jefe de gabinete de Puigdemont, Josep Rius, uno de los arquitectos del acuerdo para investir a Torra y desencallar la legislatura.
De hecho, el primer restituído es el propio Torra, cesado el 27 de octubre de su cargo al frente del Centro de Estudios de Temas Contemporaneos, y que tras su cese, fue directo a la candidatura de JpC.
Diplocat y «embajadas»
Pero buena parte de los cesados formaban parte de las llamadas estructuras de estado que Rajoy desmanteló. Por ejemplo, según un estudio efectuado por el colectivo Servidorscat para denunciar las consecuencias de la aplicación del 155, 22 de ellos formaban parte del Consejo de Diplomacia Pública de Catalunya, o Diplocat, el organismo encargado de internacionalizar el argumentario independentista, que ha sido liquidado, y otros 48 trabajaban en las delegaciones de la Generalitat en el extranjero, las conocidas como «embajadas» catalanas, también desmanteladas.
El gobierno de Puigdemont ya fue capaz de organizar la consulta del 1-O sin que Montoro notara nada
Sin autonomía financiera y con el Estado de Derecho poniendo «no uno, sino los dos ojos en el uso de los recursos públicos por parte de la Generalitat», en palabras del líder del PSOE, Pedro Sánchez, tras sellar el pacto para levantar el 155 con Rajoy, parece doblemente complicado que la Generalitat pueda reactivar estos y otros organismos diseñados para avanzar en la causa independentista. Y, en consecuencia, restituir a docenas de cargos de entre los destituidos desde hace siete meses.
Claro que el pasado otoño, estando vigente desde hacía dos años el mismo rigor financiero que volverá a haber a partir de ahora, el gobierno de Puigdemont ya fue capaz de organizar la consulta del 1-O sin que Montoro notara nada.