Torra deja el método de recuento ensayado la pasada Diada en el cajón
La Generalitat y la UAB renuncian a volver a usar el algoritmo puesto en práctica el año pasado para contar los manifestantes del 11 de septiembre
El nuevo sistema de recuento de personas en grandes aglomeraciones que el gobierno catalán ensayó la pasada Diada se ha quedado este año en el cajón. La prueba piloto no resultó concluyente y este año, tanto el govern de Quim Torra como el Centro de Visión por Computador (CVC) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que es el que desarrolla el proyecto, han desistido de volver a ponerlo en práctica este 11 de septiembre.
La Generalitat se limita a constatar que este año no está previsto volver a usar el sistema, que, según se explicó el año pasado en su presentación, se basa en un logaritmo que, con técnicas de visión artificial, consigue estimaciones a partir del análisis de fotografías con una franja de error de entre un 10 y un 20%, la más baja conseguida hasta ahora.
Fuentes del CVC explican que en la Diada de 2018 el centro no recabó suficientes fotos para cubrir la totalidad de la manifestación, que ocupó la avenida Diagonal de Barcelona desde la plaza de les Glòries hasta Palau Reial, es decir, a lo largo de más de seis kilómetros, por lo que no pudo hacerse una estimación suficientemente afinada de la cifra de manifestantes. Las mismas fuentes añaden que desde entonces, se ha optado por utilizar el sistema para conteos más modestos, por ejemplo, de cara a monitorizar conciertos.
Llamamiento del govern
La nueva técnica de visión artificial se presentó en el Mobile World Congress del año pasado, y, en aquella cita, el ahora conseller de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puigneró, entonces aún secretario de Telecomunicaciones, Ciberseguridad y Sociedad Digital, la vendió como «una muestra de cómo la tecnología puede ayudar a ahorrarse debates estériles, como el de cuántas personas han asistido a una manifestación».
Cuatro días antes de la Diada 2018 –es decir, medio año después de aquella presentación en sociedad-, la Generalitat anunciaba la prueba piloto a modo de puesta a punto y con una llamada a la ciudadanía para que enviara imágenes de la concentración vía redes sociales que pudieran ser utilizadas para la investigación. El govern ya advirtió de que no haría públicos los resultados de esa primera prueba, porque de lo que se trataba era de afinar el sistema para poder ofrecer datos, entonces sí, en futuras ediciones de la Diada y otras grandes manifestaciones.
Guerras de cifras
La Generalitat no da un número oficial de asistentes a la Diada desde 2013, cuando cifró la participación en la Vía Catalana, la cadena humana de 400 kilómetros desplegada de norte a sur de Cataluña, en 1,6 millones de personas, mientras que el Gobierno la limitó a 400.000 asistentes.
Un estudio encargado por Sociedad Civil Catalana (SCC) y dirigido por el catedrático de estadística de la UAB Joan Maria Oller, cifró unos meses después la asistencia en 793.683 personas. Claro que en ese caso no hubo visión digital de por medio, solo analógica: decenas de voluntarios se dedicaron a contar uno a uno los participantes que aparecían en las más de 100.000 fotografías con las que la Assemblea nacional Catalana (ANC), que es quien organiza cada año la concentración, confeccionó la gigafoto, una imagen continua en la que se podía reseguir la totalidad de la cadena.
El año pasado, como el anterior, la Guardia Urbana de Barcelona habló de un millón de asistentes, mientras que SCC, dio la cifra de 200.000. Y, con el método científico anunciado el año pasado a bombo y platillo metido ahora en el congelador hasta nueva orden, la guerra de cifras sigue teniendo el presente y el futuro asegurados.