Torra reactiva su paradiplomacia de cara a la galería
Torra obtiene el ok del pleno del Diplocat para reactivar la que fue pieza clave para difundir la causa del procés, pero sus funciones están por definir
Un nuevo Diplocat reforzado, más potente y ambicioso. Eso es lo que vende la Generalitat con la reactivación, formalizada este miércoles por el pleno de su patronato, del Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña, el «instrumento de país», en palabras del presidente catalán Quim Torra, que los últimos años se convirtió en clave de bóveda de la paradiplomacia de la Generalitat al servicio del proceso independentista, y que fue desmantelado durante la aplicación del artículo 155.
La Generalitat anunció el mes pasado que detenía el proceso de desmantelamiento del organismo, que ya estaba prácticamente completado salvo a efectos formales. Pero eso precisaba del plácet del patronato de la entidad, del que forman parte los ayuntamientos de Barcelona, Tarragona, Girona y Lleida; las cuatro diputaciones, y entidades empresariales, financieras, universitarias o deportivas, entre las cuales, Fomento, Pimec, la Federación de Cajas de Ahorro o el Consejo General de Cámaras de Comercio.
La estrategia de Torra, por definir
Eso es lo que Torra y su conseller de Acción Exterior, Ernest Maragall, obtuvieron este miércoles. Otra cosa es que el reactivado Diplocat es por ahora un conjunto vacío, aún pendiente de que se defina la estrategia que seguirá a partir de ahora. La Generalitat pretende incorporar más socios al patronato y que tengan más participación en el día a día de la entidad, para que así gane peso específico e incidencia.
Otra cosa será que sus socios estén por la labor de permitir que el gobierno catalán vuelva a convertir el Diplocat en el centro del aparato propagandístico de cara al exterior de la causa soberanista.
De momento, este miércoles Torra dijo sentirse «apoyado y acompañado» en el proceso de restitución de «una herramienta» que «nos ayuda a explicarnos al mundo». ¿En qué términos? Maragall fue algo más lejos, pero siempre sin abandonar esa ambivalencia que el ejecutivo de Torra ya ha convertido en norma, y apunto que el Diplocat ayudará a explicar «qué es el derecho de autodeterminación» pero también «la pluralidad del país».
Restituciones de cara a la galería
El caso es que por el momento la reapertura no es ni controvertida. Al cabo, el Diplocat no es más que la última encarnación del antiguo Patronato Catalán Pro Europa, creado en 1982, y solo en los últimos años Artur Mas lo puso al servicio del procés. Su reapertura ni siquiera se trató en la reunión que Maragall mantuvo el lunes con el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, según el conseller.
Quien no volverá a liderar el ente es su ex secretario general, Albert Royo, que no será restituido por voluntad propia. «Razones profesionales», apuntó Torra. De momento, y hasta el próximo pleno, previsto para finales de año, pero aún sin fecha, sus funciones las asumirá de forma interina la secretaria general del Departamento de Acción Exterior, Natàlia Mas.
Tampoco hay concreción respecto de la restitución de los empleados del Diplocat que fueron despedidos cuando el gobierno de Mariano Rajoy lo disolvió, en un proceso que la Generalitat calcula que tuvo un coste de 750.000 euros que estudia reclamar en los tribunales. La intención es volverlos a contratar, pero no hay plazos marcados.
Los puntales de la paradiplomacia, tras el verano
La indefinición que caracteriza la supuesta reactivación del aparato paradiplomático de la Generalitat se extiende a la reapertura de las delegaciones en el exterior, que también llegaron a ser conocidas como «embajadas catalanas», aunque ahora Maragall procura evitar esa terminología.
A finales de junio, el Govern anunció la reapertura de las seis primeras de entre las 11 que fueron cerradas 155 mediante. Se firmaron los decretos, se nombró a sus responsables y se dijo que estarían operativas en pocas semanas. Ahora, Maragall admite que no lo estarán hasta pasado el periodo estival.